
Frenar a Putin con armas obsoletas y sin ayuda de EEUU: los expertos aconsejan a España invertir el triple en Defensa
"Venimos de décadas de abandono", señalan militares españoles, que denuncian la falta de inversión frente a rivales y aliados.
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Hace un mes Donald Trump sacó a la Unión Europea de su letargo, pero la semana pasada fue su secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien provocó que ese lento despertar se convirtiera en un sobresalto tras una pesadilla. Poco después de que la Casa Blanca anunciara que iba a iniciar conversaciones con Vladimir Putin para poner fin a la guerra de Ucrania, Hegseth afirmó que su país ya no daría prioridad a la seguridad europea.
En ese momento se encendieron todas las alarmas en las capitales europeas. Aunque las señales eran evidentes. Trump nunca ha escondido su rechazo al multilateralismo o su buena sintonía con Putin y ha insistido en que los países de la OTAN deben alcanzar un 5% de su gasto en Defensa.
Pero la realidad es que ocho de ellos no llegan al mínimo del 2% fijado por la propia Alianza Atlántica en 2014. España está a la cola de todos ellos, con un 1,28% de su PIB.
Tras la caída del Muro de Berlín, Europa pensó que la lógica de los ejércitos, el armamento y la seguridad eran cosa del pasado. Y países como Francia o Reino Unido, que llegaron a gastar entre el 5% y el 7% del PIB en defensa, lo destinaron a otras partidas.
España, en el flanco más occidental de Europa, sólo llegó al 3% poco después de su ingreso en la OTAN, coincidiendo con el referéndum de permanencia en el organismo, en 1986. Desde entonces su presupuesto fue bajando hasta que en la década de 2010 se quedó por debajo del 1%.
Ahora el mundo ha cambiado, advierten todos los expertos. La guerra no sólo ha dejado de ser ese mito del pasado que había que olvidar, sino que llama a nuestras puertas con la invasión rusa sob Ucrania.
"El objetivo es tener capacidad de disuasión frente a Rusia y ese poder hasta ahora sólo lo hemos tenido con la OTAN", señala Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano en materia de Defensa y oficial de la Escala Superior de las Fuerzas Armadas retirado.
La cuestión ahora es cómo seguir protegidos, sin la participación de Estados Unidos, ante la amenaza de Rusia, cuyas ansias expansionistas en el este de Europa podrían aumentar si el acuerdo de paz con Trump le otorga un pedazo de tierra invadido en Ucrania.
"Ese objetivo del 2% se ha quedado anticuado, porque eso sería con la aportación de EEUU, pero sin ella habría que llegar al menos al 3% por parte de la UE, lo que supone doblar la inversión actual", agrega Félix Arteaga.
Debido a su desventaja con el resto de socios de la Alianza Atlántica, ese umbral supondría un esfuerzo extra para España. Los planes del Gobierno marcan un calendario acompasado por el que en 2025 sólo avanzaríamos un 0,04% —del 1,28% al 1,32%—; después aceleraríamos el ritmo para llegar al 2% en 2029. Una cota aún insuficiente en un plazo de cuatro años.
Alcanzar ese 2% supondría pasar de los 17.523 millones que gasta España, según datos del Ministerio de Defensa —la OTAN calcula 2.200 millones más, 19.723 millones de euros—, a más del doble en 2029. Pero es que para situarnos en el 3% habría que invertir el triple, hasta los 55.000 millones.
Dónde invertir
Según mandos de alto rango de las Fuerzas Armadas consultados por EL ESPAÑOL, resultará muy difícil alcanzar el gasto en Defensa en un plazo breve. "Pasar de donde venimos a 34.000 millones [el compromiso actual] ya es complicadísimo".
"Primero, hay que encontrar socios en el Congreso, que eso el Gobierno no lo tendrá fácil. Pero si ese dinero llega, ¿cómo lo inviertes? Llevamos tanto tiempo viviendo en la más absoluta pobreza que no sabríamos qué hacer", continúan estas fuentes.
