Adoro el Mediterráneo. Tengo mi memoria llena de recuerdos ligados a él: la risa de mis hijas jugando en la orilla, el sabor de un helado mientras paseo por la costa, el calor de un abrazo que me abriga de la brisa… Y no, no nací en el Mediterráneo, pero en él me siento en casa y me duele ver su degradación.
Nuestro mar es uno de los grandes pulmones del planeta. En él habita una planta única en el mundo, la posidonia oceánica, que libera enormes cantidades de oxígeno. Así, evita que pase a la atmósfera un gran volumen de dióxido de carbono.
Los bosques de posidonia constituyen además excelentes reservas de biodiversidad y tienen gran influencia en la preservación de los ecosistemas marinos. Ahora bien, la actividad humana ha puesto en peligro su supervivencia.
El proyecto en la bahía de Pollença ha recuperado dos hectáreas de posidonia en el Mediterráneo
En los últimos 30 años, casi la mitad de las praderas han desaparecido o sufrido regresión. Por eso, me enorgullece tanto el proyecto que en Grupo Red Eléctrica tenemos en la bahía mallorquina de Pollença para restaurar los bosques de posidonia. Con él, el Mediterráneo ya ha recuperado dos hectáreas de esta valiosa planta marina.
La actuación que llevamos a cabo en aguas baleares se rige por un principio que, creo, debería estar presente en todas las empresas: el de
Ya no se trata de tener un impacto neutro, sino de impactar positivamente. Concebir el retorno de nuestros accionistas como el único propósito de una compañía es un enfoque absolutamente trasnochado.
El mundo reclama a las empresas que cuidemos a todos nuestros grupos de interés, incluyendo empleados, proveedores y la comunidad y el espacio en el que desarrollamos nuestra actividad.
También lo reclaman nuestros inversores. Los aspectos sociales, medioambientales y de gobernanza ya son unos de los criterios que estos utilizan en sus preferencias de compra. En el Ibex 35 se puede ver claramente: las empresas que cuentan con una comisión de sostenibilidad obtienen una calificación de las agencias de rating un 20% superior al resto.
Naciones Unidas nos ha llamado a todas las empresas a construir alianzas para contribuir en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Cada una, en el marco de nuestra actividad, tenemos capacidad y los conocimientos para aportar valor y construir un mundo mejor, que combata el cambio climático y las brechas sociales.
Es urgente hacerlo. La pandemia ha puesto en peligro muchos de los avances mundiales que se habían logrado en la Agenda 2030.
Impacto social positivo
Así, la covid-19 ha impactado negativamente en el ODS 4, el de garantizar una educación de calidad en los niños y niñas más vulnerables; en el ODS 5, el de la igualdad de género, dado que las mujeres han sido las más afectadas por la crisis; y en los objetivos más relacionados con el mercado laboral y la economía, como el 1 (pobreza cero), el 8 (trabajo decente y crecimiento económico) o el 10 (reducción de las desigualdades).
En España, la crisis económica derivada de la covid nos ha traído un incremento de las desigualdades y de la pobreza hasta elevarla a los niveles de la crisis de 2008. Más de 3,3 millones de personas sufren carencia material severa en España, según la última Encuesta de Condiciones de Vida.
Hablamos de hogares donde los niños no pudieron seguir sus clases a distancia por carecer de conexión a internet o de un ordenador. También de familias donde todos sus miembros están en desempleo o madres solas que enlazan un contrato precario con otro.
Las compañías obtenemos beneficios del entorno y tenemos responsabilidad de respetarlo, cuidarlo y preservarlo
La situación es crítica, pero contamos con recursos para salir de ella. El Fondo de Reconstrucción de la Unión Europea se nos presenta como una oportunidad histórica para cumplir con los ODS que fija la Agenda 2030 y construir un país más ecológico, digital y resiliente a los cambios y retos del futuro.
Desde Grupo Red Eléctrica estamos trabajando para ampliar y reforzar nuestro compromiso con la sostenibilidad social y ambiental. Queremos que nuestras infraestructuras nos sirvan de antenas para escuchar qué necesitan las personas y que actúen de cremalleras que cohesionen los territorios. Tenemos como aliados a agentes locales y organizaciones que conocen bien los problemas concretos de su territorio y trabajan para resolverlos.
Queremos liderar una transformación social competitiva que haga compatibles nuestros resultados económicos con tener un impacto positivo e invitamos a otras empresas a seguir la misma senda introduciendo este cambio de paradigma en la estructura organizativa y la estrategia de cada departamento.
Si lo hacen ganaremos todos: las empresas, las personas y el planeta. Y cómo no, el Mediterráneo.
*** Beatriz Corredor es presidenta del Grupo Red Eléctrica.