Jordi Pujol y su mujer, Marta Ferrusola, en una imagen de 2017.

Jordi Pujol y su mujer, Marta Ferrusola, en una imagen de 2017. EFE

Política CATALUÑA

Muere Marta Ferrusola, la 'madre superiora' que con Pujol forjó el separatismo y la corrupción del clan

La empresaria, esposa del más longevo presidente de la Generalitat, falleció este lunes por la noche a la edad de 89 años.

9 julio, 2024 00:19

En sus 89 años de vida, Marta Ferrusola fue presidenta consorte del molt honorable, matriarca del clan Pujol y, tal y como se autodefinió en una carta en 1995, "madre superiora de la congregación". El mensaje era una clave para la Banca Reig, a quien reclamaba dos millones de pesetas de dudosa procedencia.

Ferrusola falleció este lunes tras una lucha de casi dieciséis años contra el Alzheimer. En 2021, la mujer que dijo que sus hijos iban "con una mano delante y otra detrás" pidió al juez que la exculpase del caso Pujol, que investigaba a su marido y al resto de su familia por una decena de delitos cometidos durante la etapa en que estuvieron al frente de la Generalitat. 

Pero lo que terminó con una millonaria fortuna oculta en paraísos fiscales tuvo un origen mucho más local, con Marta y Jordi en un coche utilitario, de pueblo en pueblo, forjando la identidad del separatismo catalán. Que el discurso cambiara de un punto a otro se decidió en la mesa del comedor, cuando el núcleo de la sagrada familia redactó la famosa carta confesando sus delitos. 

Desde entonces, la biografía de Marta y los Pujol ha terminado prisionera de una paradoja: el líder político y moral que se proyectaba como modelo de Cataluña, en realidad, no tomaba precauciones para llevar a la práctica su propio discurso. 

La madre superiora

Lejos de admitir cualquier error, incluso la confesión colectiva, la madre superiora negó tantas veces como San Pedro. Primero, negó trato de favor a sus hijos; después, los viajes a Andorra desde 1980 para repatriar fondos; y finalmente, negó las corruptelas del partido que su marido lideró durante tantos años hasta que prácticamente se volvieron indisociables. 

Ahora se sabe que fueron tres mentiras. Sobre todo, la documentación enviada desde Andorra a la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción pusieron la réplica a Ferrusola y la transformaron en "madre superiora" de la corrupción. También en la matriarca de un clan coordinado para detraer durante años dinero de las arcas públicas y beneficiarse desde dentro de las instituciones.

Las referencias religiosas no son baladíes. Ferrusola era una mujer de firmes convicciones cristianas, vinculada al Opus Dei y conocida como La Martona por sus amigas. Tal era su fervor que, en las cartas que intercambiaba con los bancos, utilizaba términos como "misales", "capellanes" y "parroquias" para comunicar en clave los destinos del dinero desfalcado. 

Xenofobia

Presidenta durante dos décadas del Festival Internacional de la Infancia de Barcelona, su papel como primera dama 23 años a la sombra de Jordi Pujol llamó en varias ocasiones la atención de los medios de comunicación.

Sobre todo, encendía su discurso en contra de los inmigrantes —"una gente que no sabe ni lo que es Cataluña [...] y sólo saben decir 'dame de comer'"— e incluso de los españoles nacidos fuera de Cataluña. El odio a "el castellano", como idioma y como gentilicio, fue otra de las piedras del zapato de las que nunca logró zafarse.

Las declaraciones fueron subiendo de tono con el paso de los años. Al ser preguntada en televisión si le molestaba que José Montilla, nacido en Córdoba, hubiese llegado al cargo que ostentó su esposo, afirmó: "Un andaluz que tenga el nombre en castellano, sí. Me molesta mucho. Mucho. Debe hablar bien el catalán y tener el nombre en catalán".

Esto, como casi todo en la vida de Marta Ferrusola, estaba también relacionado con su mencionada interpretación de las Sagradas Escrituras. Una horda de infieles decididos a ocupar Cataluña con su lengua, sustituir iglesias por mezquitas —"cuando ya no tengan suficientes, nos las plantarán donde sea" y, de paso, salir beneficiados con las ayudas públicas. 

Manuscrito del expresidente Jordi Pujol i Soley.

Manuscrito del expresidente Jordi Pujol i Soley.

 

La floristería

Volviendo a la corrupción. En los años 90, Ferrusola y la esposa de Carles Sumarroca, investigado en la operación Petrum y fundador de CDC, crearon una sociedad dedicada a la jardinería llamada Hidroplant. Una exnovia de Jordi Pujol Jr. dijo de ella que "la floristería de Marta era como un impuesto revolucionario".

En 1994, el F.C. Barcelona le encargó la remodelación del césped del Camp Nou, pero los tepes no enraizaron y el asunto acabó en los tribunales. Ferrusola culpó a la climatología del fiasco. Volviendo a las declaraciones de la exnovia de su hijo, el campo acabó convertido "en un patatal". 

El asunto con "la floristería de Marta" es que obtuvo varios concursos de la Generalitat siendo su marido presidente, como el ajardinamiento de la zona de entrada del World Trade Center, por dos millones de pesetas sin concurso previo. También consiguió otro, por veinte millones esta vez, para ajardinar el Puerto de Barcelona. 

En julio de 2014 fue el propio Jordi Pujol i Soley, tras más de dos décadas al frente del Gobierno catalán, quien reconoció la existencia de cuentas en Andorra en las que su familia ocultaba dinero a Hacienda. Desde el primer momento, la familia intentó cerrar filas sobre la figura del patriarca, del molt honorable president, tratando de justificar ese patrimonio como fruto de una herencia.

Mientras en los medios de comunicación era el patriarca del clan quien pedía calma e intentaba controlar la detonación controlada con su famosa carta pública, los documentos en Andorra apuntaban ya a que su mujer era quien controlaba el dinero. Marta Ferrusola era la titular de tres cuentas en el Principado, tres depósitos abiertos a su nombre y una fundación panameña llamada Kopeland.

El 13 de marzo de 2016, este diario adelantó un dato clave sobre el papel de Ferrusola en la trama. Durante la época en la que su marido era presidente, viajó en varias ocasiones a Andorra para sacar de sus cuentas dinero en efectivo. "Un millón de pesetas para sus gastos", decía la justificación.

La versión oficial fue otra. En la comisión de investigación del Parlamento catalán, la matriarca negó cualquier viaje al Principado para mover dinero desde 1980. "He estado diez veces para esquiar", aseguró ante los diputados. Poco después se demostró que había sido responsable directa de disfrutar de 330.000 euros de origen desconocido.

Ferrusola negó la mayor, no la recordaba, incluso años antes de sufrir una aparatosa caída en 2020 que vino a agravar su lucha particular contra el Alzheimer, la cual padecía desde 2008. Incluso en los peores momentos nunca se separó de su marido ni de sus hijos.