Yo quisiera llover
Fernando Aramburu
12 noviembre, 2010 01:00Tanto los poemas del primer libro, Ave sombra, como los de Materiales de derrubio o Sinfonía corporal, evidencian la afición por las asociaciones sorprendentes y la libertad expre- siva, en la estela de un vanguardismo con ecos de Aleixandre, César Vallejo o de la imaginería surrealista. Escritos entre los 17 y los 24 años estos textos responden a unos estímulos estéticos en los que es determinante el cuidado expresivo y rítmico y en cuya retórica no escasean bellos hallazgos metafóricos y, más allá del creciente retorcimiento sintáctico, momentos de emoción compartible como en "Mujer amarrada por el agua" o "Que quede azúcar en tus labios finos". El mar, símbolo temporal en toda su poesía, protagoniza unos desarrollos y unos tonos muy distintos a los de su narrativa, y aporta la materia elemental que protagoniza las reflexiones sobre la poesía como testimonio de un existir efímero, la experiencia amorosa, las evocaciones familiares, los recuentos íntimos y la conciencia de la historia contemporánea.
Mateo, al compás de la Pasión según san Mateo de Bach, dirige los motivos temáticos anteriores hacia la consideración crítica del aparato ideológico religioso. Destacan el ritmo de los versos y una densa imaginería que añaden una luz dramática y una amarga consideración del existir en medio de una desolada realidad entrañada: "porque el único fruto que da el hombre/ es su muerte, y después su muerte toda". Diferentes son los poemas de El tiempo en su arcángel, breves diálogos amorosos que abren un espacio aparte al sentimiento, más concreto, más inmediato y luminoso, como en el poema a la amada dormida que recuerda otros similares de Valéry o Gerardo Diego. Bocas del litoral, en fin, ofrece excelentes poemas más circunstanciados y aligerados de aparato metafórico, dedicados a la hija, a un amigo, a personajes anónimos o escenarios que propician la introspección, como en "Poema muerto" o en "escripción de un saxo": "Yo quisiera llover, llover/ interminablemente, sentir que me deshago en una/ larga melena de gotas finas y festivas.// Mi sueño es un caer, es un caer/ que moja en la desamparada tarde/ los muros/ cenicientos, las lápidas, los rostros". Entre los inéditos, destacan el religioso "Perla candente", de carácter confesional e intimista, y los homenajes de "Humo furtivo" e "Hijo del Cantábrico". Esta antología poética nos permite conocer un perfil muy distinto del Aramburu narrador, y esperamos que siga "necesitando"escribir muchos poemas más.