Malestar en dirigentes socialistas por el tono de Óscar Puente: "Quizás ha sido demasiado barro"
- "Hemos elegido a uno con cuentas pendientes con Feijóo, un político dolido arrojado a una cosa que sabe hacer, pero era una pelea del presidente".
- Sigue el debate de la investidura de Feijóo en directo
La decisión estaba tomada desde hace tres semanas, "el tiempo suficiente para que la intervención saliera como salió", explica un alto cargo de Moncloa. ¿Y cómo salió? "Pues para algunos, la verdad, demasiado barro, no nos ha gustado", apuntaba un dirigente autonómico, de los que habían viajado a Madrid invitados para hacer de 'clac' de Pedro Sánchez en la investidura de Alberto Núñez Feijóo. "No para esto".
Esto fue la andanada de Óscar Puente, portavoz del PSOE en la investidura del político gallego.
Varios dirigentes salieron al patio del Congreso, visiblemente incómodos, justo después de la primera intervención del portavoz socialista, y ya no volvieron. "Tengo que irme, me esperan en mi tierra"; "yo es que me voy a tomar un refresco... estoy acalorado".
Todos rezongaban antes de contestar, por lealtad parecía ser -o porque el sentir general que traslucía la bancada socialista era de ese placer que los adolescentes sienten al ver un combate de lucha libre americana-, pero al final lo hacían. ¿Cómo lo has visto? "Hemos sacado a un nueve a la antigua usanza. De los que meten gol entrando a matar", respondía un colaborador directo de Sánchez.
Ya, ¿pero estáis satisfechos del resultado? "Ufff... no me preguntes".
Es evidente que colaborador del presidente sí, pero también que no era de los que sabían de la decisión. No fue el PSOE, ni siquiera el Grupo Parlamentario Socialista, sino Moncloa, y el presidente personalmente, quien eligió a Óscar Puente, exalcalde de Valladolid, exportavoz efímero de la Ejecutiva y exjugador de rugby.
Y lo hicieron, lo hizo Pedro Sánchez, por dos motivos concretos: para responder a Alberto Núñez Feijóo no había nadie que, como él, reuniera en sí mismo la condición de perdedor ganando y de "pitbull" de la política.
"¿Un delantero rudo? Me gusta", respondía Puente, a la salida de la maratoniana jornada en el Congreso, charlando en el patio, dejándose encontrar por la prensa y disfrutando de un momento de protagonismo entre los reporteros. "Me han dicho que si quitanieves, o que si bulldozer", bromeaba él, añadiendo leña al incendio que había montado, unas horas antes, al cumplir la misión encomendada.
Pero no todo eran alegrías en el PSOE. "Con lo de Puente, habremos triunfado una tarde, pero esto rompe todos los puentes", lamentaba un barón regional. "Mira, Óscar no estaba contestando hoy a Feijóo, no era por hoy".
"Lo hemos utilizado"
Explíquese, por favor... "Que hemos elegido a uno que tenía cuentas pendientes con Feijóo para utilizarlo contra él… que el PSOE ha utilizado a un político dolido arrojándolo a una cosa que él sabe hacer, pero que era al servicio de una pelea que quería tener el presidente".
Porque, efectivamente, otros dirigentes del PSOE -ellos sí satisfechos con la actuación del exalcalde de Valladolid- daban los mismos argumentos, pero para celebrarlo. "Se trataba de encontrar a la persona adecuada, que supiese poner a Feijóo ante su espejo. ¿Qué argumento infantil es ése de que usted es el más votado? La Constitución y la ley electoral no van de eso, sino de quién logra los apoyos de la Cámara".
Y en eso, efectivamente, el PSOE va con ventaja. Tanto Feijóo como Puente fueron los más votados; uno en las generales, el otro en las municipales... y uno no gobernará -lo asume todo el PP- tanto como el otro no lo hizo, por esos "pactos de perdedores, les llama usted. ¡Pues ustedes me lo hicieron!".
