Recientemente, se han publicado informaciones sobre los resultados y evolución económica del conjunto de entidades financieras de nuestro país. Es relevante la evolución de los diferentes segmentos por la coincidencia de una fase cíclica compleja. Los efectos de la guerra en Ucrania y sus consecuencias en el entorno financiero, la emergencia de la inflación y la reacción muy decidida de los bancos centrales han propiciado un deterioro relevante de las condiciones económicas, tanto para las familias como las empresas.
Una vez más, es importante destacar la fortaleza de las cuotas de mercado que las entidades cooperativas han mantenido tanto en crédito como en depósitos. Las claves que explican este proceso vienen de lejos y apuntan también a una mirada de futuro.
El origen de las cooperativas de crédito se sitúa en el crédito rural. En este sentido, Alemania tiene una larga trayectoria ya desde mediados del siglo XIX, y el éxito de sus instituciones se extendió a Italia, Austria y los Países Bajos. Desde su creación, las cooperativas de crédito hemos desempeñado una función de cohesión social y responsabilidad, proporcionando el acceso a las finanzas a las economías productivas locales y desarrollando una importante labor social.
Hoy, las cooperativas de crédito en Europa representan un modelo que se ha consolidado como una alternativa para la economía responsable y el fortalecimiento de la estabilidad financiera. Con más de 209 millones de clientes, una cuota del 20% del mercado, 57.597 puntos de atención al cliente y 732.740 empleados, los bancos cooperativos son actores clave en la sociedad europea, según datos de la European Association of Co-operative Banks (EACB).
De hecho, el cooperativismo es ya la primera opción bancaria en países como Francia o Austria, donde el 60% y el 30% del sector financiero, respectivamente, es cooperativo. En España aún queda un largo camino por llegar a esa representatividad, pero no por falta de actores ni por el trabajo que venimos desarrollando.
El negocio principal de los bancos cooperativos es la creación de valor para sus socios y una relación de confianza basada en el largo plazo y en el asesoramiento y acompañamiento. Este enfoque se contrapone a la maximización de beneficios de las entidades bancarias convencionales.
La estabilidad financiera de las cooperativas de crédito se debe en gran medida a nuestra gestión prudente y a la participación de nuestros socios y socias en la toma de decisiones. Y ahí estriba uno de los principales puntos diferenciales con respecto a las entidades bancarias tradicionales. Y es que las entidades cooperativas no tenemos clientes, sino socios.
Puesto que somos entidades de base social, reinvertimos nuestros beneficios en favor de nuestros socios, y por supuesto, de la comunidad, generando así un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo, y más allá del mero enfoque de la cuenta de resultados como objetivo central.
Con la crisis del sector bancario, las entidades cooperativas supimos 'capear el temporal', manteniéndonos fieles a nuestros valores. En el caso de Caja de Ingenieros, nuestra resiliencia y prudencia nos permitieron mantenernos estables y huir de los riesgos.
En España, las entidades cooperativas superamos la crisis sin necesidad de recurrir a los rescates del gobierno y seguimos facilitando e incrementando la concesión de crédito a particulares y empresas. Así, se confirma que el modelo cooperativo –la banca de proximidad al servicio de las personas– es y seguirá siendo un modelo de éxito.
Las entidades cooperativas nos caracterizamos por nuestro enfoque solidario y participativo. Y por conocer la realidad que nos rodea, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más equitativa y sostenible. En este sentido, Caja de Ingenieros es un referente.
Durante el pasado ejercicio, en el Grupo Caja de Ingenieros canalizamos más de 248 millones de euros de inversión a través de fondos y planes de pensiones hacia compañías que trabajan para reducir sus emisiones de CO₂ y los efectos del cambio climático. Además, concedimos financiación a empresas y a particulares con proyectos de eficiencia energética por un valor de 2,52 millones de euros.
Por otra parte, el 60% del patrimonio gestionado en fondos de inversión y el 75% de los activos bajo gestión en planes de pensiones, tienen la etiqueta de inversión sostenible y responsable ISR. Al mismo tiempo, seguimos avanzando en la descarbonización, dado que la huella de carbono de los fondos que gestionamos en Caja de Ingenieros Gestión se ha reducido en un 48% respecto a 2019.
Además, tenemos en marcha distintas alianzas estratégicas con organizaciones alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), somos miembros del Climate Action 100+, y estamos adheridos a las tres principales alianzas de las Naciones Unidas que promueven las buenas prácticas del sector financiero, entre otras.
Y así, seguimos haciendo crecer el modelo cooperativo en nuestro país, aportando nuestro know-how y poniendo al servicio también de la sociedad todos nuestros valores. 55 años de historia avalan nuestra trayectoria, siempre al lado de nuestros socios y socias, que han confiado en nosotros. La excelencia y la pasión que nos caracterizan, nos empujan a continuar trabajando para continuar liderando la historia de la banca cooperativa, una historia de futuro.
La sostenibilidad está en nuestro ADN, puesto que las finanzas, a mi modo de ver, son y deben ser sostenibles.
***Joan Cavallé es director general del Grupo Caja de Ingenieros.