Restos de la reina doña Urraca, esposa del rey García Ramírez de Navarra. Foto:  Antonio Rubio (Diócesis de Palencia / Efe)

Restos de la reina doña Urraca, esposa del rey García Ramírez de Navarra. Foto: Antonio Rubio (Diócesis de Palencia / Efe)

Historia

La momia de doña Urraca revela su aspecto físico: una reina obesa de manos y pies delicados

La restauración del sacrófago policromado en el que fue enterrada la soberana del siglo XII, esposa rey García Ramírez de Navarra, permite documentar fotográficamente el estado de la momia. 

5 septiembre, 2023 02:16
D. B. Agencias

La reina doña Urraca, hija ilegítima del emperador Alfonso VII de León, fue una mujer alta para su época —medía un metro sesenta y dos centímetros de los del siglo XII— y obesa, con una corpulencia que contrasta con sus delicadas manos y pies, tal y como confirma la momia que se conserva en la catedral de Palencia, en un sarcófago que se ha abierto para su restauración.

El ataúd con los restos de la monarca, que murió el 12 de octubre del año 1189 —no confundir con Urraca de León, "la Temeraria", hija de Alfonso VI—, ha sido reparado tras su participación en la exposición Renacer, uno de los actos programados por el Cabildo para celebrar los 700 años de la colocación de la primera piedra de la catedral gótica el 1 de junio de 1321. Para su exposición, el hermoso féretro en madera policromada fue descendido de su emplazamiento habitual, en la cornisa elevada en la capilla del Sagrario del templo, a donde ha regresado de nuevo tras una pequeña intervención y reparación.

Como ha informado la Diócesis este lunes, la restauración ha permitido documentar fotográficamente el estado de la momia de la reina doña Urraca, ya que la única fotografía existente hasta ahora era la realizada el 11 de diciembre de 1896, durante una sesión científica que se celebró a instancias de la Real Academia de la Historia. Esta mujer nació en 1133 en Soto, concejo de Aller, en Asturias, y contrajo matrimonio con el rey García Ramírez de Navarra. Después de enviudar, volvió a su tierra donde gobernó hasta 1165 y, con su segundo esposo, el magnate Álvaro Rodríguez de Castro, se sublevó contra su medio hermano Fernando II y protagonizó un intento de independencia de Asturias.

Vista del sarcófago policromado con los restos de la reina doña Urraca.

Vista del sarcófago policromado con los restos de la reina doña Urraca. Antonio Rubio Diócesis de Palencia / Efe

En dicha sesión, el doctor Francisco Simón Nieto, que desempeñaba el cargo de secretario de la Comisión de Monumentos, procedió al examen de los restos, y elaboró un dictamen en el que señalaba que "la momia de doña Urraca medía un metro y seiscientos veintidós milímetros, tenía los brazos cruzados sobre la cintura, las manos eran pequeñas y finas y las piernas rectas y fuertes, su cara ovalada, con ojos no muy grandes y la barbilla redonda y pequeña".

"Lo que más llamaba la atención eran los extensos perímetros torácico y abdominal, especialmente el último, con relieves tan acentuados, que permiten asegurar la corpulencia y obesidad de esta señora", continuaba Simón Nieto en un informe que añadía que "la obesidad, aunque grande, no era deforme sino simétrica y ordenada y encaja bien en la aventajada estatura, en la esbelta rigidez de una dama cuyo espinazo tuvo muy pronunciada la curvatura lumbar". El doctor concluyó que "el volumen de todo el tronco y de los miembros, especialmente el inferior, contrasta con el desarrollo fisiológico de la actividad cefálica y la finura y delicadeza de las manos y los pies".

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En 1532 se decidió que el sarcófago con la momia de la monarca se ubicara en la cornisa elevada en la capilla del Sagrario de la catedral, como recogió en la Silva Palentina don Alonso Fernández de Madrid, Arcediano del Alcor, donde se señala que "se puso en lo alto de la pared en una tumba de madera pintada y dorada como ahora aparece con su letrero". A ese lugar ha regresado ahora tras su restauración y participación en la exposición Renacer celebrada en el mismo templo.

Antes de su vuelta a la cornisa elevada donde doña Urraca tiene su emplazamiento habitual, la restauradora de arte Celia Rosa García ha realizado algunas reparaciones en el sarcófago, al advertir que la tabla del fondo presentaba signos de deterioro y debilitamiento. Para ello, se extrajo el ataúd interior con tapa de cristal que acoge los restos de doña Urraca, cubiertos con un sudario blanco y un manto de seda azul, regalo de la reina Isabel II cuando contempló la regia momia el 4 de febrero de 1865.

Posteriormente, la restauradora ha procedido a los trabajos de desinsectación y protección contra los xilófagos, reposición de faltas en la tablazón del fondo, refuerzo y consolidación. No ha sido, por lo tanto, una intervención en la policromía exterior ni una restauración del mueble, sino tan solo reparación y refuerzo de la base, a fin de frenar el deterioro y garantizar su futura estanqueidad.

Terminada esta intervención, el sarcófago y el ataúd, fueron trasladados por separado a la capilla del Sagrario y, una vez allí, tras la introducción de la urna con tapa de cristal en el interior del féretro, operarios de la empresa adjudicataria de las obras que actualmente se realizan en la Catedral, procedieron al izado hasta su emplazamiento definitivo.