"De los proyectos que ya están sobre la mesa, hay cosas que no se pueden fabricar más deprisa porque haya más dinero. Y además, todos estos nuevos materiales tienen que llevar aparejados un cambio en la disciplina orgánica de los ejércitos. Hay que instruir a la gente en el uso de nuevos materiales, protocolos, adaptación a estas nuevas capacidades... Para 2029 me parece una ilusión, no lo veo factible", señala otro mando con décadas de experiencia.
España, por tanto, estaría en condiciones de invertir su dinero en los mismos objetivos que hace 25 años: mejorar sus carros, sus buques de guerra y sus aviones. "Hay que ir a un nuevo barco, a un nuevo carro y a un nuevo avión. Un avión de quinta generación, el F35 o el F22", prosigue este mando.
Pero el problema de estas das aeronaves es que primero entraríamos en una lista de espera en la que están decenas de países, para que las empresas de Estados Unidos los fabricasen.
Porque ese es otro problema, Europa necesita emanciparse de Estados Unidos, pero la mayor parte de los vehículos militares y las municiones las compra al socio americano.
De ahí que Félix Arteaga recomiende la fabricación a nivel europeo de "sistemas de mando, control, vigilancia satélite o defensa aérea" para poder desarrollar la tecnología necesaria para seguir invirtiendo en otros aspectos de la defensa. "La transición tiene que ser rápida. En un plazo de entre cinco y diez años deberíamos asumir una autonomía estratégica", agrega el experto de Elcano.
España necesitaría, por ejemplo, una nueva fragata que se moviese sin ser detectada. "También hace falta más personal. Y hay una necesidad imperiosa, que es la reserva de guerra", señala el segundo mando consultado por este periódico.
"Estamos sin munición ni repuestos para vehículos. Por no hablar de la defensa antiaérea, que se ha vuelto un objeto de lujo. Las empresas americanas que fabrican sistemas como la Cúpula de Hierro de Israel, o de todo tipo, esas empresas que fabrican radares, municiones de alta precisión, nos dirán que nos pongamos a la cola. Algunas de ellas tienen la cadena de producción al límite o incluso la han superado".
Estas mismas fuentes señalan que, a nivel armamentístico, el principal problema de las Fuerzas Armadas en el Ejército de Tierra son la inteligencia y la capacidad de disparar desde largas distancias. "Hace mucho tiempo que renunciamos al lanzacohetes. Hablamos de disparos de 40, 50 y 100 kilómetros de distancia, que nosotros no podemos hacer. Hacer daño en la retaguardia enemiga con artillería de largo alcance. Y eso lamentablemente se abandonó".
"Por otro lado, hemos ido perdiendo sistemas de inteligencia que teníamos, muy buenos, porque han ido pasando por una total obsolescencia, y no ha habido forma de recuperarlos. Otro problema son los helicópteros de ataque, porque los que tenemos ya estarían sobrepasados. Los helicópteros Tigre se han quedado atrás con respecto al Apache, en poder de Estados Unidos, Holanda, Reino Unido o Polonia”, añaden fuentes militares.
"Venimos de décadas de abandono", incide Juan Carlos Domingo, general de división del Ejército de Tierra, hoy ya retirado. "Aquí falta de todo: invertir en infraestructura, flotas de vehículos nuevos, condiciones sociales y laborales dignas, una política retributiva adecuada a las peculiaridades de la profesión militar, reconstitución de la reservas de guerra o carburante y munición para el adiestramiento".
"La pregunta que hay que hacerse es si Europa o los intereses nacionales en el Estrecho pueden esperar tanto", se cuestiona el general Domingo.
De los aspectos más urgentes, los oficiales consultados señalan los programas especiales de modernización, como el del vehículo de combate sobre cadenas o ruedas, el avión A400M, el futuro caza, los helicópteros NH-90 y Tigre, el submarino S-80, las fragatas F-110 o el programa del sistema aéreo remotamente tripulado RPAS, entre otros.

