María Malaxechevarría, de Endesa: "España tiene una oportunidad única para ser líder en transición energética"
La ingeniera burgalesa es directora general de Sostenibilidad y, desde octubre de 2023, también de la fundación de la energética española.
18 abril, 2024 02:32En cuestión de unas décadas, la sostenibilidad ha pasado de ser una preocupación menor a convertirse en un pilar fundamental para el crecimiento económico, sostenible y responsable de las empresas y de las sociedades de todo el mundo. Sin embargo, cierto es que todavía tiene un reto pendiente: ser un concepto cercano a la gente, al día a día. En España, Endesa trata de ponerle rostro y voz a través de María Malaxechevarría (Burgos, 1966).
Fue criada en tierras burgalesas y se diplomó en Ingeniería Industrial por la Universidad Politécnica de Madrid. Su carrera ha orbitado prácticamente desde sus inicios alrededor de las empresas con propósito. Lleva años en el equipo de Endesa, pero ahora se encuentra en un momento clave: compagina, al mismo tiempo, su labor como directora general de Sostenibilidad con el liderazgo de la Fundación de la compañía.
Precisamente es esto, su doble gorra, lo que hace que Malaxechevarría sea una rara avis. En las distancias cortas, se define como "alguien normal que ha llegado hasta aquí con mucho esfuerzo", "algo de suerte" y "grandes mentores". Esa conjunción ha sido su trampolín para llegar a dirigir el área de Sostenibilidad de Endesa en 2015, un año crucial para la compañía: "Fuimos de las primeras en poner esta responsabilidad en el comité ejecutivo al mismo nivel del resto de áreas en la toma de decisiones".
Y desarrolla: "Endesa nace como una empresa carbonera, y ahora quiere ser 100% renovable. Hemos cerrado todo el carbón peninsular, un hito muy relevante dada la esencia de la compañía. Solo nos quedarían grupos en Baleares por seguridad de suministro". La directiva es uno de los rostros que lideran esta "transformación profunda" del mix energético en Endesa, siempre, asegura, tratando de integrar y beneficiar a la sociedad con estos avances.
¿Cómo colaboran con los distintos agentes —comunidades locales y ambientales, gobiernos, etc.— al planear sus estrategias?
Nosotros tratamos de integrar nuestras actividades en el territorio, buscando la aceptación de las comunidades, lo que nosotros llamamos la 'licencia social'. Por eso, primero hacemos una radiografía socioeconómica del entorno de influencia donde se desarrollará el proyecto, para saber cuáles son las oportunidades y debilidades, los grupos de interés, etc. Y también buscamos hacer una comunicación temprana para que las personas puedan conocerlo con antelación.
Además, los entornos donde operamos suelen tener ciertas necesidades de crecimiento económico. Por eso, nosotros desarrollamos iniciativas de formación encaminadas a mejorar la empleabilidad, ya sea para participar en nuestros proyectos o incluso en otros en los que no tengamos nada que ver. Queremos crear valor compartido, siempre alineados con el territorio y dejando que sea este el que nos diga cuáles son sus necesidades.
Con los años, el debate sobre las renovables se ha ido extendiendo, y haciéndose más complejo. Hay quienes han pasado de concebirlas como una solución de descarbonización a verlas como algo que copa el territorio y desplaza sus usos tradicionales. ¿Por qué?
Hay muchos estudios sobre la opinión pública que nos confirman que hay un número muy reducido de personas en contra de estas, pero son precisamente las que están haciendo ruido. En cualquier caso, yo creo que las renovables no pueden desarrollarse de cualquier manera. Hay dos tipos de operadores. Por un lado, los que son como nosotros, industriales, que aspiran a permanecer en el territorio y poder crear progreso a largo plazo en las poblaciones. Pero también están los que solo buscan especular y tener una rentabilidad a corto plazo. Esos últimos son los que hacen daño e incrementan la oposición social.
