Hace un quinquenio dedicarse a la inmunología era sinónimo de ser una persona sosa. Nadie te invitaba a un sarao y mucho menos podías ligar explicando tus descubrimientos. La cosa cambió radicalmente con la pandemia; los nuevos años 20 —virus mediante— nos llevaron al estrellato. De hecho, cuando volvimos a recuperar la vida social, éramos nosotros los protagonistas de cada mesa y corrillo. ¡Nadie nos hacía competencia!
Entonces, llegaron las vacunas, los factores de predicción y las terapias de rescate. Gracias a quienes hacemos inmunología la pandemia se frenó y la humanidad volvió a respirar. Mas, como bien sabes, todo éxito tiene una cara B. Con la pandemia más o menos controlada, volvimos a estar a la sombra de los modelos, las actrices, los políticos, los influencers y un insoportable etcétera de personajes alejados de un laboratorio.
Pero la naturaleza es sabia y los científicos más si cabe. Resulta que en nuestras manos está una de las cosas más deseadas por la especie humana: revertir el envejecimiento. Me da que en breve volveremos a la cúspide.
La llave no está en hacerse un lifting, eso sólo te estira la piel y te deja sin expresiones. Tampoco haces mucho tiñéndote el cabello, quitándote la grasa o llenándote los surcos con bótox. Nada de ello evita que por dentro tengas la edad que marca el DNI, con todas y cada una de sus consecuencias. La clave está en el sistema inmunitario. Ya te lo advertí en el párrafo anterior: ¡volvemos con fuerza!
Haciéndote la historia corta te puedo decir que un equipo de científicos ha logrado que ratones ancianos recuperen la juventud de su sistema inmunitario y con ello evitar los “achaques” típicos de la madurez.
¿Cómo funciona?
Lo han logrado mediante una técnica que reduce las células madre aberrantes que se acumulan con la edad y generan inflamación. El tratamiento consiste en administrar anticuerpos que eliminan estas células madre proinflamatorias que causan estragos y no nos ayudan a estar en forma frente a las adversidades de la edad. De esta manera, se restaura el equilibrio en las poblaciones de células madre sanguíneas, lo que a su vez rejuvenece el sistema de defensa.
Dejando atrás las bromas sobre “la nueva celebridad” de quienes hacen de la Inmunología su forma de vida, los resultados son sorprendentes. Los ratones tratados mostraron una mejor respuesta a procesos de vacunación y fueron más efectivos al combatir una infección viral que aquellos que no recibieron el tratamiento. Además, se redujeron los niveles de inflamación en su organismo. En una palabra: rejuvenecieron.
¿Para cuándo en humanos?
Todavía queda camino por recorrer. Pero este estudio abre puertas y ventanas a nuevas posibilidades para el tratamiento del envejecimiento del sistema inmunológico en humanos. De hecho, el equipo que publica estos interesantes resultados en la revista Nature aseguran estar trabajando en un enfoque similar para reequilibrar las células madre sanguíneas en personas mayores.
Si se confirma que esta técnica funciona en humanos, tendríamos una herramienta poderosa para prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como las infecciones y las enfermedades inflamatorias y, de paso, aparen tar menos edad. Sabemos que lo importante es envejecer en buenas condiciones y esto pasa, no por la cirugía estética, sino por mantener el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.
Te debo decir que el trabajo que hoy conocemos tiene su base en resultados de los mismos investigadores publicados en 2005. No me he equivocado, son 19 años entre la primera y la segunda publicación. Recuerda que la ciencia se cuece a fuego lento y los milagros sólo existen en la ficción. Seguro estoy de que una pléyade de laboratorios de inmunología tomará esta línea investigación y hará realidad lo que hoy puede parecer un titular gracioso.