Hallan una tumba de 2.300 años con un raro espejo en Israel: ¿una prostituta de Alejandro Magno?
Arqueólogos israelíes descubren esta extraña pieza junto a los restos humanos de una posible cortesana que siguió a los ejércitos macedonios.
4 octubre, 2023 17:18Los restos humanos descubiertos fueron enterrados hace 2.300 años junto a un antiguo espejo de bronce. Podría ser la primera vez que los arqueólogos descubren los restos de una cortesana de elevada condición que acompañó a los ejércitos helenísticos en sus campañas.
Alejandro Magno, siguiendo el plan de su padre Filipo II, se lanzó a la conquista del Imperio persa. En 331 a.C., alcanzó los confines de Egipto, donde fue aclamado por sus habitantes y proclamado farón. Antes de reanudar su marcha hacia Oriente, se desvió en un duro camino por el desierto hacia el oasis de Siwa para consultarle al oráculo de Amón sobre su futuro. Tras su muerte en 323 a.C., sus generales se repartieron el imperio que había creado peleándose por sus despojos que incluían al país del Nilo.
En algún momento de este periodo, una desconocida cortesana griega que acompañaba dichos ejércitos fue incinerada y enterrada en los bordes de un camino israelí.
Esta mujer, que fue inhumada junto a un espejo ornamental de bronce, fue sepultada hace unos 2.300 años en una carretera de Jerusalén, lejos de cualquier asentamiento, lo que sugiere que podría haber sido una prostituta, hetaira, que viajaba junto a los ejércitos. Sería el primer descubrimiento de este tipo según afirmaron los arqueólogos en declaraciones al portal Live Science.
"Lo más probable es que se trate de la tumba de una mujer de origen griego que acompañó a un alto miembro del ejército o del gobierno helenístico", explican los investigadores en el comunicado de la Autoridad de Antigüedades de Israel. "Su cliente pudo haber luchado en una de las campañas de Alejandro Magno o en las posteriores guerras de los Diádocos, conflictos en los que los generales de Alejandro lucharon para sucederlo después de su muerte en 323 a.C."
La mujer contaba con entre 20 y 30 años cuando murió, según afirmaron los investigadores. El análisis de los restos indica que fue incinerada en un primer momento y luego enterrada junto a un rico espejo de bronce y cuatro misteriosos clavos de metal.
Extraño ajuar
El espejo se encontraba oculto dentro de una caja plegable, cuya tipología coincide con los descubiertos anteriormente en otros entierros greco-helenísticos, lo que insinúa el origen griego de la mujer. Si bien estos accesorios suelen presentar grabados o relieves de figuras femeninas y diosas muy idealizadas, el objeto recién hallado está decorado con un sencillo patrón de círculos concéntricos.
"Este es el segundo espejo de este tipo que ha sido descubierto hasta la fecha en Israel", explica Liat Oz, el arqueólogo que lidera la reciente excavación en el vecindario de Talpiot, Jerusalén, en nombre de la Autoridad de Antigüedades de Israel. Siguiendo el comunicado, la hetaira pudo haber recibido el espejo como regalo de uno de sus clientes más poderosos.
Según los investigadores, las mujeres también recibían este tipo de espejos como parte de su dote, aunque las mujeres casadas rara vez abandonaron sus hogares en Grecia y mucho menos acompañaban a sus maridos a la guerra.
Los registros históricos indican la presencia de estas cortesanas durante las campañas de Alejandro Magno. Además de sus servicios sexuales, bailes y actuaciones, contaban con una buena educación en literatura y poesía para entretener a sus clientes.
"Sabemos que algunas de ellas se unieron a generales o gobernantes en sus campañas; como la famosa hetaira Thaïs quien siguió a Alejandro en su ruta y que a él no le gustaba que ella estuviera lejos", detalla Guy Stiebel, arqueólogo de la Universidad de Tel Aviv que también participó en la reciente excavación.
En cuanto a los clavos de hierro descubiertos en la tumba al borde del camino probablemente se les atribuyeron "poderes mágicos", como protección ante el mal de ojo e impedir que la difunta resucite. Estos clavos se encuentran con frecuencia en tumbas griegas y romanas antiguas, además de ser frecuentes en entierros judíos de la misma época.
Los investigadores esperan que un análisis más detallado del espejo de bronce pueda revelar más pistas que permitan descubrir la historia de esta mujer y el hombre al que acompañó.