Navarro, como varios de los últimos máximos dirigentes de ETA y procedente de esa hornada de líderes terroristas sin delitos de sangre que llegaron a la cúpula de la organización procedentes de la kale borroka. Este es el perfil de David Urdin Pérez a quien las fuerzas de seguridad sitúan actualmente al frente de la frágil estructura etarra. Él es el encargado de gestionar los rescoldos de una banda con apenas un puñado de militantes repartidos por varios países, menos de un centenar de huidos desperdigados por el mundo y con la vista puesta ahora en arañar algún compromiso de Francia para sus presos en el país galo.
Urdin Pérez procede de Segi, considerados por la Justicia como los cachorros de ETA que se autodisolvieron en 2012. Forma parte de la misma generación que los también navarros Mikel Barrios e Iñigo Gulina Tirapu, detenidos hace apenas dos semanas en Berlín (Alemania) en una operación de las autoridades alemanas en colaboración con la Guardia Civil. Estos dos individuos integraban ese reducido grupo de terroristas que, a pesar de permanecer inactivos, siguen a disposición de la organización. Ese grupo no supera la decena, según los expertos antiterroristas.
La investigación alemana ha permitido conocer algunos detalles de estos dos últimos detenidos. Mikel Barrios, de 29 años, tenía en su piso de las afueras de Berlín un escáner de última generación y una plastificadora. Además, en su ordenador se encontraron programas de falsificación de un nivel avanzado. No tenía oficio conocido a diferencia de Iñigo Gulina, de 37 años, quien trabajaba para una empresa de jardinería. Gulina y el nuevo jefe de ETA, Urdin Pérez, eran de la misma cuadrilla y en el pasado compartieron acciones de terrorismo callejero, según las mismas fuentes.
Sortu vaticina una "desmovilización"
Nada en ETA indica una vuelta a la violencia. Los últimos comunicados de la organización han ido enfocados a intentar capitalizar el proceso independentista en Cataluña. Sortu -herederos de la antigua Batasuna- lamentó que las últimas detenciones hayan llegado "justo en el momento en el que ETA reflexiona en torno a su desmovilización".
Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por EL ESPAÑOL destacan la ascendencia que sobre Urdin Pérez todavía tiene el último gran jefe de la banda, David Pla Martín, también navarro. Pla Martín fue uno de los dirigentes que leyeron el comunicado del cese definitivo de la violencia en 2011. Detenido en 2015, influyó desde prisión gala de Osny -a 1.000 kilómetros de España- en la estrategia del sellado del arsenal de la banda que derivó en la entrega de decenas de armas el mes de abril en Bayona (Francia). Las autoridades francesas encargadas de analizar el material constataron que ETA se desprendió de menos armas de las que había anunciado. Su objetivo era usarlas como baza de negociación con el Gobierno.
Urdín Pérez tiene muy en cuenta las opiniones de David Pla que le llegan a través de intermediarios. Fuentes de la lucha antiterrorista precisan que las últimas direcciones de ETA siempre han consultado sus decisiones importantes con los pesos pesados de la banda. "Nada de lo que ha sucedido en los últimos años se ha hecho sin el visto bueno de Mikel Antza, por ejemplo", dice un alto responsable de la lucha antiterrorista.
Contactos con el Gobierno francés
De forma discreta el entorno de la banda busca desde hace meses que Francia rompa la tradicional unidad de acción con España y suavice la situación de los algo más de sesenta presos terroristas repartidos por cárceles francesas. Con ese fin, han mantenido contactos con el Ministerio de Justicia galo, quien reconoce a EL ESPAÑOL haberse reunido con algunos de los autodenominados artesanos de la paz que impulsaron el show del desarme del pasado mes de abril.
Fuentes oficiales francesas admiten la existencia de estos encuentros -que hoy serían impensables con el Gobierno de España-, pero añaden que, por el momento, no se ha adoptado ninguna decisión sobre los presos de ETA. Fuentes de la lucha antiterrorista española ya han hecho llegar al Ministerio del Interior su preocupación por estos acercamientos entre el entorno etarra y la Administración de Emmanuel Macron. Este diálogo está patrocinado además por varios diputados del sur de Francia.
Consultado por este periódico, el Departamento que dirige Juan Ignacio Zoido -volcado ahora en el desafío independentista en Cataluña- admite estar al corriente de esas reuniones, pero no aclara si ha hecho gestiones para que se terminen. Se limitan a constatar que por el momento no hay ningún cambio en la política penitenciaria de Francia y destacan la colaboración entre ambos países, que siguen pidiendo a ETA su disolución.
ETA y su entorno pondrán a prueba esa unidad entre España y Francia con la convocatoria de una gran manifestación por los presos terroristas en el corazón de Francia. La marcha tendrá lugar el próximo 9 de diciembre en París y busca, según dicen sus organizadores, acabar con “el régimen de excepción” de los reclusos de la organización criminal.
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