Poesía

Otras voces

Eduard Encina, Lena Rodríguez Iglesias, Sergio Fernández Salvador y Gerard Manely Hopkins

22 diciembre, 2011 01:00

Son tan buenos que dan un poco de miedo. Dejar atrás el agua: Nuevo nuevos poetas cubanos (Córdoba: La Bella Varsovia, 2011) no es un manifiesto simplemente porque en la portada no pone manifiesto. Nadie aquí es dócil: desde la ironía de Eduard Encina Ramírez no contra lo antiguo, sino contra lo viejo, hasta la reubicación del sujeto lírico en Legna Rodríguez Iglesias, el impulso es siempre cuestionar, no acatar, pensarlo todo de nuevo. "El filo entra y sale de la carne". Lo presente, lo relevante, lo cierto.

La poesía tranquila a veces nos inquieta. Quietud (Sevilla: La Isla de Siltolá, 2001) es hija silenciosa de la Generación del 98 y del señor que escribió Platero y Yo. Pero eso no hace a Sergio Fernández Salvador inofensivo: entre las cuerdas de la lira de una lírica callada se cuelan versos verdaderos como epigramas de Marcial: "Te lamentas, mezquino, de que falte/ la belleza a su cita con tus ojos". Las mil maneras de abordar lo inmediato están aquí: las metáforas más luminosas nunca son las más brillantes. Poesía contra modas: nunca obsoleta.

Con la cabeza alta y voz contundente, Gerard Manley Hopkins impresiona. No importa cuántas veces hayamos leído su "barbarous in beauty": bellos hasta la barbarie, sus poemas impactan en el cerebro como meteoros, hablando de Dios y de la naturaleza de la pasión. Manierista incluso para el canon victoriano, El mar y la alondra (Madrid: Vaso Roto, 2011) es una antología de poesía, pero también de personalidad: "Que la carne se marchite, y la mortal inmundicia/ caiga para el gusano universal; que el incendio del mundo sólo deje cenizas".