
Las constructoras españolas alertan de que la complejidad regulatoria lastra la competitividad del sector
Las compañías elevan su apuesta por la IA, aunque admiten que necesitan mejorar su atractivo para atraer talento.
Los esfuerzos de las grandes constructoras por adaptarse a los requisitos regulatorios que exige la Unión Europea (sobre todo, en materia de sostenibilidad), así como los constantes cambios que sufren las normativas en este sector, amenazan con lastrar la competitividad de las empresas de este ámbito, uno en el que España cuenta con algunos grupos que son referencia internacional, como ACS, FCC y Sacyr.
Fernando G. Cuervo, socio responsable de los sectores Construcción e Infraestructuras de EY, considera que las empresas del sector de la construcción tienen que enfrentarse a desafíos burocráticos procedentes de la Unión Europea cada vez mayores, elevando "la carga administrativa y de regulación".
"Esto implica que las compañías deben ocupar un volumen de trabajo cada vez mayor para enfrentarse a ello". En este sentido, Cuervo considera que las Administraciones europeas "no se lo ponen nada fácil" al sector, que tiene que dedicar "demasiados recursos a cumplir normas en vez de a innovar".
Mesa redonda construcción e infraestructuras resumen
Se trata de una sensación que comparten las propias compañías dedicadas a la construcción y a las infraestructuras, tal y como indican sus representantes reunidos en el coloquio celebrado dentro del Ciclo de encuentros ‘Tendencias sectoriales para 2025 en España’, organizado por EL ESPAÑOL e Invertia en colaboración con EY.
"La regulación en Europa ha sido y es excesiva", opina María Carrasco, directora económico financiera de FCC Construcción. "Además, no es definitiva. Una vez te adaptas, puede volver a cambiar".
"Además, lo que exigen en Europa no lo exigen fuera. Pero como eres una empresa europea, se supone que tienes que cumplir en todo el mundo. Así, pierdes capacidad para hacer competencia. Si yo tengo que activar determinados procedimientos, recursos, documentación... voy a ser menos competitivo que un americano o que un canadiense. Ellos no tienen que cumplir esa reglamentación".
Pablo Otero, director financiero de Sacyr, ahonda en esta cuestión. "El problema principal es la pérdida de competitividad que podemos sufrir porque las reglas del juego son diferentes a la hora de ir a determinadas jurisdicciones donde compites con otras empresas que no tienen esas reglas. Eres menos competitivo y partes con desventaja".
Otero, además, alerta de los cambios que marcan la política mundial en los últimos tiempos. "Se está viendo que países que ya eran poco sensibles a estas cuestiones apuntan a serlo todavía menos. Europa tiene que tomar nota y tratar de adaptarse. Si no, esto va a afectar a las empresas europeas que pueden quedarse atrás en la carrera".
Marta Nogueroles, directora de Administración y Finanzas de Dragados, del Grupo ACS, coincide y está "de acuerdo" con estas visiones. Con todo, ha matizado que su empresa cuenta con "equipos locales muy potentes y formados en sostenibilidad" en los diferentes territorios para abordar estas situaciones con "mucho conocimiento de las normativas, diferentes a la europea".
Por otro lado, Nogueroles sostiene que la inteligencia artificial y la digitalización ya cuentan con un rol protagonista en los desarrollos del sector. "En el caso de los procesos productivos y de obra, hemos lanzado proyectos muy innovadores que nos han permitido ser mucho más eficientes y reducir costes".
"La inteligencia artificial ha venido para quedarse", ha precisado Carrasco, de FCC Construcción, "pero hay que darle de comer" con información y datos. Para esto son claves los proyectos pilotos.
Mesa redonda construcción e infraestructuras declaraciones
Otero, de Sacyr, añade también que la implantación de estas tecnologías requiere "inversión y formación" del personal. "En algunos casos, hay cierta resistencia al cambio y hay que hacer pedagogía interna".
"Lo bueno que tiene este sector es que, aunque el público en general no tenga la sensación, es que es muy innovador", apunta Cuervo, de EY. "Yo invito a ponerse el casco y visitar una obra para ser consciente de ello".
Recursos humanos
Los problemas que tiene la construcción para lograr personal y mano de obra especializada están presentes en el día a día del sector. "Es un desafío global", admite Marta Nogueroles, "que se agudizó a partir de la crisis de 2008, con la salida de talento a otros países y sectores".
Con todo, considera que "hay una oportunidad para cubrir vacantes críticas gracias a la movilidad geográfica y gracias al entorno multicultural que tenemos. Eso ha dado una nueva perspectiva y una oportunidad al sector".
"Atraer talento es un problema global, no sólo de este sector, hay países donde es mucho más pronunciado. En Estados Unidos es un horror, es increíble la rotación que hay", indica Pablo Otero, que recuerda que ahora se tienen que ofrecer otro tipo de condiciones para atraer trabajadores, como fórmulas para conciliar vida personal y laboral o una carrera profesional.
"Hay que conseguir que el sector sea sexy", observa Fernando G. Cuervo, algo que comparte María Carrasco. "Queremos volver a ser sexys. Tenemos un negocio innovador, somos sostenibles, estamos en la cresta de la ola de todo lo que quieras… Tenemos que luchar por que eso se conozca".

Un momento del coloquio.
La empresas de construcción e infraestructuras también evolucionan en su relación con el cliente, avanzando hacia fórmulas y contratos más colaborativos.
"Ya no vamos a contratos donde el contratista asume el riesgo por completo, con precios fijos", indica Otero. "Tiene que haber una simetría entre el riesgo y la rentabilidad de este tipo de proyectos".
Esto está llevando a otras fórmulas, como los progressive contracts, los open books y el riesgo compartido entre cliente y contratista. Nogueroles apuesta, además, por que constructora y cliente colaboren en "etapas tempranas" de los proyectos. Esto permite detectar riesgos en fases prematuras y gestar "una relación más sólida, fiable y transparente".
Se trata de un modelo de contratación que en Estados Unidos y Canadá "es cada vez más frecuente, tanto en edificación como en obra civil".
Administración
¿Pero qué ocurre con la Administración, en este caso la española? "Por ahí no ha entrado", avisa Carrasco. "Pero sí ha cambiado, y mucho. Por fin el contrato manda, aunque no es colaborativo. Con todo, se están dando pasos en esta dirección".
En este sentido, Cuervo demanda que "la Administración se tiene que adaptar a los modelos colaborativos. Y no es por regalar dinero al constructor, sino para evitar licitaciones desiertas y que las compañías vean que es interesante presentarse a un proyecto".