Image: Helena en Egipto

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Poesía

Helena en Egipto

H.D. (Hilda Doolittle)

21 junio, 2007 02:00

H.D. (Hilda Doolittle). Foto: Archivo

Prol: Jeffrey Twitchell-Waas. Trad: Alberto Martínez. ígitur Tarragona, 2007. 365 pp., 20e.

Dos actitudes puede seguir el lector ante este libro de poemas -o ante este extenso poema de poemas-, o bien sumergirse en la cultura que subyace en su mundo, en la erudición que nos conduce directamente al tiempo de los héroes y mitos homéricos, o bien leer cada poema de una manera autónoma y centrarnos en su lirismo, olvidando la leyenda en que se sustenta la obra. En el primero de los casos atenderíamos a ese proyecto global que la autora se ha trazado y que sustenta en su excelente conocimiento de la literatura griega. En la segunda actitud lectora, nos guiaría simplemente la música de los versos y cuanto de manera muy concreta se nos dice en cada poema, reforzado éste a su vez por un resumen temático, previo, en prosa.

La trama del libro, y de ahí su título, es la de que Helena nunca estuvo en Troya sino que, a instancias de Zeus, viajó a Egipto. De este hecho se hizo eco el poeta Estesícoro de Sicilia, pero esta versión no sólo se repite en el tiempo sino que llega hasta los poetas griegos de nuestros días. Así sucede, por ejemplo, en Yorgos Seferis, el cual dedicó su bellísimo poema "Helena" al mismo tema -sin duda uno de los más inolvidables suyos, junto al titulado "Los ruiseñores no te dejan dormir en Platres"-, y que cerró con un desgarrado lamento sobre la inutilidad de todas las guerras, y en concreto de la de Troya: "tanto dolor y tantas vidas/ se fueron al abismo/ por una túnica vacía, por una Helena".

También es muy necesario para valorar este complejo y abarcador libro de poemas conocer la vida de su autora, pues de continuo etapas de la misma se interrelacionan con el proceso creador de su libro. Comprenderemos así qué importancia tuvo para ella y para su libro su encuentro con otro poeta de su país, Ezra Pound, con el que llegó a comprometerse en 1907. Hilda Doolittle (Pensilvania, 1886-Zurich, 1961) firmaba sus libros con las iniciales de su nombre, H. D., y perteneció a aquella fecunda generación de escritores estadounidenses que buscaron inspiración en la Europa de las primeras décadas del siglo XX. Para Doolittle no sólo fue preciosa la amistad y el consejo de Pound, sino también la lectura del gran libro de este autor, los Cantos, hasta el extremo de que muchísimas claves del libro de la primera nos remiten al libro de Pound, y Helena en Egipto puede ser una respuesta -unas veces simulada, otras directa- a los Cantos poundianos.

Esa primera lectura erudita a la que hacíamos referencia nos lleva también al sutil ensayo que va al frente de los poemas, debido a Jeffrey Twitchell-Waas. El tema Doolittle-Pound es tan importante que prácticamente todo el prólogo está destinado a analizar la relación entre ambos poetas y, en concreto, la relación entre sus voluntariosos poemarios, en verdad dos hitos en el panorama de la poesía inglesa del siglo XX. No son éstos los únicos casos de poemas largos de su tiempo, pero sin duda son dos de los más brillantes por su ambiciosa concepción.

Poco tiene que ver, al menos en la forma, este libro de Doolittle con la atomización expresiva y el fulgor corrosivo de los Cantos poundianos. La autora programa su libro y lo va desarrollando en historias innumerables con una gran minuciosidad explicativa, aunque su tono es siempre narrativo y lineal. También hay en cada poema un lirismo fresco y claro que es el que salva a la obra de ser un texto excesivamente estructurado y prolijo. Gratifica, en cualquier caso, abordar la lectura de un libro que tan poco tiene que ver con cierta poesía -también de lengua inglesa- en la que el simplismo expresivo, la plana exposición de la realidad y el raquitismo imaginativo son las características dominantes.

El libro de poemas de Doolittle, Helena en Egipto, es, por ello, un ejemplo precioso de un determinado tiempo literario, de rigor formativo y de un ambicioso modo de concebir la literatura. Estamos ante un libro que puede o no puede gustar, pero al que no se le puede negar su pertenencia a la gran literatura.