Image: El silencio de la luna

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Poesía

El silencio de la luna

José Emilio Pacheco

17 abril, 2003 02:00

José Emilio Pacheco

Pre-Textos. Valencia, 2003. 206 páginas, 15’03 euros

José Emilio Pacheco resulta el poeta mexicano actual más conocido en España. Ya en 1986 Villena le dedicó un importante estudio en la memorable colección Los Poetas, de ediciones Júcar.

Ahora Pre-Textos reedita en España El silencio de la luna, de 1994. Coloquialismo, concisión, compromiso, ironía son rasgos que aproximan su escritura a los poetas españoles del 50, casi coetáneos suyos (Carlos Sahagún, el más joven, nació en 1938, Pacheco en 1939), y quizá ello explique su predicamento en los 80, cuando buena parte de la poesía joven iba por esos derroteros.

Pero la evolución de Pacheco ha ido en sentido contrario al de la poesía española, un tanto cansada en los últimos tiempos de los excesos del realismo y deslumbrada de nuevo por los fulgores del irracionalismo y las honduras de la metafísica (generalizo un tanto, ciertamente). Pacheco se ha ido haciendo más seco, más coloquial, más alérgico al barroquismo expresivo. También más discursivo y razonador. Muchos de sus poemas glosan una noticia periodística, un conocido palíndromo.

No escasean los poemas, en este libro abundante, que parecen fáciles improvisaciones, ocurrencias, rasgos de ingenio. Son los riesgos de escribir una poesía deliberadamente sin coturno, a ras de suelo, en la que tienen cabida todas las preocupaciones del hombre contemporáneo, no sólo las consideradas convencionalmente como aptas para la lírica.

Pero cuántos textos admirables en esta poesía inteligente y áspera, que no condesciende con la falacia patética ni con el aria de bravura, que hace, como quería Unamuno, sentir al pensamiento y pensar al sentimiento. Pacheco es un maestro del poema breve. El gusto por la concisión le lleva a atreverse con el imposible poema de un único verso, como el titulado "Alabanza": "En silencio la rosa habla de ti".

Muchos de los poemas de El silencio... están puestos en boca de personajes históricos, recrean viejos mitos. En "Oscura entre las sombras" el infierno al que vuelve el poeta en busca de Eurídice es un carnaval de 1970. El rey David, don Juan nos hablan en otros poemas del amor y la vejez, su culturalismo es una forma del pudor. También el aparente distanciamiento añade verdad e intensidad a los poemas de denuncia social. "Un reo bendice a Torquemada", "El padre de los pueblos", "La derrota" valen para cualquier dictadura, expecialmente para las que gustan de exhibir su buena conciencia. No sabemos en quién estaría pensando Pacheco cuando escribió "El Gran Inquisidor", pero pocos lectores dejarán de asociarlo en estos momentos a Irak y la ONU.

Poeta circunstancial José Emilio Pacheco, pero de circunstancias históricas que se repiten una y otra vez, poeta impuro, que no desdeña la anécdota, y también poeta lírico, casi oriental en la desnudez de sus estampas paisajísticas. No todos los poemas de El silencio de la luna están a la misma altura, cierto; José Emilio Pacheco tiene la elegancia de no pretender ser sublime sin interrupción. No siempre se nos muestra como gran poeta, pero sí como interlocutor inteligente. Se le escucha con gusto: le gusta ir al grano, no enredarnos con palabras bonitas. Y de pronto ocurre el milagro y un poema se pone en pie sobre la página.