Fundido en negro
Jesús Jiménez Domínguez
29 noviembre, 2007 01:00En su recorrido, Jiménez escribe versos en forma de reloj de arena -"Los pliegues del tiempo ("Del diario secreto de Neil Armstrong")"-, introduce en géneros clásicos el código de la telefonía móvil -"Menú/ Mensajes/ Nuevo SMS/ Opciones/ Enviar ("Epigrama para un interlocutor que se olvidó de vivir")-, inmortaliza a Leopoldo María Panero con copyright de Lennon/ McCartney ("Leopoldo en el subcielo con diamantes"). También visita a Shelley y a Gainsbourg, a Pizarnik y a Jeff Buckley. Y entonces aparece Mazinger Z: "10 010 10 1010/ 01001 01 01 1001/ 1001110 11010010/ (Transcripción:/ Tu ojo lo dice: Adiós es un país/ siempre lluvioso.)". Un haiku numérico más breve que su título: "Koji Kabuto se despide de Sayaka Yomi antes de partir en el planeador". Aquí concluye la expedición. No se puede llegar más lejos.
Como todos los buenos poetas, Jesús Jiménez no necesita de terceros que lo definan: "hablo un idioma de cuchillo herido por la fruta más dulce" ("Cuentan que nací cubierto de una escarcha cerrada"). Todo queda entre el hombre y su obra. Podría pedírsele más moderación en sus grandilocuentes letanías ("Fundido en negro", "Los salmos secretos de Bela Lugosi", "Ave Lucifer"), más originalidad en sus arrebatos postmodernos -"Todos los días el diablo de un golpe/ de Estado en mi cabeza" ("Van Aken Bosch revisited")-, menos información sobre sus fuentes inmediatas: el misterio es condición de la aventura, a los lectores nos entusiasma no saber, intuir, descubrir por nosotros mismos. Premio de Poesía Hermanos Argensola 2007, Fundido en negro es experimentación con conocimiento de causa, innovación firmemente anclada en una tradición cultural que no se detiene en lo puramente literario. Aristóteles tuvo su momento. He aquí la poética de Mazinger Z.