La dificultad de Mariano Rajoy para llegar a acuerdos que garanticen su investidura ha llevado al candidato del PP a considerar un plan b antes de su audiencia con el rey Felipe VI, prevista para este viernes por la tarde.
Fuentes cercanas al equipo del presidente en funciones han confirmado a este diario que Rajoy contempla acelerar el debate de investidura de Pedro Sánchez para propiciar que fracase ahora que sus contactos con otros grupos se encuentran en una fase muy preliminar.
"Rajoy sabe que su investidura como presidente es muy difícil, pero con Sánchez al frente del PSOE tiene la certeza de que es imposible", señalan las fuentes consultadas. A pesar de reclamar el apoyo del PSOE, los populares llevan días sacudiendo al líder socialista por un pacto de investidura a cualquier precio muy peligroso para la estabilidad del país, según ellos.
Al mismo tiempo, el "no" rotundo de Sánchez a Rajoy, avalado por escrito y casi unanimidad por el último Comité Federal de los socialistas, convierte en prácticamente nulas sus posibilidades de ser reelegido a corto plazo.
Si Sánchez no logra la investidura ni en la primera votación, que requiere mayoría absoluta, ni en la segunda, que según la Constitución debe celebrarse 48 horas después y en la que basta la mayoría simple, su futuro estaría sentenciado.
Entonces, sin el líder socialista en la ecuación, las posibilidades de Rajoy podrían incrementarse, bien porque el PSOE cambiase de posición y se abstuviese o porque el presidente en funciones repitiese como candidato ante la inmediatez de nuevas elecciones. El reloj comienza a contar durante "dos meses a partir de la primera votación de investidura", según la Constitución. Después, las cámaras se disuelven automáticamente y se repiten los comicios.
Este plan b de Rajoy pasa por reconocer ante Felipe VI una obviedad aritmética: los números no cuadran.
En lo que va de semana, ocho portavoces de formaciones políticas han sido recibidos por el monarca. Cinco de ellos le han expresado su rechazo a la continuidad de Rajoy: se trata de Democracia i Llibertat (la antigua Convergència), En Marea, Izquierda Unida, PNV y Nueva Canarias. Sólo Unión del Pueblo Navarro y Foro Asturias, que concurrieron en coalición con el PP y suman tres escaños, le apoyan. Coalición Canaria duda. De los que aún no han ido a Zarzuela, Rajoy puede contar con el "no" del propio PSOE, de Podemos y de sus demás socios, así como ERC y Bildu, que se han negado a acudir a la llamada del monarca. Sólo Ciudadanos podría abstenerse, pero sería insuficiente.
Nada impide al rey proponer a Sánchez
Cuando le preguntaron acerca de si Rajoy pretende optar a la sesión de investidura, Javier Maroto, vicesecretario del PP, eludió confirmarlo este miércoles. "Naturalmente, la decisión del candidato que va a la investidura depende de las reuniones que tiene el rey ahora mismo. Es una decisión del rey y es su principal cometido", dijo a Carlos Alsina en una entrevista en el programa Más de uno, de Onda Cero. "Es el rey el que propone, no son los candidatos los que van a decidirlo", según él. "El presidente Rajoy dará su opinión y el rey decide", añadió.
En público, tanto el PP como el PSOE aseguran que corresponde a Rajoy, como líder del partido con más escaños, buscar los votos que garanticen su investidura. Así ha sido tradicionalmente porque nunca se ha barajado la posibilidad de que fuese el segundo partido el que optase a la presidencia.
Sin embargo, la Constitución no incluye en ningún artículo (ni en el 62, que regula las funciones del rey, ni en el 99, que trata sobre la investidura), que eso tenga que ser así. El actual limbo legal confiere además un importante papel al rey, que controla los tiempos de la investidura y antes de proponer un candidato podría decidir comenzar una nueva ronda de consultas ante la falta de un pretendiente claro.
El calendario del PSOE, clave
El calendario de la investidura se mezcla con las dinámicas internas del PSOE, que vive una cruenta y más o menos soterrada lucha por el liderazgo. Susana Díaz, la presidenta de Andalucía, gobierna con Ciudadanos y se opone radicalmente a un pacto con Podemos. A pesar de los titubeos, la mayoría de presidentes autonómicos no confían en Sánchez y lo culpan del retroceso electoral que los ha colocado al borde del sorpasso por parte de Podemos.
El sábado de la semana que viene, los socialistas celebran un nuevo Comité Federal, en el que están dos centenares de dirigentes del partido y que fija las claves de la estrategia. En su última reunión, inmediatamente después de las elecciones, el órgano rechazó taxativamente el inicio de negociaciones con grupos que pongan en riesgo la unidad de España. El texto incluía una "condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas": la "renuncia" a cualquier consulta de autodeterminación. La presidenta andaluza espera endurecer aún más la resolución en la próxima reunión para evitar que pactos discretos o supuestas abstenciones autónomas de grupos como ERC o Democracia i Llibertat coloquen a Sánchez en La Moncloa.
El plan b de Rajoy sólo tiene un riesgo que a tenor de la flexibilización de Podemos y sus aliados de esta semana podría ser letal: que Sánchez logre, a pesar de su complejidad, todos los apoyos necesarios.
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