¿A quién beneficia este ruido?
¿Sinceramente? No sabría decirte. La transición energética se tiene que llevar a cabo, es una obligación en la lucha contra el cambio climático. Tenemos una oportunidad única en España para aprovechar esa transición y hacerla bien, creando una nueva industria con tirón no solo para nosotros, sino también para el resto de Europa y del mundo.
Esto ya se vio hace años, cuando los españoles fuimos pioneros del sector eólico. Ahora podemos volver a lograrlo, eso sí, velando siempre por el beneficio de las poblaciones rurales afectadas por la transición energética. Con las renovables tenemos mucho que ganar, pero la oposición sin matices nos hace perder como sociedad.
En el marco del Pacto Verde Europeo, la Unión Europea se ha fijado alcanzar la neutralidad climática para 2050. ¿Cree que en España vamos por buen camino o aún faltan ambiciones?
España siempre ha tenido unos objetivos ambiciosos, y ahora está revisando el PNIEC para actualizarlos al alza con el fin de cumplir con el criterio europeo. Somos uno de los países más comprometidos, pero es cierto que nos estamos encontrando con trabas de diferente tipo, empezando por el rechazo social y continuando con los incrementos de costes por el alza de la inflación y las alzas de los tipos de interés, y, además, las trabas administrativas que hacen que los plazos se alarguen.
Por eso, es necesario tener un marco regulatorio estable en el que los operadores industriales podamos actuar, igual que también lo es la búsqueda de consensos rápidos entre los agentes involucrados. ¿Vamos por el buen camino? Diría que sí, pero hay que avanzar con mayor rapidez. Tenemos unos objetivos potentes, pero es necesario eliminar ciertas barreras.
¿Por ejemplo?
Todo lo que respecta a las autorizaciones, porque van con retraso. Yo creo que lo que está pasando es que hay un aluvión de peticiones porque el PNIEC, por ejemplo, marca unos objetivos a largo plazo, y ahora mismo estamos todos los operadores intentando invertir. Las administraciones se están encontrando con un cúmulo de peticiones de autorizaciones y evaluaciones de impacto ambiental que quizá no está dimensionado en este momento. Así es muy complicado lograr una estabilidad adecuada.
Otro aspecto crucial son las redes, un ámbito para muchos desconocido pero que es crucial en la transición energética. Aquí también es necesario que la regulación acompañe para que los objetivos que establece puedan cumplirse.
Hablemos de ciudades. El 75% de la energía consumida y el 80% de las emisiones con origen energético se producen en ellas. ¿Cómo conseguimos que la habitabilidad urbana sea más sostenible?
Efectivamente, creo que hay un reto importante porque estos porcentajes van en aumento. Es importantísimo rediseñar nuestras ciudades. Mi hija está estudiando arquitectura, una de esas carreras de las que dicen que no tienen futuro. Pues yo creo todo lo contrario...
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, en las ciudades todo está por desarrollar: la movilidad, los recursos naturales que se consumen, los residuos... todo eso a lo que llamamos el 'metabolismo' urbano. Por eso, hay que hacer un análisis de las necesidades e intentar que el consumo en ellas sea renovable y genere la menor cantidad de emisiones.
De hecho, en Endesa tenemos los proyectos eCity Sevilla y eCity Málaga, que, en colaboración con los principales actores locales, caminan en esta misma senda de pensar en la ciudad sostenible del futuro.
¿Qué hitos celebró su departamento en 2023?
Primero, dijimos adiós al carbón peninsular. Conseguimos la autorización para cerrar la última central térmica, que es la de As Pontes. También hemos realizado la tercera debida diligencia en derechos humanos desde 2015 y hemos arrancado el plan socioeconómico de Andorra, tras ser hace dos años adjudicatarios del primer y único nudo de transición justa que se ha sacado a subasta hasta la fecha.
