Un botiquín, comida o linternas: los consejos de un geólogo a los castellanomanchegos que viven en zonas inundables
- El experto Daniel Tejela analiza las causas del desastre en Letur o Mira y solicita tanto planificación como educación para evitar nuevas catástrofes.
- Más información: Las administraciones revisarán la planificación hidráulica de Letur para evitar nuevas riadas
La DANA más dañina de la reciente historia de España, que ha dejado ya más de 200 muertos en la provincia de Valencia, también afectó gravemente a localidades de Castilla-La Mancha como Mira (Cuenca) o Letur (Albacete), donde los daños materiales han sido millonarios. La fuerza del agua fue tal el pasado martes y miércoles que en la localidad conquense una mujer perdió la vida y otras dos más han fallecido en el pueblo albaceteño, donde se sigue buscando a cuatro desaparecidos.
Hasta allí se han desplazado dos geólogos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) que, gracias a sus conocimientos científicos sobre las corrientes, están orientando a los servicios de rescate marcándoles los lugares donde más posibilidades hay de localizar a los desaparecidos. Igualmente, están aportando su conocimiento técnico a la hora de valorar la estabilidad de varios inmuebles que han quedado seriamente dañados tras la riada.
EL ESPAÑOL - EL DIGITAL CLM se ha puesto en contacto con Daniel Tejela, delegado del Colegio Oficial de Geólogos en Castilla-La Mancha, para analizar cuáles son las causas que han provocado que la DANA se haya cebado con localidades como Letur o Mira, además de ofrecer las claves para que un desastre de tal magnitud no se vuelva a repetir.
"Hay tres características fundamentales. La primera de ellas es la pluviometría: cuando alcanza 60 litros por metro cuadrado ya puede dar problemas de inundación, pero en las zonas más afectadas de Castilla-La Mancha llegó a 200 litros por metro cuadrado. La segunda es una topografía muy abrupta, con muchas pendientes, que provoca que la velocidad de flujo sea muy grande. Y esto es aún más problemático cuando el agua se encauza en canales pequeños, lo que provoca que la velocidad aumente aún más, como pudo ser el caso de Letur. Y lo tercero es que aguas arriba se erosionan materiales del Mioceno, como arenas, arcillas o gravas, que hacen que ese flujo de agua tenga además mucha carga en suspensión. Esta carga de sedimentos en el flujo no solo incrementa el impacto donde golpea, sino que obstruye los sistemas de drenaje, alcantarillas y canales de evacuación", ha explicado el experto.
Por ese motivo el delegado del Colegio Oficial de Geólogos en Castilla-La Mancha ha llamado a desarrollar una estrategia para "que se minimicen los impactos" en caso de episodios similares. "Aguas arriba se puede trabajar la reforestación para que haya mucha más masa vegetal. La vegetación reduce el impacto de las gotas de lluvia sobre el suelo y las raíces también fijan el propio suelo, haciendo que la escorrentía y la erosión sean menores, lo cual reduce la cantidad de sedimentos que se arrastra en el flujo de agua", ha asegurado.
Igualmente "se pueden llevar a cabo también acciones hidráulicas como generar canales que no sean rectos y tengan más sinuosidad, con el objetivo de desacelerar el flujo, crear balsas de tormentas, etc.". "Habría que estudiar estas medidas en cada paso y darles una partida presupuestaria para ejecutarlas", ha añadido Tejela.
Pérdidas humanas "inaceptables"
Para ello, ha instado a las autoridades a reforzar la presencia de geólogos en la administración pública y en la planificación territorial. "Con una buena planificación y con geólogos en el equipo, los impactos se podrían minimizar considerablemente", ha afirmado. "En pleno siglo XXI y en un país desarrollado, los daños materiales por fenómenos como una DANA son inevitables, pero tantas pérdidas humanas como estamos padeciendo ahora son inaceptables", ha lamentado.
Sin embargo, Tejela ha aclarado que es tan importante o más para evitar pérdidas humanas educar y concienciar a la población sobre los riesgos de los fenómenos meteorológicos extremos, especialmente a aquellos ciudadanos que viven o trabajan en zonas inundables.
Para aquellos interesados en saber si su hogar se encuentra en una zona inundable, el experto menciona que existen herramientas para consultar esta información. Basta con buscar en internet "zonas inundables de Castilla-La Mancha" para acceder a esta plataforma de consulta, donde se pueden visualizar las áreas de riesgo y la probabilidad de inundación cada 10, 50, 100 o 500 años.
Botiquín, linternas, comida...
"El riesgo no lo podemos evitar, pero sí minimizar los impactos, y para ello la educación de la población es fundamental", ha explicado a este periódico Tejela, que recuerda que el Plan de Riesgo de Inundaciones de Castilla-La Mancha (PRICAM), pese a necesitar una revisión tras su entrad en vigor en 2015, es un gran desconocido pese a que incluye recomendaciones para la población en caso de previsión de lluvias intensas, como tener "un botiquín y linternas" a mano o asegurarse de que las bajantes y tejados estén despejados, además de comida enlatada para tres días o un batería extra para el teléfono móvil.
Para Tejela, es crucial fomentar una pedagogía del riesgo. Y para apuntalar su argumento menciona como ejemplo la erupción del volcán en La Palma, donde, aunque hubo destrucción material, no se registraron víctimas gracias a que la población sabía cómo actuar: "La gente sabía perfectamente que convivía con un volcán, sabía lo que tenía que hacer y dónde tenía que ir".
Asimismo, el delegado del Colegio Oficial de Geólogos en Castilla-La Mancha ha insistido en la importancia de no construir viviendas o infraestructuras estratégicas en áreas inundables. "Nunca he visto tirar una vivienda ya construida en este país, así que quizá no se trata tanto de cambiar de lugar las casas ya levantadas en zonas inundables, pero sí de educar al menos a los vecinos sobre cómo actuar ante el riesgo. Si tiene un garaje subterráneo en una zona de inundación, por favor, no vaya a por el coche y deje el coche donde está".
Y, a futuro, ser escrupulosos en el cumplimiento de la Ley del Suelo. "No hay por qué descartar todas las zonas inundables para el uso humano, pero hay que darles un uso adecuado. Si hay que construir en ellas, que sean infraestructuras no estratégicas, como parques o instalaciones agrícolas, y evitar edificar viviendas, hospitales o colegios en estas zonas", ha defendido.