Ciudades comestibles: 'mix' de granjas entre edificios y nuevos agricultores urbanos
Se calcula que el 70% de la población mundial vivirá en áreas metropolitanas para 2050 y alimentar a sus habitantes podría llevar al colapso.
22 febrero, 2022 02:39Noticias relacionadas
Una nueva corriente se extiende por Europa y por las grandes urbes del planeta. Se trata de la agricultura urbana, que pretende acercar la producción de alimentos a las personas y, al mismo tiempo, ayudar a los urbanitas a conectarse con su patrimonio agrícola. Pero también esperan que haga algo más al mismo tiempo: ayudar a hacer de las ciudades lugares más agradables para vivir al reintroducir la naturaleza en estas junglas de cemento.
Es cierto que el rendimiento de un cultivo agrícola en ciudad no es tan alto como en el campo. Según Peas&Love, una plataforma de origen francés para hacer huertos urbanos, estaría en torno a 30-40 kg por metro cuadrado. Pero se puede hacer y hay muchas ventajas en ello.
La clave es aprovechar un espacio que de otro modo sería yermo. A primera vista, puede parecer que las ciudades no tienen mucha tierra disponible para la agricultura entre el asfalto, las aceras y los edificios. Pero los techos planos de muchos edificios comerciales en las ciudades son espacios que pueden ser cultivados, así como otras áreas olvidadas entre carreteras, túneles, puentes o polígonos industriales.
Envejecimiento rural
Uno de los graves problemas que atraviesa España es la edad media de los agricultores. Por encima del 60% de los propietarios tienen ya más de 55 años. Según el IESA-CSIC, la falta de relevo generacional es un "asunto de Estado". En diez años, una buena parte habrá pasado a la jubilación.
Además, la desconexión entre jóvenes, producción y productor es cada vez mayor. Al mismo tiempo, los ciudadanos están cada vez más interesados en su dieta y la crisis de la covid-19 reveló una necesidad urgente de entornos urbanos más verdes.
Por eso sería bueno si se sigue extendiendo este movimiento. La agricultura en las ciudades debería contribuir a aumentar la biodiversidad urbana, por ejemplo, proporcionando una fuente de alimento para los insectos.
De ahí, que no sólo se desarrollen los huertos urbanos. También está surgiendo otro movimiento que promueve la apicultura (cría de abejas) en las ciudades. Y está ganando popularidad: según la BBC, el aumento del 50% en el número de apicultores en Berlín entre 2006 y 2012 es un ejemplo entre muchos.
Pero las colmenas sólo pueden funcionar si también hay más plantas para que las abejas recolecten néctar, especialmente porque la tendencia de la apicultura urbana parece crear competencia con las especies nativas silvestres. Por lo tanto, los criadores deben garantizar un equilibrio entre sus abejas, otros insectos y la flora disponible.
La clave, la digitalización
Es posible cerrar el círculo con un concepto que lleva décadas intentando extenderse por todo el mundo y que es contrario a los grandes monocultivos que imperan en todos los continentes: la permacultura.
Es un tipo de sistema de diseño agrícola, con connotaciones sociales, políticas y económicas. En su base se encuentran los principios del ecosistema natural, donde se intenta seguir apropiadamente los ritmos naturales medioambientales, sin forzarlos en ningún momento.
Y todo ello sería posible si se incorpora la innovación tecnológica. Con ello, el campo urbano puede actuar en un mercado cada vez más competitivo y con acceso a jóvenes agricultores que puedan estar interesados sin dejar la ciudad y las oportunidades que ofrece mientras se preparan para afrontar un reto del futuro: la alimentación humana sostenible y sana.
Las granjas urbanas
Solo falta hablar de las granjas urbanas. Por lo general, se parecen más a los jardines de gran tamaño que a las verdaderas granjas, pero se pueden usar para producir una amplia variedad de alimentos frescos, incluidos productos como los huevos y la leche.
A la vanguardia de la agricultura urbana se encuentran ciudades como Tokio, Singapur y Hong Kong. Cultivar en estas ciudades no es nuevo, especialmente en Japón. La metrópoli de Tokio lleva cuestionando su necesidad de importar el 80% de sus alimentos. Algunos chefs de restaurantes de alta gama interesados en la sostenibilidad han recurrido a las granjas urbanas hidropónicas y aeropónicas para obtener productos cultivados localmente.
Aún así, pese a las grandes oportunidades que ofrece este sistema, hay escasez de espacios y, por tanto, se debe contar con una gama de soluciones técnicas para fomentar este tipo de agricultura. Por ejemplo, en el interior de los edificios, que debe contar con un suministro eléctrico para sustituir la luz del sol. Los defensores de estas granjas de interior argumentan que sus granjas usan hasta un 90% menos de agua.
Si bien las granjas urbanas permiten a los productores reducir las emisiones del transporte de mercancías, tanto terrestre como aéreo o marítimo, y el desperdicio de alimentos, hay otros beneficios, como fomentar la economía circular y acercar la naturaleza a los urbanitas.
Todavía queda mucho para perfeccionar todas estas ideas, y antes que introducir productos agrícolas en las ciudades, se deben tomar otras medidas para hacerlas más habitables: reducir el uso del transporte privado, la sustitución de los coches de combustión por otros no contaminantes, peatonalizar más espacios... En definitiva, hacerlas más vivibles por los humanos, porque cada día más, nos concentraremos en ellas y habrá que ganarse espacios productivos más eficientes.