Rajoy se atrinchera con los 'sorayos' y premia su política en Cataluña promocionando a Ayllón
El presidente coloca a un hombre de máxima confianza de Santamaría al frente de su gabinete y cierra filas en torno a su 'número dos', cuestionada por la Operación Diálogo.
25 enero, 2018 02:50Para enterrar todas las críticas que suscitó la estrategia fallida puesta en marcha por la vicepresidenta para acabar con el desafío secesionista, Mariano Rajoy ha optado por reforzar todavía más el poder de Soraya Sáenz de Santamaría en Moncloa. El presidente del Gobierno ha estado un mes entero sin jefe de gabinete y ha optado por José Luis Ayllón, un 'sorayo' convencido, para sustituir a Jorge Moragas.
El nombramiento de Ayllón (Barcelona, 1970) no es casual. La desastrosa Operación Diálogo que Santamaría puso en marcha para que los secesionistas no llegaran tan lejos como han llegado reavivó la guerra entre los sectores más enfrentados del PP: el que lidera ella misma y el que encabeza María Dolores de Cospedal. Los afines a la ministra de Defensa pronto señalaron a Santamaría como la responsable del "desastre" del 1-O, por ser precisamente ella la jefa del CNI "que no olió por dónde metieron los independentistas las urnas para votar cuando se negó tajantemente que se fuera a celebrar un referéndum".
El resultado electoral del PP en las elecciones del 21 de diciembre y la mayoría absoluta que cosechó de nuevo el independentismo también colocó a la mano derecha de Rajoy en el centro de todas las críticas. Los más reacios con la estrategia de Santamaría cuestionan que sirviera "para algo" el despacho que la vicepresidenta se abrió en la sede de la Delegación del Gobierno de Barcelona y la "buena sintonía" que tenía con Oriol Junqueras para intentar frenar el desvarío secesionista. "Todo ha resultado ser un auténtico fracaso y nunca le pasa factura nada", critican desde dentro de sus filas.
El 155
En el seno del PP catalán también achacan a la fallida Operación Diálogo sus pésimos resultados electorales. De hecho, hay quien coloca como primera consecuencia del desastre los "palos" del 1-O. "Tampoco la vicepresidenta ha venido nunca a explicar qué es el 155 y las cosas buenas que tiene", aseguran fuentes internas del partido.
Rajoy ha tomado parte en esta lucha y lo ha hecho para ponerse al lado de la vicepresidenta. El presidente ha optado por colocar a uno de los hombres de máxima confianza de Santamaría en su despacho de Moncloa para que le lleve la agenda y le organice todos los viajes internacionales. Con Ayllón dirigiendo el gabinete del presidente, la influencia de la vicepresidenta se multiplica.
Ayllón fue, de hecho, el hombre que siempre ha estado a la sombra de la vicepresidenta. En 2008 fue designado secretario general del grupo parlamentario cuando la portavoz era Santamaría y es desde 2011 secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. Amante del mundo parlamentario, ha sido uno de los principales asesores de la vicepresidenta para desentrañar el lenguaje legislativo de la Cámara catalana con el desafío secesionista en su punto más álgido. Muchos periodistas acudían también a él para descifrar cuál sería el siguiente paso que podrían -o no- dar los independentistas para consumar su desafío.
Uno de los principales negociadores
Licenciado en derecho por la Universidad de Barcelona, fue presidente de Nuevas Generaciones del PP catalán y ha sido secretario de Comunicación del partido a nivel nacional. El parlamentario es uno de los principales negociadores que ha tenido el PP en el Congreso para intentar sacar adelante iniciativas con otros grupos políticos. No es difícil encontrártelo en el patio del Parlamento fumando un pitillo con algún rival y hablando con desenfado de cualquier tema de actualidad.
Compañeros de partido y de otras formaciones destacan un tono y un trato "exquisito" del nuevo jefe de gabinete del presidente. Ayllón se enteró de su nombramiento la misma mañana en la que se hizo público. Ser catalán, como su antecesor, ha sido una razón de peso para que Rajoy se decantara finalmente por él. A partir de ahora, dejará el Congreso para llevar al día la agenda del presidente y ser el nexo que mantiene unida Moncloa con Génova.