Igea, primer cabeza de lista en hacer campaña confinado: bañera, boxeo y "fotos con garrapatas"
Sale este sábado de su encierro. Se baña por las mañanas y se pone más enfermo todavía con las fotos campestres de sus rivales: "¡Qué idiotez!".
5 febrero, 2022 04:22Noticias relacionadas
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Probablemente sólo exista en España un candidato electoral capaz de posar en camisa y chándal. Dicho de otro modo: sólo existe un candidato que no se cambia de ropa para la foto. Le hemos pedido a Francisco Igea, líder de Ciudadanos en Castilla y León, que aparezca con su indumentaria de encierro –lleva confinado y coronavirizado desde el pasado viernes– y así lo ha hecho. Con sus zapatillas de cuadros, su cervecita y sus aceitunas. Hoy, por fin, vuelve a la calle.
Es la antítesis de la foto del candidato rodeado de cabras, ovejas, vacas y jamones. Igea ha tenido mucho tiempo esta semana para ver a sus adversarios "disfrazados" de ganaderos. Le hierve la sangre: "Si me permite el término, ¿qué descojono es ese? ¡Vaya falta de respeto!". Luego hablaremos de eso.
Antes, el diagnóstico: el exvicepresidente de la región regresaba a casa hace una semana después de un día de campaña. Notó mocos, catarro y carraspera. Lo que viene siendo un trancazo. Comparte casa con su madre, de 92 años. Entonces corrió a hacerse el test: positivo.
Por si Ciudadanos no lo tenía suficientemente complicado, la dirección del partido se encontró con su candidato encerrado nada más estrenarse la contienda. De hecho, se trata del primer cabeza de lista en España que afronta una campaña arrestado en su domicilio.
De ahí este experimento. Mantener una charla telefónica, intercambiar algunos audios y unos cuantos mensajes de texto para sumergirnos en este nuevo género de la comunicación política.
Cuando llegó la pandemia, los spin doctors avasallaron a sus clientes –los políticos– con propuestas para decorar sus habitaciones: "Oye, ¿qué te parece si ponemos ahí una foto? ¿Y si colocamos un cuadro detrás de ti?". Por no hablar de los experimentos con los animales domésticos.
A Igea también se lo propusieron en cuanto se supo su positivo. "Ya me conocen. Saben que esas cosas no van conmigo, pero un miembro del equipo sugirió colocar un banner... Dije que banner por mis". Conviene no acabar la frase por si a Google le diera por penalizar este artículo.
Francisco Igea sale de su confinamiento este sábado. La conversación que inició este reportaje fue exactamente así:
–¿Se encuentra bien o es asintomático?
–¡Yo estoy perfectamente! Quien está continuamente sintomático es Mañueco.
El positivo de Igea supuso la marcha de su madre a casa de otra hija. Y aquí, en el domicilio familiar, se quedaron el entrevistado y su mujer. Aislados en habitaciones distintas. Porque la esposa del político es sintomática pero negativa en test. Justo lo contrario que su marido.
"Sí, he usurpado la casa familiar. Tiene doscientos cuarenta metros cuadrados". Estamos en una casa típica castellana. Con una entrada para la familia y otra para el servicio, como antiguamente. Este juego de vestíbulos ha sido muy útil para recoger las compras que hacen por internet.
La habitación que Igea no quiso adornar; es decir, la habitación donde Igea atiende telemáticamente a los periodistas, es la misma donde dormía de niño. ¡Qué cosas tiene la pandemia! Un señor de 57 años afronta una refriega política en el mismo metro cuadrado donde...
"Éramos siete hermanos. Aquí dormíamos los chicos. He hecho de todo. ¡Hasta boxear! Con guantes, ¿eh? Nos subíamos en las camas, nos poníamos los guantes y nos dábamos", relata.
Desde aquí tuvo que boxear en el debate electoral. Los técnicos de RTVE, vestidos de astronautas, montaron en el salón todo un plató de televisión. "Fue espectacular, para qué voy a decirlo de otra manera. También le digo: no entiendo por qué no esperaron a que me desconfinaran. ¿Querían callarme? Lo tuvieron jodido".
Tanto que la encuesta realizada en redes sociales por la televisión pública de la Comunidad autónoma dio por ganador al exvicepresidente de Castilla y León. Esta semana se repetirá la cita, ya con los tres espadachines en los estudios.
Igea pidió a los técnicos que le pusieran una televisión donde se viera exclusivamente a sus adversarios. La pidió a la altura de los ojos. Mañueco y Tudanca, en cambio, veían al de Ciudadanos en un monitor a la altura del suelo. "Creo que les perjudicó. Yo les miraba a los ojos. Ellos miraban al suelo", recuerda.
–Si Mañueco hubiera dado positivo a la vez, se podrían haber confinado ustedes juntos.
–¡No me joda, hombre! Ya estuvimos confinados mucho tiempo.
La relación entre Mañueco e Igea continúa siendo una de las piedras angulares de la campaña. El candidato del PP –y presidente de la región– rompió la coalición, cesó a todos los cargos de Cs y adelantó elecciones. Dijo haberlo hecho porque los naranjas "conspiraban" con el PSOE para tumbar el Ejecutivo. A Igea todavía le entra la risa.
