Poesía

Poemas de amor y no

José María Parreño

23 marzo, 2006 01:00

José María Parreño. Foto: M.R.

Ayunt. de Málaga, 2005. 144 págs., 8’5 e.

Con los poemas de sus siete libros ya publicados y otros materiales nuevos, José María Parreño (Madrid, 1948) presenta ahora una reorganización completa de su obra que se desentiende en principio de la cronología -salvo que los textos nuevos forman la sección final-, de manera que esta obra no es una obra reunida, sino un libro nuevo. En una lectura superficial se podría decir que el amor es el tema que recorre todos los poemas. Pero no. Es tanto el amor como su no en un difícil equilibrio -Parreño no es sólo un poeta, sino un teórico del amor- lo que recorre este libro escrito "sobre el difícil/ fiel de la balanza/ que pesa sobre el amor y su no".

Desde la negatividad más positiva, el más optimista nihilismo, la paradoja entre el amor y su no supone un largo peregrinaje erótico cuya estación término se anuncia ya desde la estación de partida: "Sé que cuando levante la pluma del papel, ella y yo, tal como los he nombrado, no habrán existido nunca. O si existieron, no éramos nosotros."

La isotopía de la negatividad -la abundancia de adverbios como no, etc. es desbordadora- presta su tono a los poemas tiñéndolos de incertidumbre, de no saber, nunca de sombra ni de tonalidad lúgubre. Porque Parreño jamás canta al amor sin cantar a la vez a su no, porque el mayor logro de su libro reside en esta rara exaltación del no exenta de desesperación. Porque acepta que donde ayer habitó el amor hoy habite su no. Que el amor de hoy habite mañana en otro nombre, en otro sitio: "sé también que no puedo/ detener este olvido que inicio/ y que un día borrará tu nombre tu historia este poema". Que el amor es el círculo perfecto que cuando acaba empieza "otra vez […] desde otro amor". Y es que "amor/ no nos hace dueños de lo amado" porque "nada/ nos da derecho a nada".

Quizá porque "Me gustan las cosas cuando las tengo", quizá porque lo único real es que "el deseo es el deseo del deseo", Parreño nos cuenta una historia de amor que no tiene final porque aún no ha comenzado. Y así, al llegar al final, solamente sabemos que nunca nos movimos, pues estamos aquí, "No al final, sino al principio. Aunque no sepamos de qué". O sí que lo sepamos: de esta original teoría del amor.