La evolución de la forma de gestionar personas en las organizaciones ha transformado por completo esta función, no tanto por el compendio de responsabilidades que se asumen desde una Dirección de Recursos Humanos, que esencialmente son las mismas que hace 20 años, sino en el modo y la importancia estratégica que se le otorga a cada una de ellas.
Por un lado, tenemos las responsabilidades tradicionales o básicas, que vienen a ser la administración de personal, si no está externalizada, los procesos de selección de posiciones no singulares, la prevención de riesgos laborales, las relaciones laborales y todo el repertorio normativo exigible a una empresa en el ámbito laboral.
Aquí es donde un responsable de personas en una organización no puede fallar, son lo que podríamos denominar responsabilidades transaccionales, se presentan como funciones, en apariencia sencillas, pero cuyo desempeño deficiente puede originar serios problemas para la organización y, desde luego, poner en cuestión todo el trabajo de un profesional de Recursos Humanos.
La tecnología en este campo se presenta como un aliado indispensable para simplificar y hacer más eficientes estos procesos gracias a la automatización y el manejo inteligente de un amplísimo volumen de datos.
Pese a ello, no podemos obviar que parcelas como las relaciones laborales, hasta hace poco atendidas con rigor en un entorno normativo estable y cierto, se están convirtiendo un verdadero desafío para los profesionales del gremio debido a la profusión de normas favorecedoras de los derechos de los trabajadores en materia de igualdad, conciliación, salarios, jornada…
Ello está generando no pocos quebraderos de cabeza para hacer congeniar intereses de empleados y empresas. Los que peinamos canas en Recursos Humanos no recordamos etapa parecida, y nos vemos frecuentemente desbordados por este torrente de cambios e inseguridad jurídica que obstaculizan en cierta medida nuestro propósito primigenio: ser facilitadores del negocio.
Si subimos de nivel en este repertorio de responsabilidades, encontramos que nuestra misión se hace más compleja y retadora al mismo tiempo, las organizaciones tienen como activos esenciales a las personas y los responsables de elaborar e implementar estas políticas hemos de proporcionar palancas para que nuestras plantillas ofrezcan cada día su mejor versión.
No es esta una tarea sencilla, pero contamos con instrumentos que nos ayudarán sin duda: la formación, para capacitar y hacer evolucionar a nuestras personas al compás de la transformación de las compañías; el desarrollo profesional, haciendo y visible nuestro itinerario de progresión laboral para que las personas quieran recalar y quedarse; los planes de compensación, que aporten competitividad frente a eventuales estímulos de “ladrones de talento”; la comunicación interna; transparente, puntual y atractiva y, en definitiva, políticas de estímulo del compromiso, que atiendan correctamente la gestión de la diversidad, y potencien la cultura empresarial.
Resumiendo, si somos capaces de conjugar las palancas de nuestra gestión estratégica con la simplificación de procesos vía automatización y gestión inteligente del dato, podremos aliviar nuestra carga de trabajo transaccional y hacer más confiable nuestra posición para la correcta toma de decisiones y estar alineados con el negocio.
Vivimos tiempos de ritmos vertiginosos y de cambio constante, hoy se habla tanto de la inteligencia artificial como del necesario equilibrio entre felicidad de los empleados y sostenibilidad de las empresas, por eso los profesionales de recursos humanos hemos de esforzarnos por preservar la importancia de las personas en las organizaciones y su determinante papel para que éstas funcionen.
No hay recetas mágicas, pero conocer bien el negocio es un básico para generar confianza y ganarnos el respeto dentro de nuestras empresas
El valor del equipo de profesionales de recursos humanos en las organizaciones es directamente proporcional a su contribución en la mejora del nivel de compromiso y el rendimiento de sus empleados o, dicho de otro modo, a la generación efectiva de resultados para la empresa.
*** Jesús Campo Cilleros es HR Director A.D. Education Group Spain y miembro de la AEDRH