Image: No estábamos allí

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Poesía

No estábamos allí

Jordi Doce

25 noviembre, 2016 01:00

Jordi Doce. Foto: Miguel Lizana

Pre-Textos. Valencia, 2016. 104 páginas, 16€

Ensayista, poeta y aforista, Jordi Doce (Gijón, 1967) ha publicado varios libros de versos. En 2015, la Universidad de Zaragoza editó su antología Nada se pierde. Ha ganado prestigio como traductor de obras de William Blake, Charles Simic, Anne Carson, Thomas de Quincey, Paul Auster y T.S. Eliot, entre otros.

Una cita de Goethe precede a los textos de No estábamos allí. Son las palabras de un hombre consciente de haber superado la mitad de su vida. El poemario se divide en tres secciones conectadas por un hilo narrativo. La parte final, "Monósticos", causa sorpresa. En las páginas iniciales ya encontramos la atmósfera general del libro. Acompañado, el autor se desplaza y explora. Pormenoriza con sosiego su viaje a un país nórdico y nos comunica sus hallazgos: muros, gravilla helada, un botón, una moneda, rostros, perros que imitan a los árboles, una voz que habla desde una zanja, relojes indiferentes o atravesados por el viento. Al margen de los baldíos y las rutas, el poeta dibuja su itinerario íntimo: "Seguí viaje hacia la frontera de mí mismo".

Jordi Doce escribe sin hojarasca verbal. La contención aumenta el misterio de sus textos. El escritor observa un monumento que parece una estupa, dialoga con él, se siente perdido. Crea una belleza diáfana con los versos de "Plegaria". Junto a esta composición, sobresalen por su hondura los poemas "Aquí, ahora, en ningún sitio" y "Piedra". En éste, Doce detalla una realidad convertida "en polvo de escoria que el aire se lleva lejos / y desciende aquí, donde no hay camino, / vistiendo mis ropas y hablando en mi nombre".

El libro no esquiva las sombras. Entre paisajes nevados, estanques con hielo, polvo suspendido y parpadeos, aparece "el curso de las cicatrices". Se asoman los espejismos del alcohol ("Nocturno"), se describe la violencia contra la infancia ("Movimientos"). La angustia se concentra en seis palabras: "la vida está donde nos huye". Los poemas "Contrapunto" y "Epílogo" consiguen retratar el alejamiento entre dos seres agotados por la culpa o la rutina. Únicamente quedan "la luz y sus tenazas tenues / removiendo su porción de rescoldos".

No estábamos allí, con sugerente dibujo de Melquiades Álvarez en la cubierta, incluye cuatro páginas de notas explicativas y agradecimientos. Especialmente interesante es el comentario de Jordi Doce acerca de su poema "Sucesos". Gracias a unas líneas, los lectores tienen la oportunidad de saber cómo trabaja este autor sereno y profundo.

@FJIrazoki