No hablar de amnistía
La idea socialista era la de guardar con celo el secreto para crear expectación. Y después, sorprender con un nombre fuera del foco actual, pero curtido en mil batallas, para subir los decibelios desde la tribuna.
Cómo sería la cosa que hasta en el gabinete de la presidenta, la socialista balear Francina Armengol, se generó "tensión y desagrado" por cómo, de repente, se les podía poner el debate. "Si esto es con el PSOE, qué no pasará cuando le toque a los indepes catalanes, o a Bildu...", comentaba uno de los trabajadores de la Presidencia del congreso.
"Ni en la reunión del grupo, previa a la sesión de este martes, lo habíamos anunciado", apunta otra fuente socialista que sí estaba en el secreto de Puente. "Patxi [López] sólo había dicho que sería una sorpresa".
Y a fe que lo fue, a juzgar por los murmullos de las bancadas del hemiciclo cuando Armengol dijo: "Por el Grupo parlamentario Socialista tiene la palabra Óscar Puente". Pero no pilló a todos los socialistas con el pie cambiado: "Esta mañana", por la del martes, "ya lo sabían unas veinte personas del grupo... ha sido sorprendente de que no se filtrara".
¡Y bueno! Añadía el propio Puente. "Había que generar expectación, y que el PP no supiera reaccionar". Eso, a la vista de las respuestas del candidato, sí que ocurrió.
Feijóo gastó su réplica en leer unos folios preparados para el portavoz López -en el PP contaban con que Sánchez no saldría, "conociéndolo como lo conocemos, porque no iba a querer que el gallego le pusiese la cara colorada en directo"-, con algunas anotaciones añadidas a vuelapluma sobre la trayectoria de Puente. Luego, renunció a su dúplica final... y retomó las referencias "al diputado de Valladolid" en las respuestas a Vox, en la de Sumar y hasta en las de los independentistas catalanes, con las que acabó la jornada.
Puente había acusado a Feijóo de dirigir un partido construido "sobre los cimientos del franquismo" y "tan degradado que ha sido parasitado por la extrema derecha", un partido "nostálgico de la dictadura". Le habló de la Gürtel, de que el nuevo delito de "deslealtad constitucional", propuesto por el candidato, él sería el primer imputado, "y con la agravación de la malversación se puede quedar solo, tenga cuidado".
Fueron lindezas de ese tipo, además de otras directas y personales, como la de deslizar presuntas "amistades" con un narco: "Forma parte usted del PP de Galicia, esa gran familia retratada en Fariña". O calificarle irónicamente de valiente por haber "huido de un debate alegando lumbalgia" en la campaña. Pretendía con eso responder a los gritos de "¡cobarde, cobarde!" lanzados desde la bancada del PP a Sánchez por no ser él quien diera la réplica en nombre del PSOE.
"Si no iba a salir el presidente, deberíamos haber elegido a Patxi", concluía un tercer líder socialista, descontento con el "demasiado barro" del jugador de rugby. Sobre todo, contando con que, efectivamente sí, Puente logró que se dejara de hablar de amnistía un buen rato: "Ya se hablará de eso desde el viernes, cuando caiga Feijóo", se jactaba el portavoz vallisoletano a la salida.
Pero esta legislatura, si Sánchez definitivamente acuerda a ese nivel con Junqueras y Puigdemont, "será difícilmente gobernable" y habrá que buscar votos debajo de las piedras, como dice el propio Sánchez. PNV y Bildu competirán por las elecciones vascas en apenas seis meses; Junts y ERC por las catalanas en más o menos un año... y el PSOE, sin uno solo de ellos, no tendrá votos para sacar sus leyes.
"Mira, Puente se podría haber ahorrado cinco minutitos... te voy a decir eso y no me insistas más". Bueno, lo cierto es que si Moncloa buscaba esto, lo lograron con creces, ¿no? "Buscaban eso, sí. Para eso, Óscar Puente está bien elegido. Pero a algunos esto no nos gusta. Es demasiado. Tanto barro. Esas formas... no, no, ¿ahora cómo le pedimos votos al PP, cómo armamos acuerdos importantes?".