En el paroxismo de la era digital, la vuelta a los eventos presenciales no deja de ser la enésima prueba de que la naturaleza humana guarda buen salud ante temores distópicos sobre los devenires de la revolución tecnológica. Habrá sinecuras que se abandonen, por supuesto, pero el camino parece más claro que nunca hacia la integración natural de lo físico y lo virtual, sin necesidades de artificios como el metaverso o espurios semejantes.
Los 50.000 asistentes al AWS Re:Invent de Las Vegas esta semana son el corolario de esta premisa. Las moquetas de los principales hoteles de la ciudad más extravagante del planeta -plagadas de ácaros y polvareda por doquier- soportaron los pasos de una congregación de personas que no se alejaba demasiado de lo que veíamos antes de la pandemia. Hay ganas de volver al contacto presencial pero, especialmente, hay temor a lo que nos pueda deparar el próximo curso.
Vaya por delante una dispensa por parte del que suscribe estas líneas: soy pesimista de cara a 2023. Los despidos en el sector tecnológico hacen presagiar un devenir nada positivo para el tejido productivo en su conjunto. Y la necesidad de equilibrar el pensamiento a corto y a largo plazo ante un escenario de incertidumbre generalizada se muestra harto complicado.
Empero, ante un momento de dificultades y dudas, surgen oportunidades para aquellos que sepan aprovecharlas. No estamos ante un mantra sacado de cualquier escuela de negocios de tres al cuarto, tampoco ante una digresión para evitar los aspectos más de fondo de la crisis económica que se avecina. Por el contrario: partir con esta mentalidad de base puede ser la tabla de salvación para surcar esta ola de forma segura y célere.
"En tiempos de incertidumbre, es normal recortar o frenar el ritmo de inversión. Pero en el caso de la nube, es mucho más económica que correr con sistemas tradicionales, más flexible de aumentar o reducir capacidad ante circunstancias inesperadas y ofrece un mayor abanico para innovar y estar preparados para cualquier cosa que suceda", explicaba Adam Selipsky -CEO de AWS- en su escenario de Las Vegas.
Hay muchas consideraciones a tratar partiendo de estas declaraciones (por cierto, en breve verán publicada en este portal una entrevista exclusiva con este directivo de talla mundial). Por supuesto, la nube pública no siempre es la opción más económica, y existen multitud de casos de uso en que no sale precisamente a cuenta. Igual de obvio es que este mensaje tiene mucho de llamada al mercado, de márketing y de apelación comercial. Y claro que es juez y parte en este asunto.
Pero lo que subyace es inapelable: aquellas empresas que mantengan firmes sus pasos en la digitalización serán las mismas que consigan salir fortalecidas de la crisis económica que se avecina.
Quizás sufran más durante los instantes más duros del frenazo en 2023, por la necesidad de mantener inversiones en áreas de innovación que podrían dedicarse a paliar las consecuencias inmediatas de la crisis.
Pero, a medio y largo plazo, esas inversiones darán fruto en forma de ventajas competitivas que aumenten sus márgenes de beneficios, permitan volver a las contrataciones y el progreso a velocidades aceleradas y, partiendo de la base, permitan a esas empresas simplemente sobrevivir en un mar de incertidumbres en el que toca pescar en río revuelto para mantener el latido en forma.