Momia de la mujer que grita durante un estudio con Tomografía Computarizada.

Momia de "la mujer que grita" durante un estudio con Tomografía Computarizada. Sahar Saleem Frontiers

Historia

Resuelto el gran misterio de "la mujer que grita", una momia egipcia enterrada hace 3.500 años

Un estudio demuestra que su famoso gesto se debe a un dolor extremo y no a una "momificación deficiente".

2 agosto, 2024 07:16

En 1935 un grupo de arqueólogos del Museo Metropolitano de Nueva York se encontraba excavando en las ruinas de Deir Elbahari, la necrópolis de Tebas, una de las ciudades principales del Antiguo Egipto. Separados por el Nilo de la actual ciudad de Luxor, se adentraron en las profundidades de la tumba de Senenmut, arquitecto, supervisor de obras regias y supuesto amante de Hatshepsut, conocida faraona que reinó entre 1513 y 1490 a.C.

Bajo la tumba del gran hombre, localizaron la cámara funeraria de su madre, Hat-Nufer, que reposaba junto a otros parientes cuyos nombres se perdieron en el tiempo. En la oscuridad de la tumba localizaron un ataúd de madera con una momia que les observaba desde la eternidad con una grotesca mueca de agonía. Se trataba de una mujer anciana que fue enterrada con una peluca negra y dos anillos con representaciones de escarabajo con oro y plata. La bautizaron como "la mujer que grita".

Aquella momia de cerca de 3.500 años de antigüedad "fue embalsamada con material importado y costoso. Esto, y el buen estado de conservación de la momia, contradicen la creencia tradicional de que el hecho de no haber extraído sus órganos internos implicaba una momificación deficiente", explica en una nota de prensa la doctora Sahar Saleem, profesora de radiología en el Hospital Kasr Al Ainy de la Universidad de El Cairo y principal autora del último estudio publicado en la revista Frontiers in Medicine que arroja luz sobre la vida, muerte y embalsamamiento de la milenaria anciana.

Templo funerario de Hatshepsut en Luxor, Egipto.

Templo funerario de Hatshepsut en Luxor, Egipto. Wikimedia Commons

¿Por qué 'grita'?

Durante años se pensó que quizá mostraba esa inolvidable expresión por haber sufrido una momificación descuidada a manos de un despistado embalsamador que olvidó coser sus labios. Sin embargo, la rareza y lo lujoso de sus materiales descartan la teoría de una operación realizada a la ligera. 

"La expresión facial como de grito de la momia de nuestra estudio podría interpretarse como espasmo cadavérico, lo que implica que la mujer murió gritando de agonía o dolor", indica la doctora Saleem. 

Momia de la mujer que grita y su peluca.

Momia de "la mujer que grita" y su peluca. Frontiers

El espasmo cadavérico es una forma rara de rigidez muscular, generalmente asociada a muertes violentas que implican condiciones físicas extremas y emociones intensas provocadas por ejemplo por infartos. Quizás por ello fue imposible coserle la boca. "'La mujer que grita' es una auténtica 'cápsula del tiempo' de la forma que murió y fue momificada”, añade Saleem.

Última tecnología

En la última investigación sobre la momia se utilizaron tomografías computarizadas (TC) para "diseccionarla virtualmente" y demás técnicas avanzadas entre las que se encuentran la microscopía electrónica de barrido (SEM), espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier (FTIR) y análisis de difracción de rayos X. El objetivo de estos estudios y análisis consistió en determinar en la medida de lo posible su edad, auténtico estado de conservación e identificar posibles patologías que afectaron a la anciana.

Anillos de la momia expuestos en el Museo Metropolitano de Nueva York.

Anillos de la momia expuestos en el Museo Metropolitano de Nueva York. Frontiers

Desde 1935, el ataúd y los anillos se exhiben en el Museo Metropolitano de Nueva York mientras que "la mujer que grita" descansó en la Escuela de Medicina Kasr Al Ainy de El Cairo, donde entre 1920 y 1930 se estudiaron otras famosas momias como las del faraón Tutankamón, hasta que en 1998 fue trasladada al Museo Egipcio de El Cairo a petición del Ministerio de Antigüedades. 

Los resultados de la doctora Saleem sobre la momia que aparece bocarriba, sin vendas, con las piernas extendidas y las manos cruzadas sobre la ingle, demuestran que está en bastante buenas condiciones a pesar de su edad. En su boca se encontraron evidencias de reabsorción ósea, lo que ocurre cuando se pierde una pieza dental y el alveólo se cura, lo que indica que antes de morir perdió varios dientes, otros estaban rotos o mostraban signos de gran desgaste.

“Es posible que los dientes que perdió en su vida hayan sido extraídos. La odontología se originó en el antiguo Egipto, siendo Hesy Re el primer médico y dentista del que se tiene registro”, añade Saleem.

A partir de imágenes de TC en 2D y 3D, la doctora estimó que "la mujer que grita" medía 1,54 metros de altura en vida. A partir de la morfología de la articulación entre los dos huesos pélvicos, que se suaviza con la edad, se estima que la 'anciana' contaba con cerca de 48 años en el momento en el que fue enterrada hace tres milenios y medio. La presencia en las vértebras de osteofitos, también conocidos como "espolones óseos" indica que sufrió una artritis leve en la columna vertebral. 

Hombres del país de Punt portando regalos en una pintura mural en una tumba de Egipto.

Hombres del país de Punt portando regalos en una pintura mural en una tumba de Egipto. Wikimedia Commons

Lujo y riqueza

Sin embargo, no se ha encontrado ninguna incisión realizada para extirpar órganos. El método más común para momificar cadáveres en el Imperio Nuevo (1550-1069 a.C.) incluía la extracción de órganos internos con la excepción del corazón y la conservación de algunos fragmentos en los conocidos vasos canopos. En el caso de "la mujer que grita", estos no fueron desechados y aún conserva el cerebro, el diafragma, pulmones, hígado, bazo, riñones e intestinos.

El análisis de la piel realizado por el FTIR desveló que fue embalsamada con enebro e incienso, materiales de lujo excesivamente caros que se importaban a Egipto desde el Mediterráneo oriental, África o el sur de Arabia. Su melena natural fue teñida con henna y enebro. Su larga peluca, tejida con fibras de palma datilera, fue tratada con cristales de cuarzo, magnetita y albita para endurecer los mechones y darle un tono negro, color ansiado en el pelo de los egipcios porque representaba la juventud. 

"Estos hallazgos respaldan el comercio de materiales para embalsamar en el Antiguo Egipto. La reina Hatshepsut mandó una gran expedición al conocido como país de Punt (posiblemente Somalia, en África) para traer incienso. La tumba de Tutankamón también contenía incienso y enebro", apunta Saleem. Descartada la embalsamación apresurada, la momia de "la mujer que grita" seguirá envuelta en el misterio. Su identidad y el motivo de su muerte aún se desconoce a ciencia cierta.