Image: Las voces encendidas

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Poesía

Las voces encendidas

Carlos Aganzo

24 diciembre, 2010 01:00

Carlos Aganzo

Premio Gil de Biedma. Visor, 2010. 60 páginas, 10 euros

Sería una lectura empobrecedora la que limitase este libro a aquellos poemas que se insertan en la tradición del compromiso, que dejan hablar a "la impertinente voz de la conciencia", como dice uno de ellos. Son cuestiones que forman parte del mundo y en ocasiones afloran en la literatura. En conjunto, la visión que aquí se hace es la de un personaje que descree del mundo tal como es y expresa su nostalgia por otro tiempo en que "el agua de la lluvia no tenía/ todavía el olor de la ceniza", la infancia, la juventud, la edad de la inocencia. Pero ya no hay tal, incluso, se dice, "El agua no es inocente", ni el aire, ni el fuego. Pero hay salvación, es decir, devolución de la inocencia, entre otras cosas, en el amor, el cuerpo deseado, el poema y su misterio, y no puede dejar de mencionarse el jazz que, presente a lo largo del libro, es el tema de la sección final.

Aganzo (Madrid, 1963), autor de varios libros de poesía y para viajeros, y periodista, homenajea al jazz y a varios de sus músicos más prestigiosos. Tal es la vivencia íntima de esa música que acuña la voz "jazmines" y las notas entonces configuran jardines o lo dota de luminosidad y se hace visible, "la luz del jazz que tanto alegra/ mis ojos y mis labios", todo por un principio sinestésico. Por otra parte, la luz ocupa un lugar de privilegio, ya como símbolo ya en cuanto palabra: "Humilde recompensa/ la estrecha luz que deja/ hoy la palabra luz". La escritura de este libro se presenta, pues, como la búsqueda de un modo más de salvación y su lectura no deja indiferente, sino que resulta también salvadora.