–¿Y qué hay del candidato socialista?
–Luis Tudanca es un curilla.
–Pues tenga cuidado que los curas mandaron cuarenta años seguidos en España.
–¡Y fueron suficientes!
–Una curiosidad, por pulsar cómo está la política. Cuando anunció su positivo, ¿le envió algún mensaje el resto de los candidatos para ver qué tal se encontraba?
–Tudanca puso un tuit. A las doce de la noche, cuando ya no le quedaba más remedio, Mañueco puso otro. Pero ninguno de los dos me envió un WhatsApp, si es lo que pregunta.
Bañera y siesta
Paco –en esta casa es "Paco", y no Francisco– se levanta a eso de las 7:30. Desayuna "escuchando a Alsina". "Después, me meto en la bañera". ¿Disculpe? "Sí, sí, es que soy un tipo muy antiguo. Soy de bañera, y no de ducha, ya lo siento. En agua caliente. Ahora que puedo, me baño media hora". Acaban de cumplirse veinte años de la muerte de Camilo José Cela. El autor de La Colmena santificó la siesta con padrenuestro, pijama y orinal. Igea admite que se echa la siesta cada día, pero no despeja la incógnita del orinal.
Después, a eso de las diez, graba el vídeo del "candidato confinado", una especie de diario de encierro que viene publicando estos días en redes sociales y que está dando buen resultado al partido en campaña.
Amarrado al teléfono y a la tablet, ojea la prensa, estudia documentación y, de tanto en cuando, atiende a los medios. A ritmo de "dos o tres" entrevistas por la mañana; y "otras dos o tres" por la tarde.
–Al estar encerrado, ¿está siendo muy pesado con su equipo de campaña?
–Creo que no, pero tendrán que decírselo ellos. Lo que más les preocupa, y a mí también, es que estoy solo en casa muchas horas con el Twitter en la mano y, claro, tengo más peligro que una piraña en un acuario lleno de peces.
–Aparte de política, ¿qué hace?
–Estoy leyendo el libro sobre el Cesid de Fernández-Miranda y Chicote [El jefe de los espías, Roca Editorial]. Me está gustando bastante. Veo películas, documentales. Antes del debate, volví a ver uno, Mayor Pete, que me estimuló bastante. Es sobre Pete Buttigieg, candidato a las primarias demócratas. Gay, casado, alcalde de una ciudad industrial... La suya fue una campaña épica. La nuestra, en cierto modo, también lo es.
En esta era de la polarización, en contra de lo que pueda parecer, las campañas electorales, generalmente, son los momentos más valorados por los políticos. "Parece que no nos está afectando el encierro en los sondeos. Estamos mejorando, incluso. Pero en clave personal me ha dado pena perderme esta semana. Disfruto mucho ese contacto con la gente", resume.
La biblioteca del salón está llena de libros. En varias baldas consecutivas, las obras completas de Miguel Delibes. Firmadas todas y cada una de ellas. Porque don Miguel, de chaval, antes de la guerra, era íntimo amigo de los hermanos del padre de Paco. Murieron en la contienda.
A partir de 1939, Delibes mantuvo esa estrecha relación con el padre de Igea. Le regalaba todos sus libros. También aves. "En mi casa, comimos muchas perdices cazadas por don Miguel".
–¿Recuerda alguna anécdota que le contara su padre?
–Delibes solía decirle a mi padre: "Paco, para ser optimista en este país, hay que ser imbécil". Una de las hijas de don Miguel, cuando el escritor estaba a punto de morir, me contó que se estaba acordando mucho de mi padre y sus hermanos.
Las fotos de las garrapatas
Encerrado en casa, con el dichoso Twitter, Igea ha tenido mucho tiempo para ver las fotografías de sus adversarios políticos con animales: "Oiga, es que es increíble. ¡Increíble!".
El candidato de Ciudadanos considera que Casado "se ha convertido en un meme": "¡Va a acabar con garrapatas! Es un despropósito. ¡Y los de Vox disfrazados de montería! Son el Señorito Iván, de Los santos inocentes, otra vez Delibes".
"Se ha convertido en un esperpento. Esos posados... Lo hacen porque creen que así empatizan más con los ganaderos, pero se piensan que la gente es tonta. Esas fotos son una falta de respeto a los trabajadores del campo. Salen ahí, en un prado, en una cosa bucólico-pastoril... Nos toman por idiotas. Está tan sobreactuado... Pero, ¿qué le están contando al señor que tiene cuarenta vacas en Carrión de los Condes?", afirma Igea.
El objetivo de Ciudadanos en las elecciones del próximo 13 de febrero pasa por sacar un grupo parlamentario propio y escaños suficientes para decidir el Gobierno: "Somos conscientes de donde venimos, pero podemos estar ahí. Nos lo creemos. Yo me lo creo. La gente lo nota".
Igea todavía llora cuando ve Enrique V, la película basada en la obra de Shakespeare. Recita de memoria: "We few, we happy few. We band of brothers". Le viene al pelo a Ciudadanos.