Helicóptero Tigre del Ejército español. Ministerio de Defensa
A juicio del general de división en la reserva, el Ejército de Tierra necesitaría el desarrollo de nuevas soluciones para las unidades acorazadas y mecanizadas. El del Aire tiene que sustituir el F-18. Y en la Armada, el programa de submarinos S-80 vendrá a resolver una importante carencia. "Quedaría pendiente la decisión que permita sustituir la aviación embarcada (los Harrier)".
Hay más, señala Domingo. "La munición autónoma que se está usando masivamente en Ucrania representa un peligro no sólo para quienes luchan en el frente. De hecho, ha implicado directamente a las sociedades civiles en los costes de la guerra. Deben desarrollarse sistemas de armas inteligentes que enfrenten esta realidad".
Esfuerzo colectivo
Polonia, uno de los países que nos lleva ventaja en cuanto a material de combate, es el Estado de la OTAN que más invierte en su defensa con respecto a su PIB, con un 4,12%. Su posición fronteriza con Bielorrusia, satélite de Moscú, ha motivado la multiplicación del gasto en la última década.
También Dinamarca, a la que Estados Unidos amenaza con arrebatar Groenlandia, acaba de anunciar que este año incrementará su presupuesto en Defensa hasta el 3,2% del PIB, desde el actual 2,37%. Mientras que los países bálticos y escandinavos, como Estonia, Letonia, Lituania o Finlandia también encabezan los mayores esfuerzos de inversión entre los miembros de la OTAN.
"La exigencia no puede ser igual para todos. La mayoría de países escandinavos, por ejemplo, ha retomado su servicio militar obligatorio. En el Este la amenaza es real, mientras España, que está en un rincón de Europa, no la percibe igual. Por tanto, ese compromiso del 3%, 4% o 5% hay que asumirlo como bloque”, sostiene Jordi Molina, profesor asociado de Geopolítica y Geoeconomía en Esade y miembro sénior de EsadeGeo.
Los debates abiertos en la UE y la OTAN son muchos. Previsiblemente, en la próxima cumbre que celebre la Alianza Atlántica, en junio en La Haya, se fijará ese objetivo de inversión del 3%. Pero los países miembros de la UE deben decidir si cumplen con esa cota de forma individual o actuando en conjunto.

Gasto en defensa en los países de la OTAN
Otra cuestión es cómo financiar estos presupuestos, que suponen grandes sumas de dinero a cada uno de los Estados. Y al margen del incremento del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que ya ha prometido aumentar la financiación en Defensa en la UE hasta los 2.000 millones —una cantidad aún muy pequeña para las exigencias totales—, algunos países reclaman que se haga un esfuerzo mancomunado, como ocurrió con los fondos europeos para la recuperación de la covid.
Esa sería la posición de España, partidaria de que una buena parte del esfuerzo adicional parta de la UE y no repercuta en el déficit de cada uno de los países. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, también ha deslizado esta posibilidad con la congelación de las reglas fiscales para inversiones en Defensa.
"Estamos ante el momento más importante desde la Segunda Guerra Mundial y es evidente que a la UE la precipitación de los acontecimientos le ha pillado con el pie cambiado. Durante décadas subcontratamos la seguridad a EEUU, pensando que el siglo XXI sería el del bienestar y la globalización, por lo que ahora nos encontramos operando con una lógica del siglo XX ante nuevas pulsiones territoriales entre potencias”, opina Jordi Molina.
El profesor de Geopolítica no cree que la OTAN deje de existir, pero "sí existirá otra OTAN, probablemente a dos velocidades". Y advierte de que si no hay una adecuación a esta realidad, "la UE quedará en manos de Putin y del expansionismo ruso, debido al terrible precedente que está a punto de concretarse en Ucrania”.
Acelerar el ritmo
Alemania gastó el año pasado un 23% más y el incremento entre los países de la OTAN en los últimos tres años es del 30%, pero los expertos señalan que la inversión en Defensa entre los países de la Alianza Atlántica debería alcanzar unos 300.000 millones de euros al año. Así lo señala The Economist en su editorial de esta semana.
