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Política GASTO EN DEFENSA

Sánchez incluye la lucha contra el cambio climático como gasto en Defensa para aplacar a sus socios del 'no a la guerra'

El Gobierno también plantea incluir la protección contra los ciberataques y la inversión en tecnología dentro del plan de rearme.

Más información: Sánchez abre una etapa de Gobierno personal: subirá el gasto militar sin apoyo ni de sus socios ni del Congreso

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Hace ahora dos décadas, el PSOE era el partido del 'no a la guerra'. La situación era completamente diferente: España había apoyado la invasión estadounidense de Irak y los socialistas en la oposición utilizaron este lema como el principal argumento contra el Gobierno de José María Aznar

Ahora los del 'no a la guerra' son sus propios socios, todo el arco parlamentario a su izquierda, que se opone a aumentar el gasto militar frente a la amenaza de Rusia y el abandono de Estados Unidos. En el PSOE se esfuerzan en argumentar que "invertir en Defensa es invertir en paz", como repite la ministra Margarita Robles, pero ese juego retórico no basta.

Por eso, el presidente, Pedro Sánchez, trabaja en una doble vía: por un lado, insiste en que no habrá recortes en partidas sociales; y, por otro, intenta convencer a sus aliados de que el plan para aumentar la seguridad incluye medidas mucho más amplias. Por ejemplo, las políticas contra el cambio climático.

La tesis que manejan desde el Gobierno es que la amenaza de Rusia puede ser física en los países limítrofes de la UE, mientras que a España le afectan más los llamados ataques híbridos. Es decir, operaciones informáticas o acciones provocadas por otros gobiernos que pueden desencadenar una amenaza terrorista, un flujo masivo migratorio o una injerencia electoral.

De ahí que la inversión en España en seguridad consistirá también en la "mejorar nuestra capacidad en ciberseguridad, la protección de infraestructuras críticas o en hacer frente a las emergencias de protección civil derivadas de una emergencia climática que está afectando principalmente al Mediterráneo", aseguró este domingo Sánchez en el Congreso del PSOE en Aragón.

Una idea que ya había planteado el pasado jueves tras reunirse con los representantes de otros grupos políticos para hablar de Defensa y que confirmó al día siguiente la ministra de Ciencia, Diana Morant, durante una visita a una planta aeroespacial en Elche. Allí apeló a las palabras del presidente para que "abriéramos nuestra mente", de modo que "para ser más autónomos, para estar más seguros tenemos que invertir más en ciencia, en innovación y en tecnología".

"Estamos hablando de que el acceso al espacio nos garantiza tener acceso a las telecomunicaciones, a tecnologías de ciberseguridad, a tecnologías que nos advierten del cambio climático, de fenómenos como las emergencias de la dana, el volcán de La Palma o fenómenos extremos", explicó Diana Morant.

Los expertos reconocen que en el contexto actual es tan importante en un conflicto bélico poseer armamento de última generación como contar con acceso a satélites, de los que dependen los drones o con los que se pueden desactivar ciertas amenazas. Pero en la nueva contabilidad que plantea el Gobierno el foco parece expandirse a materias mucho más amplias. 

La ministra de Sanidad, Mónica García, habla incluso de ampliar ese concepto de seguridad a la inversión en "material sanitario" y las "reservas de medicamentos como las vacunas", de modo que estemos más preparados ante futuras amenazas.

Auditoría interna

Mientras, los militares españoles llaman a modernizar carros de combate, buques de guerra o aviones que han quedado obsoletos o a dotarse de herramientas de inteligencia y munición de largo alcance.

El Ejecutivo ya ha ordenado a los diferentes ministerios que elaboren una especie de auditoría interna para que se puedan catalogar como inversiones en Defensa cuestiones que hasta ahora quedaban al margen. Según un informe del Centro Delàs para la Paz, el Gobierno podría aumentar inmediatamente en unos 8.000 millones de euros estos presupuestos sin aportar un solo euro extra.

Esto es, se trataría de incluir bajo la categoría de Defensa el presupuesto de la Guardia Civil, un cuerpo militarizado, o los créditos destinados a Investigación y Desarrollo (I+D) que el Ministerio de Industria destina a empresas militares para la fabricación de material bélico. Estas y otras partidas no están actualmente dentro del cómputo oficial.

Según las cifras de la OTAN, España destinó a Defensa 19.723 millones en 2024, lo que sitúa a nuestro país el último de la cola en términos relativos, con un gasto que representa el 1,28% del PIB. Sin embargo, la mayor parte procede del Ministerio de Defensa, mientras que ahora se busca ampliar esos horizontes. 

"Lo importante no es gastar más, lo importante es gastar mejor y gastar juntos", defiende Sánchez. El presidente advierte de que por su situación geográfica España está más expuesta al terrorismo procedente de ciertas zonas de África como el Sahel y que, por tanto, nuestro país debe protegerse de esas amenazas.

No aclara si cuando habla de inversiones en cambio climático se refiere también a las migraciones que puede provocar este fenómeno desde regiones áridas del planeta, o únicamente a los daños que ocasionan los episodios climáticos extremos en territorio español. En cualquier caso, tampoco queda claro que la OTAN acepte esta metodología que el Gobierno plantea para cumplir con sus objetivos. 

Mientras, en Alemania también vinculan gasto en Defensa con desarrollo de infraestructuras y cambio climático. Allí, el futuro canciller, el conservador Friedrich Merz, ha alcanzado un acuerdo con Los Verdes para aprobar un histórico plan de endeudamiento por valor de 500.000 millones de euros.

El programa contempla inversión en armamento, pero también en la lucha contra el cambio climático, protección civil, inteligencia o medidas para combatir los ciberataques.

Rearme verde

En la próxima cumbre de la Alianza Atlántica, que se celebrará en junio, la organización aumentará sus objetivos al 3% o 3,5% del PIB desde el 2% actual. Una cifra que el Gobierno se había planteado alcanzar en 2029 y que ahora promete adelantar. 

Para ello, Sánchez no contempla ahora mismo someter a votación parlamentaria el aumento del gasto militar. Sus armas para convencer a sus socios son que la escalada bélica no afectará a su agenda social, pese a que la propuesta de la Comisión Europea aboca a los Estados a tirar de sus presupuestos y endeudarse, y que ese rearme puede llevar una etiqueta verde.

De momento, la respuesta que ha encontrado desde la izquierda varía. La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, habla de Sánchez como un "señor de la guerra", mientras que Gabriel Rufián, de ERC, pide "ser responsables e ir más allá de la pancarta".