El verano de 2024 bate todos los récords: las temperaturas estivales en Europa, las más altas desde que hay registros
Agosto ha sido el decimotercer mes, de los últimos 14, en que se supera los 1,5 ºC que estableció el Acuerdo de París como límite seguro.
6 septiembre, 2024 04:00Uno tras otro, los récords por temperaturas no paran. Este verano tampoco. El servicio climático Copernicus ha publicado un último informe que declara que este ha sido el verano más caluroso en todo el mundo y en Europa desde que hay registros. Septiembre, por lo menos, trae un alivio después de haber pasado un julio en el que se rompían máximas todos los días y un agosto en el que marcó más de 40 ºC en zonas poco acostumbradas al calor como Bilbao o Logroño.
Aun así, es justo resaltar que agosto 2024 no está solo en el podio, y empató con 2023. Fueron dos años seguidos con la canícula más caliente, con una media global de 16,82 ºC, esto es 0,71 ºC por encima de la referencia de 1991-2020. Estas medidas se desprenden del último informe del servicio climático europeo, Copernicus.
Samantha Burgess, directora de la institución, lo resumió: "En los últimos tres meses de 2024, el planeta ha experimentado los meses de junio y agosto más cálidos por separado desde que hay registros, y el verano meteorológico más caliente de todos".
Estos cambios en los termómetros tienen unas consecuencias imprevisibles en los sistemas del planeta: desde el alimentario alterando los periodos de floración hasta los ciclos hídricos, que dependen de la evaporación de los mares, la precipitación en forma de lluvia y el deshielo de las montañas.
Burgess se atrevió con un pronóstico: "Con esta tendencia es muy probable que 2024 sea el año más caluroso de todos". Y además añadió: "Los eventos extremos relacionados con las temperaturas que hemos presenciado este verano se volverán más intensos y con consecuencias devastadoras para el planeta si no tomamos medidas urgentes para reducir las emisiones de gases".
¿De quién es la culpa?
World Weather Atribution publicó, por su parte, otro informe en julio que marcaba los 13 meses anteriores como los más cálidos, y hacía una especial referencia a los países del Mediterráneo. El informe recalcaba que esas temperaturas no hubieran sido posibles si no hubiera sido por la actividad humana y las emisiones de millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera.
Friederike Otto, profesor de ciencias climáticas en el Grantham Institute del Imperial College de Londres y uno de los autores del análisis, hilaba como causa directa la "sobrecarga de emisiones de combustibles fósiles". El artículo fue publicado en julio e hizo referencia a que esos meses de verano "extremadamente calurosos" dejarán de ser una excepción para volverse lo normal de cada año.
Ya lo dijo António Guterres hace en septiembre 2023, "la humanidad ha abierto las puertas del infierno". A pesar de todo, dejó un rayo de esperanza de que "el futuro no está escrito" y para eso enfatizó lo importante que eran las alianzas y acuerdos globales porque, según él, todavía "podemos construir un mundo con aire limpio, trabajos verdes y energía asequible y renovable para todos".
Según el informe de Copernicus, agosto 2024 ha sido el decimotercer mes, de los últimos 14, por encima de la línea roja de los 1,5 ºC que advertían en el Acuerdo de París de 2015. Esto probablemente seguirá desencadenando tormentas imprevisibles como la DANA de septiembre del año pasado.
Al detalle
Copernicus es el servicio climático de referencia europeo que recoge los datos de millones de puntos de referencia para medir la temperatura del aire, de la tierra y del mar. Los informes que emiten sirven para aconsejar a los políticos sobre las medidas a tomar, porque no solo ha sido el verano más caluroso. El informe revela que además han sido los 12 meses más calientes a 0,76 ºC por encima de la media de referencia de 1991-2000.
Para que 2024 fuera menos caliente que 2023 al finalizar el año, la temperatura tendría que bajar 0,30 ºC, algo que no ha pasado nunca desde que Copernicus toma registros. Por eso, los expertos advierten que posiblemente este sea, una vez más, el año más caluroso.
Pero además, la crisis climática tiene efecto en los patrones de lluvia. Lo que solía ser cíclico y previsible, cada vez lo es menos. Las lluvias son más anómalas, cortas e intensas. En menos meses cae lo que debería en todo el año. Por ejemplo, Europa continental, incluyendo el sur de Inglaterra hasta Rusia Occidental y hacia el sur, incluyendo España, ha sido más seco de lo habitual. Esto ha perjudicado las cosechas y favorecido los incendios forestales. Sin embargo, en Europa del norte y noroeste sí ha sido más húmedo.
Por último, también se ha registrado un descenso en la capa de hielo del Ártico. Este ha bajado un 17%, y se le clasifica entre los cuatro agostos con una menor capa de hielo y con una remarcable pérdida con respecto a los tres últimos años. Y esto ha ocurrido en todo el Ártico.
Las consecuencias del deshielo de los glaciares pueden ser catastrófica ya que actúan como reguladores de la temperatura global e impulsan las corrientes oceánicas que transportan la energía térmica de la tierra. Recientemente, se ha percibido una desaceleración de la corriente AMOC, que transporta el agua caliente desde el polo norte hasta el Caribe.
Y aunque los esfuerzos que se están haciendo a nivel global en la reducción de las emisiones son grandes, los pronósticos apuntan que de seguir emitiendo de igual forma las consecuencias pueden serán fatales. Según este experto, el norte se está calentando mucho más rápido que el sur, porque es donde mayor masa de tierra hay y se concentra la mayoría de la industria. "Cada año, cuando vamos a Groenlandia a trabajar nos damos cuenta de que el cambio climático no es ninguna tontería y no es mentira. Es muy real".