Feijóo consolida su liderazgo mientras Sánchez lleva al PSOE a otra debacle autonómica
El presidente vuelve a debilitar a su partido, aumenta su sangría territorial y pierde margen de maniobra con Puigdemont.
19 febrero, 2024 00:25El PP ha logrado repetir mayoría absoluta en Galicia, lo que otorga a Alberto Núñez Feijóo crédito para mantener su liderazgo y para su tarea de oposición al Gobierno de coalición.
El líder popular supera una importante meta volante, tras una campaña electoral en la que asumió un notable protagonismo, casi solapado al de Alfonso Rueda, presidente en funciones de la Xunta.
Feijóo consolida su condición de líder de un partido con el mayor poder autonómico en la historia constitucional. Moncloa planteó la campaña como una oportunidad de debilitar al jefe de la oposición y le ha salido muy mal, porque ni había opciones de cambio en la Xunta, ni estaba en cuestión el proyecto de Feijóo.
Los socialistas han cosechado un pésimo resultado, por debajo del 15% del voto, en su mínimo histórico en Galicia. Para Pedro Sánchez es un revés demoledor, uno más en su trayectoria de debilitamiento del PSOE en casi todas las comunidades autónomas.
Perdió en Andalucía, donde el PP gobierna ya con mayoría absoluta; cayó en Castilla y León y retrocedió al tercer puesto en Madrid donde Isabel Díaz Ayuso arrasó con una amplia mayoría absoluta y el pasado mes de mayo perdió todas las comunidades autónomas menos Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra.
Significativamente, el único presidente socialista con mayoría absoluta es Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha, con un discurso claramente enfrentado al de Pedro Sánchez. El único feudo claro del PSOE no es 'sanchista'.
El secretario general del PSOE mantiene desde 2018 la Presidencia del Gobierno, pero su partido retrocede notablemente sin parar en todas las comunidades. Así lo ha hecho desde aquel momento y podría volver a ocurrir en breve en el País Vasco y luego en Cataluña, donde deben celebrarse elecciones antes de un año.
La etapa de Sánchez en el Gobierno coincide con la sangría territorial del PSOE, aunque la tesis de los socialistas para respirar es asegurar que cada vez es más frecuente el voto diferenciado entre elecciones autonómicas, generales y municipales.
Menos margen con Junts
El equipo de Sánchez en la Moncloa planteó las elecciones gallegas como un duro examen para minar el liderazgo de Feijóo y ponerlo contra las cuerdas, y le ha salido muy mal. Ha fracasado esa estrategia. Quisieron alentar a Vox y no les funcionó como en las generales. Han perdido cinco escaños y el 20% de los votos que logró en 2020.
Un resultado y un contexto que servirán para que Moncloa tenga que hacer análisis autocrítico de un proceso sostenido de debilitamiento territorial. Eso incluye la gestión de los pactos con Junts, incluyendo la ley de amnistía.
Sánchez tiene menos margen de maniobra porque constata el rechazo que provoca su política y, además, porque le hace más complicado amenazar a Carles Puigdemont con el botón nuclear de la convocatoria electoral a partir del 29 de mayo.
José Ramón Gómez Besteiro, el cabeza de lista socialista, que ha caído a un dato pésimo, era una apuesta personal de Sánchez. Lo impuso como candidato en Galicia y se ha volcado también en la campaña con multitud de actos, con apoyo de todo el Gobierno y con una actividad coordinada del Consejo de Ministros para anunciar medidas sociales enfocadas a ganar votos.
Por cierto: ninguno de esos ministros compareció ayer con Besteiro en la noche del desastre.
El desastre del PSdG se produce en favor del BNG, que sube de 19 a 25 escaños, logrando convertirse en la segunda fuerza política y en la oposición real al Gobierno del PP. El partido que lidera Ana Pontón ha obtenido un espectacular resultado, pero el desplome de los socialistas impide el cambio en Galicia.
La cara de esa moneda es la del PP, con protagonismo especial de Feijóo. En 2022 dejó la Xunta en manos de Rueda para liderar el PP desde la sede de Génova. Su partido logró un vuelco en las municipales y autonómicas de mayo de 2023, hasta el punto de que el PP obtuvo el mayor poder autonómico que ha tenido nunca ningún partido y ganó las generales, aunque no consiguió los escaños suficientes para gobernar.
La sangría autonómica
Como explica el PP, "Feijóo ha ganado 11 de las 16 autonómicas que se han celebrado desde que es presidente. Y de las cinco que no ha ganado, una es Extremadura (gobierna con Vox) y otra es Canarias (gobierna con Coalición Canaria) y ha ganado las generales".
Gran parte del éxito electoral del PP en Galicia se explica por haber conseguido de nuevo excluir a Vox de las instituciones. Feijóo ya logró sacar de la política gallega a Ciudadanos y al partido de Abascal. Después de cuatro mayorías absolutas, el PP ha alcanzado el 48% de los votos.
El otro fracaso estrepitoso de las elecciones gallegas es el de Sumar, personalizado en la vicepresidenta Yolanda Díaz. No ha conseguido escaño y es irrelevante en su comunidad. Ella apostó por Marta Lois como cabeza de lista y se volcó en la campaña. Ha obtenido el 1,9% de los votos, por debajo incluso de Vox. Un desastre sin paliativos.
Pese a su protagonismo en la campaña, Yolanda Díaz no ha ejercido de líder y no acudió al cuartel general de Sumar en la noche electoral. Envió a Íñigo Errejón, quitándose de en medio. Las victorias tienen muchos padres y las derrotas son huérfanas.
Podemos, por su parte, ha tenido menos votos que el Pacma.