Por eso, debido al contexto actual y a las presiones de Estados Unidos "todo hace indicar que España debería acelerar el ritmo de su inversión", señala Manuel Muñiz, rector internacional de IE University en Madrid y Profesor de Relaciones Internacionales.
Muñiz, que en el pasado trabajó para el Ministerio de Asuntos Exteriores y anteriormente dirigió el programa de Relaciones Transatlánticas de la Universidad de Harvard, considera que España debería acometer "reformas económicas para sostener un crecimiento rápido y eficiente del presupuesto militar", aunque reconoce que "la desconexión total de EEUU no parece viable a corto plazo".
"Su liderazgo en inteligencia, tecnología militar y logística siguen siendo clave para la seguridad europea. Europa tendrá que intentar mantener una línea de apoyo trasatlántico mientras avanza en su propia seguridad", matiza.

Gasto en Defensa en relación al PIB desde 1949 hasta 2023. SIPRI | Our world in data
Mientras, al otro lado del Atlántico, Daniel Hamilton, investigador del Brookings Institution’s Center y presidente del Transatlantic Leadership Network, que se ocupa de las relaciones entre Estados Unidos y Europa, advierte de que "los países europeos deben incrementar sus defensas por su propio interés".
"Estados Unidos gasta cerca de un 3,5% de su PIB, por lo que los países europeos de la OTAN deberían llegar a esta misma cifra. Al menos como bloque, no necesariamente cada uno de ellos. Europa no tiene capacidad de contener a Rusia y tampoco parece justo que Estados Unidos tenga que aportar el 70% de su Defensa, además de suplir la falta de capacidad aérea, logística y tecnología de la UE", responde.
Mientras, Ester Sabatino, responsable de análisis de Defensa en el International Institute for Strategic Studies, considera que "el objetivo del 3% es más realista que el 5%", lo que se podría conseguir sin que "afectara, al menos en parte, al Pacto de Estabilidad". Es decir, que no tuviera incidencia en el déficit de los Estados de la UE.
"Tenemos un agujero importante en seguridad aérea, drones y munición, pero también en otros bienes no manufacturados como el personal, que debe ser renovado. En algunos países, como Alemania, el personal militar generalmente no está capacitado para ciertos niveles de complejidad y en otros, como Italia, la edad media es muy alta", advierte la experta.

Tropas de la OTAN hacen maniobras en Polonia. Reuters
Un ejército europeo
Estados Unidos tiene estacionadas cerca de 90.000 tropas en diferentes bases europeas, cuya presencia no garantiza ahora Trump. De ahí que en los últimos días haya resurgido la idea de crear un ejército europeo, un antiguo sueño planteado en diferentes momentos después de la Segunda Guerra Mundial por Francia y Alemania que nunca ha llegado a fructificar. Una idea que ha retomado ahora elpresidente ucraniano Volodímir Zelenski ante los líderes de la UE.
"Es imposible pensar en una fuerza integrada por personal de todos los países bajo una estructura supranacional, porque, por ejemplo, Polonia nunca cederá su Defensa a España o a Alemania. Al igual que Francia no pondrá su capacidad nuclear al servicio de ningún otro país europeo. ¿Quién apretaría el botón? Es algo que no va a pasar", responde Daniel Hamilton.
Lo que sí existe actualmente son tropas de la OTAN formadas por miembros de los distintos países, que podrían ser desplegadas en la frontera con Ucrania. Reino y Suecia apoyaron esta idea en la minicumbre de París de este lunes, Francia se muestra abierta a esta posibilidad, mientras que España o Alemania la rechazan por el momento.
Varios mandos del Ejército español con décadas de experiencia descartan también la creación de unas fuerzas conjuntas a nivel europeo que puedan garantizar la seguridad al margen de la Alianza Atántica.
"Es imposible a menos que Francia y Alemania se pongan de acuerdo, cosa que no han hecho jamás. Es una cuestión de voluntad, el gasto se repartiría proporcionalmente, igual que en la OTAN, pero es algo que no va a pasar”, concluyen estas fuentes.