Ya está aquí el verano. Una época de playas, bebidas frías y días largos que esconde un sinfín de fenómenos científicos convirtiéndolo en una estación realmente fascinante. Desde la inclinación del eje terrestre hasta la formación de tormentas tropicales, la ciencia nos ayuda a comprender y, hasta disfrutar, de esta estación del año.
Pero, ¿cuál es la peculiaridad de estos meses?

La Tierra en su viaje alrededor del Sol, no gira sobre sí misma en posición vertical; de hecho, está inclinada unos 23,5 grados. Esto, combinado con la órbita elíptica que describe nuestra casa alrededor del astro rey, es la responsable de las estaciones. Durante el verano, el hemisferio norte se inclina hacia el Sol, recibiendo más luz y calor, mientras que el hemisferio sur se inclina en dirección contraria, experimentando el invierno.

Si hay un auténtico protagonista durante el verano es el Sol. Su energía, en forma de luz y calor, llega a la Tierra en mayor cantidad durante esta época, calentando la atmósfera y los océanos. He de decirte que la intensidad de la luz solar también determina la duración del día, alargando las horas de luz y haciendo las noches más cortas en el hemisferio norte.

Sin embargo, el calor del verano no se distribuye de manera uniforme. Las zonas cercanas al ecuador reciben mayor cantidad de energía solar, mientras que las más altas son menos favorecidas. Esta diferencia de temperatura genera corrientes de aire a gran escala conocidas como células de Hadley –fue George Hadley quien postuló su existencia en 1735--, un fenómeno que permite el flujo de calor desde el ecuador hacia los polos, creando patrones de viento y lluvia que influyen en el clima global.

Por lo general, el verano también es la época de las nubes y las tormentas. El calor intenso provoca la evaporación del agua de la superficie terrestre, creando vapor que asciende y se condensa en la atmósfera. Estas nubes suelen ser inofensivas, pero también pueden dar lugar a tormentas con fuertes lluvias, rayos y truenos. De cualquier manera, recuerda que las tormentas, cuando son moderadas, favorecen el ciclo del agua, reabasteciendo los recursos hídricos y fertilizando la tierra.

Ya está medianamente claro que el verano no solo afecta al clima, también influye en los seres vivos. Las plantas aprovechan la luz solar para crecer y florecer, mientras que los animales adaptan su comportamiento a las condiciones cálidas. Es la época de mayor actividad para muchos insectos, aves y mamíferos, que se reproducen y alimentan en abundancia.

¿Qué se recomienda, desde la ciencia, para disfrutar del verano?
Parece lógico que hidratarse es una necesidad cuando las temperaturas se elevan. Sin embargo, más de una vez olvidamos que beber mucha agua durante todo el día, incluso si no sientes sed, es crucial durante el verano. Recuerda que la deshidratación puede provocar fatiga, mareos e incluso golpes de calor.

En este sentido, se debe evitar las bebidas azucaradas y alcohólicas. Aunque parezca paradójico, pueden deshidratarte aún más. Llevar siempre contigo una botella de agua y beber agua con frecuencia, especialmente si vas a realizar actividades al aire libre, es muy recomendable.

Otro clásico, a veces olvidado, es utilizar protector solar con un factor de 30 o superior todos los días. Esto se debe hacer, incluso si está nublado. La recomendación científica es aplicarse el protector solar 20 minutos antes de salir al aire libre y volverlo a aplicar cada dos horas, o más a menudo si sudas o nadas.

Nunca está de más usar ropa protectora, como un sombrero de ala ancha y gafas de sol. Además, debes evitar la exposición durante las horas pico, te hablo de entre las 11 a. m. y las 4 p. m.

Y, ¿qué comer?

Lo mejor son los alimentos ligeros y frescos, te hablo de frutas, verduras y ensaladas. Con ellos, además de alimentarte, te mantendrás hidratado y fresco. En cambio, las comidas pesadas y grasosas pueden dificultar la digestión y hacerte sentir más calor.
¿Qué pasa con el ejercicio físico?

Realizar actividades físicas con regularidad siempre está en las recomendaciones para una vida sana, mas en verano debes evitar las horas de calor intenso. En cualquier caso, escucha a tu cuerpo e interrumpe el ejercicio si te cansas o mareas.

Por último, como ya te dije, durante esta estación se reproducen los insectos. Si vas a sitios donde su presencia es elevada es importante usar algún repelente y adaptar la vestimenta para protegerte de las picaduras.

Más aún, si viajas a lugares donde existen enfermedades cuyo agente transmisor son los insectos, además de protegerte contra ellos deberías revisar el estatus de tus vacunas para evitar contagiarte.

El verano es una estación llena de contrastes y fenómenos fascinantes que la ciencia nos ayuda a desentrañar. Desde la danza de la Tierra en el cosmos hasta la vibrante vida en los ecosistemas, la época estival es una oportunidad para descubrir la belleza y la complejidad del mundo que nos rodea.