Pedro Sánchez recibió este martes el encargo de formar Gobierno de manos del Rey. Ahora, cuatro hombres y dos mujeres de la confianza del líder socialista han sido encomendados con la tarea de allanarle el camino hacia la Moncloa.
Las reuniones darán comienzo esta misma tarde: Coalición Canaria, Unidad Popular-Izquierda Unida, Nueva Canarias (formación que iba en coalición con el PSOE) y Compromís. El miércoles le tocará negociar con Ciudadanos y por último, el viernes será el turno de Podemos.
Se trata de un equipo que combina dos factores: estricta confianza y experiencia. Sánchez, vapuleado internamente por la presión de varios dirigentes territoriales, no quiere fisuras en un equipo que va a tener que liderar las negociaciones para formar Gobierno más complejas de la historia reciente.
Por eso, la mitad del equipo son miembros de su Ejecutiva, el órgano del partido donde residen los más fieles al secretario general. Se trata de Antonio Hernando, portavoz en el Congreso, Meritxell Batet, secretaria de Estudios y Programas, y María Luisa Carcedo, secretaria de Bienestar Social. Otro de los miembros es el responsable del área económica del grupo de expertos que preparó el programa electoral: Jordi Sevilla. Los otros dos son veteranos fontaneros, o asesores y negociadores en la segunda línea: Rodolfo Ares, dirigente vasco y pilar de su equipo durante las generales, y José Enrique Serrano, ex jefe de gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero y uno de los socialistas que más experiencia tiene en negociaciones importantes.
Hernando, portavoz en el Congreso y número tres por Madrid en la candidatura al Congreso, liderará el equipo. El portavoz conoce bien la cámara baja y ha sido el enviado de Sánchez para no pocas misiones desde que en julio de 2014 se renovara la Ejecutiva del PSOE. El resto de grupos lo considera un negociador hábil y astuto. Es poco amigo de la prensa, a pesar de ser el portavoz, y mide milimétricamente sus intervenciones. En el PSOE se le atribuye la habilidad de nadar y guardar la ropa en términos orgánicos y hay quien le achaca cierta preocupación por el rumbo del partido, pero su trayectoria reciente ha estado ligada a Sánchez, a quien siempre ha defendido en público.
También está Meritxell Batet, número dos por Madrid y responsable del programa electoral. Batet es clave en el equipo de Sánchez, que asumió un gran riesgo al situarla como número dos en la lista por Madrid, a pesar de que la diputada provenía del PSC. Es, de alguna manera, su persona de confianza para coordinar las ideas y propuestas del PSOE y, además, su catalana de confianza. Aunque Carme Chacón, número uno por Barcelona al Congreso, también está en la Ejecutiva de Sánchez, el secretario general se fía más de Batet. Tendrá un punto de vista determinante en las conversaciones sobre el modelo territorial y la reforma de la Constitución. No en vano es profesora de Derecho Constitucional
Jordi Sevilla, vicepresidente económico in pectore y responsable de esa parte del programa, será el responsable de las negociaciones en ese capítulo. Sánchez lo recuperó para su equipo de expertos obligándole a dejar la empresa privada. Ya ocupó una responsabilidad similar con José Luis Rodríguez Zapatero, aunque su relación con él se fue enfriando desde que éste llegase a la Moncloa, optando por Pedro Solbes y luego por Miguel Sebastián como personas de confianza para la economía.
María Luisa Carcedo, miembro de la Ejecutiva y responsable de Bienestar Social, es médico de atención primaria, aunque ha ocupado numerosos cargos en Asturias y en Madrid. Es la menos conocida en el equipo negociador, pero muy respetada y de la confianza de Sánchez. Negociar la política social podría ser su cometido.
Dos históricos bregados en mil batallas cierran el equipo. El primero es José Enrique Serrano, que ha sido jefe de gabinete de los dos presidentes socialistas: Felipe González y Zapatero. Serrano es un negociador clave, discreto y eficaz al que el PSOE ha recurrido en múltiples ocasiones para negociaciones complejas. A pesar de su trayectoria, que le ha granjeado un gran respeto interno, no fue premiado con un puesto de salida en las listas por Madrid y se quedó fuera del Congreso.
Rodolfo Ares ha sido un imprescindible en la estrategia electoral de Sánchez. Discreto y en ocasiones áspero, el que fue estratega clave del PSE, los socialistas vascos, se hizo cargo de la coordinación del equipo electoral de Sánchez y fue clave en su estrategia.
Tanto a Serrano como a Rodolfo Ares es difícil engañarlos. A ellos se aplica el dicho de que saben más por viejos que por diablos. Su experiencia, infinitamente mayor que la de los equipos de los nuevos partidos, puede ser determinante en la obtención de un acuerdo.
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