Este concurso es un reflejo de nuestra voluntad de involucrar al territorio, porque al diseñar el proyecto no solo se valoró el criterio técnico sino también el impacto socioeconómico tendría en el territorio, que en el caso andorrano pesaba un 55%. Desarrollamos un plan muy potente que involucró a más de 30 agentes de los tres sectores, y en 2023 se inició ese plan que se mantendrá hasta 2027-2028.
Además, recientemente, Endesa ha renovado su Plan de Sostenibilidad 2024-2026, bajo el mando de su directora general de Sostenibilidad y con la misma hoja de ruta que llevan años defendiendo: convertirse en una empresa cero emisiones para 2040 y mantener su compromiso de no deforestación. Pero estos dos años no se centrarán solo en la lucha contra la crisis climática, también en la "resiliencia de nuestros activos", dice, para anticiparse a distintos escenarios.
Cada vez más, cuenta, "vemos eventos extremos que tienen un impacto importante en la red eléctrica. Por eso mismo, estamos diseñando una respuesta adecuada en tiempo y forma para que la sociedad se vea afectada en la menor medida posible". Igualmente, otro punto del documento tiene que ver con la gestión de los recursos hídricos. "En 2023, redujimos el consumo de agua un 18% y queremos llegar al 20 para 2026%.
Y, en lo que a responsabilidad social respecta, ¿a qué aspiran en estas fechas?
A seguir apostando por la diversidad en la compañía. Hemos puesto en marcha proyectos muy bonitos como Decisiones conscientes, que da al gestor herramientas informáticas con las que se puede calcular potenciales brechas salariales entre hombres y mujeres a la hora de realizar nuestra meritocracia anual. El objetivo de este programa es que pueda influir positivamente en la representatividad del femenino.
¿Por qué es esto necesario? Bueno, aunque hemos visto grandes avances, aún nos queda camino por recorrer. Endesa tiene un plan de diversidad que apuesta por atraer talento femenino a la plantilla para que pueda crecer, y, desde el punto de vista de la promoción, nuestro plan de sucesión en puestos de responsabilidad obliga a que el 50% de los candidatos siempre sean mujeres.
Además de hitos empresariales, sostenibilidad e inclusión, María Malaxechevarría también habla de la que es su segunda casa, la Fundación Endesa. Como patrona desde enero de 2020 y directora general desde el pasado octubre, ha visto nacer algunos de los proyectos más ambiciosos de esta entidad, que justo este año celebra su 25 aniversario.
"En materia de educación, tenemos dos proyectos muy bonitos: Endesa Educa y RetoTech. El último lanza retos tecnológicos y de robótica en 220 colegios de toda España para que los niños despierten estas curiosidades desde edades tempranas".
Además, detalla, "damos formación en empleo a personas en riesgo de exclusión, ya sea por factores económicos, por la edad... Por ejemplo, el proyecto SAVIA es una plataforma que sirve como punto de encuentro entre actores para impulsar la empleabilidad en personas de más de 50 años. También tenemos un programa con la Fundación Integra dirigido a personas reclusas o en situación de sinhogarismo, entre otras".
La Fundación Endesa también dedica un espacio importante a la cultura y la biodiversidad. Con respecto a lo primero, cabe recordar que llevan años iluminando "de forma eficiente" algunos de los edificios más destacados del país, como el museo Thyssen o la catedral de Palma. Sobre lo segundo, Malaxechevarría destaca "los corredores verdes que hemos instalado en la Universidad Complutense" con el objetivo de renaturalizar sus campus.
Antes de concluir esta conversación, quiero conocer su visión de futuro. ¿Hacia dónde le gustaría que mire Endesa a largo plazo?
Creo que la única vía posible es continuar con la transición energética y transformar todo el mix de una manera rentable, sostenible, justa y circular. En el futuro, nos veo como una compañía renovable, dinámica, integrada con el territorio y amigable con la ciudadanía.