Image: Muescas del tiempo oscuro

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Poesía

Muescas del tiempo oscuro

Antonio Martínez Sarrión

12 febrero, 2010 01:00

Antonio Martínez Sarrión

Bartleby. Madrid, 2010. 126 páginas, 12 euros


De verdadero regalo para los lectores puede calificarse esta edición de Teatro de operaciones (1967), primer libro de Antonio Martínez Sarrión (Albacete, 1939), que viene acompañada de casi una veintena de poemas inéditos rescatados de los años 60 que se reúnen aquí por primera vez con el título Muescas del tiempo oscuro. En la línea de la interesante serie "Lecturas" de Bartleby editores, la obra viene acompañada de un denso prólogo de la también poeta Julieta Valero: "La buena digestión".

Teatro de operaciones, que ahora recupera dedicatorias y presenta unos mínimos retoques, fue uno de los primeros libros del puñado de poetas que presentaría Josep Mª. Castellet como novísimos en conflicto con las poéticas del realismo social más o menos dominante: Arde el mar (1966), de Pedro Gimferrer o Dibujo de la muerte (1967), de Guillermo Carnero, entre los más destacados. A diferencia de la mayoría de aquellos jóvenes poetas, sin embargo, lo que hacía distinta la propuesta de Teatro de operaciones era el arraigo decidido de su escritura experimental en un territorio de crítica histórica que, visto en perspectiva, no resultaba tan distante de lo que a la sazón estaban escribiendo algunos de la hornada poética inmediatamente anterior, con Carriedo, Ory, Labordeta o Crespo como modelos más evidentes. En su personal fusión de testimonio del tiempo oscuro y de experimentación vanguardista, Sarrión acertaba a crearse un espacio poético en el que se infiltraba a cada paso la realidad histórica inmediata: un "teatro de operaciones" por establecer y en el que el memorialismo sarcástico, las estampas de la vida cotidiana, el universo de pueblo, las ensoñaciones del erotismo y tantas otras cosas propiciadas por el cine, la música pop y los tebeos, se presentaban desde la particular distancia de un sujeto interesado en resaltar la sordidez, la represión y la tristeza de la misma posguerra que otros obviaban en otras direcciones y otras estéticas y que, en el caso de Sarrión alcanzaba ya desde el principio unos resultados explosivos.

Como indica el autor en su nota editorial, los poemas inéditos perfilan mejor sus "tentativas y derivas en circunstancias personales y nacionales poco halagüeñas, que mi memoria de hoy, tal vez menos fiable y, en todo caso, mucho más allá y fuera del talante de los poemas, recupera, paradójicamente, como rica en descubrimientos, sobre bastante gozosa". Entre desencantadas evocaciones de la adolescencia y chocarreras parodias del vivir de la España de posguerra vibran con sus sarcasmos otras estampas de la vida colectiva, nuevos guiños al cine y la cultura de masas, muy variadas referencias literarias -Baudelaire, Cavafis, Ory, Guillén-, destellos postistas, coplas, fabulillas, hasta un soneto paródico -"Lope de Vega"- y, sobre todo, las secuencias satíricas de "Clasificados" o "Indulto denegado". Todo ello subraya cuán diferente es la poesía del autor de Teatro de operaciones de la escrita a la sazón por la mayoría de los agrupados en aquella otra "operación" novísima. Baste recordar los versos finales de este libro: frente al venecianismo o la "estética del marabú", Sarrión reclamaba "dejadme hablar a tiros/ de estos paseos de estas tardes de estas/ cuatro paredes tan inhabitables/ de la vieja maldita fruta amarga/ que se nos ha podrido muy adentro/ hasta contaminar el corazón".