Hipótesis y expectación en torno al futuro político de Page tras las elecciones del 23 de julio
A nadie se le escapa en la vida política de Castilla-La Mancha que, más allá de la elección del próximo presidente del Gobierno de España, las generales del 23 de julio pueden tener una significativa incidencia en la comunidad autónoma. No hablamos de las nuevas políticas que desde la Moncloa se puedan aplicar en Castilla-La Mancha ni de los acuerdos de gestión que el Ejecutivo regional pueda alcanzar con el nuevo presidente, sea Pedro Sánchez o sea Alberto Núñez Feijóo, sino de la posibilidad de que el resultado de las elecciones provoque algún tipo de cambio sustancial en la vida pública regional. Todo está por ver pero es una contrastada realidad que el futuro político del presidente de la Junta, Emiliano García-Page, lleva todo el verano en los mentideros políticos, dentro y fuera de Castilla-La Mancha.
La expectación, por tanto, es muy alta en torno a Page. Las elecciones generales son decisivas para España, bien con una reedición de la coalición de gobierno de Sánchez, bien con un ejecutivo presidido por Feijóo, pero son también especialmente significativas para Castilla-La Mancha, con varias hipótesis abiertas en torno a lo que pueda pasar y todos mirando a la posibilidad de que el presidente de la Junta cruce o no la M-30 para desembarcar en la política española.
La primera hipótesis que es imprescindible plantear es la de que Sánchez termine formando gobierno y se mantenga en la Moncloa tras el 23 de julio. Ni una sola encuesta independiente apunta en esa dirección, sólo la del CIS, pero nada es descartable en un escenario político como el que vive España en estos momentos. En ese caso, lo previsible es que Page se quede quieto en la Presidencia de Castilla-La Mancha y, en su caso, se mantenga el pulso abierto entre ambos líderes socialistas, con el presidente castellano-manchego en el papel de verso suelto del PSOE. También podría ocurrir, dentro de esta posibilidad, que Sánchez, ya fortalecido con un nuevo mandato, iniciara una ofensiva contra Page y sacarse esa china del zapato. Cargarse a su barón más díscolo.
Otra segunda hipótesis, en principal más probable que la anterior, es que Feijóo gane las generales y se convierta en el nuevo presidente del Gobierno. Todo el mundo se plantea en la región qué hará Page entonces dentro del PSOE. ¿Dará el salto a Madrid? ¿aspirará a liderar a los socialistas desde Ferraz? ¿se promoverá una gestora con Page al frente u otro dirigente? ¿apoyará Page, aunque no como líder, un movimiento interno para echar a Sánchez de la Secretaría General del PSOE? ¿podría Page ser el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno en el futuro? Está claro que este contexto, si llegara a producirse, fijaría sobre Page la mirada de algunos sectores del PSOE, pero no es seguro que el propio presidente castellano-manchego estuviera dispuesto a asumir ese papel. Los comentarios son generalizados en torno a esta posibilidad y parece que son muchos los que piensan que Page sí tomaría algún tipo de protagonismo si Sánchez cae derrotado. En tal caso, esa situación podría provocar una convulsión en el Gobierno de Castilla-La Mancha, que podría cambiar de presidente y líder y, por tanto, abrir también una renovación interna de mucho calado en el PSOE regional.
Y una tercera hipótesis viable es que, aún llegando Feijóo a la Moncloa, Page no quiera asumir ningún papel de primera fila en Ferraz y opte por quedarse en Castilla-La Mancha y mantener todo como está, tanto en el Gobierno como en el partido. Aunque esta posibilidad tiene menos seguidores, no hay que descartarla, toda vez que el propio Page no ha expresado claramente, al menos no en público, su posición al respecto. Si Page no se mueve y se queda en Castilla-La Mancha con un hipotético Gobierno de Feijóo en la Moncloa, la región entraría en un periodo de estabilidad y certidumbre y habrá que ver después qué tipo de relación política se establece entre los dos presidentes.