Ahora entiendo la situación. Después de ver el juego de palabras que está usando el presidente Pedro Sánchez para convencer a sus socios de “no al rearme” y a sus aliados europeos de hacer justo lo contrario, creo firmemente que considera que es el heredero del “Rey Sol”, Luis XIV, y el elegido por Dios para guiar los designios del mundo.
Pongámonos en antecedentes. Buena parte de sus aliados en el Congreso de los Diputados están planteando la posibilidad de salir de la OTAN, es decir, mientras el resto de potencias europeas buscan alianzas defensivas, incluso Gran Bretaña, con un papel armamentístico y bélico mucho más fuerte que España, quiere el calor de Europa; nosotros nos permitimos el lujo irresponsable de plantear una hipotética salida.
Y los que no lo hacen prefieren tomar el pelo a nuestros aliados presentando el gasto corriente del ministerio, los presupuestos en I+D o las inversiones en medicina como incremento del gasto militar. Eso sí, que no falte el juego de palabras pidiendo que en lugar de llamarlo “rearme” se llame “inversión en tecnología de doble dirección”.
Como se puede comprobar una vez más, lo importante es el término, no los hechos. Puestos así, yo propondría al señor presidente que vea los sketchs del gran Miguel Gila y que llame a Vladimir Putin para preguntar “¿es el enemigo, que se ponga?”.
Es más, puestos a invertir en tanques, podríamos proponer, como hizo el humorista, llevar a Ábalos insultando desde un Seat 600 por el campo de batalla que “matar no mata pero desmoraliza”.
La diferencia es que en esta ocasión hay líderes que no entienden de diplomacia y tienen ideas imperialistas. Durante décadas hemos creído que con Estados Unidos dentro de la OTAN, cada vez que alguien osara a atacar a Europa, tendríamos la ayuda del “primo grandullón”, hasta que ahora, el de Zumosol, ha dicho que exige esfuerzos paritarios o, de lo contrario, habrá que pagar.
Por poner un ejemplo, si Ucrania quiere contar con armamento, intendencia e información, tendrá que pagar con su central nuclear y sus tierras para la extracción de litio, es decir, que tiene que elegir entre perder territorio o que les esquilmen su país. De una forma o de otra, Ucrania pierde.
Estados Unidos ha dejado claro que no es el defensor del mundo y que si alguien quiere su potencial, ojivas, misiles y tecnología, no podemos aportar tirachinas y juegos de palabras.
Pues bien, en este panorama, el señor Pedro Sánchez se planta en Europa para decir que “no le gusta el término rearme”, que posiblemente no lo llevará al Congreso y, por si fuera poco, los que le sustentan en el poder se plantean salir de la OTAN.
Señor Sánchez, si el mundo va por un camino y usted va por el contrario, quizás el que esté en la mala dirección sea usted y no todos los demás.