Desde reservar un restaurante, hasta comprar los productos más básicos, ver un capítulo de una serie televisiva o comprar un billete de autobús. Muchas de las actividades que hoy nos parecen normales, que realizamos con el teléfono móvil, eran impensables hace diez años. ¿Quién hubiera pensado que las series de estreno tendrían más audiencia en la pantalla de un teléfono que en la de una televisión?

El cambio tecnológico de la última década ha afectado a toda la sociedad, cambiando procesos comerciales, actividad empresarial y relaciones personales. Una dinámica que ha aportado numerosas ventajas, que nos ha facilitado la movilidad y la gestión de intercambios comerciales. Pero como en todo avance, siempre hay daños colaterales, siempre hay personas o empresas desconcertadas, sin capacidad o posibilidad de adaptarse al nuevo escenario.

Y el nuevo escenario avanza a pasos acelerados con la inteligencia artificial y el análisis de los datos. Se tratan de herramientas claves para el desarrollo, que es preciso gestionar con profesionalidad y atención. Tanto desde la sociedad civil, como desde las Administraciones es preciso trabajar en la formación de las nuevas generaciones con estas nuevas herramientas. O estamos al día o iremos a remolque de lo que puedan hacer en otros países y otros mercados.

En estos días me incorporo a trabajar en la dirección general de ‘Innovación, transformación digital y emprendimiento’ del Gobierno de Cantabria. Es un reto y una oportunidad para animar e impulsar ese cambio cultural en el que necesitamos avanzar rápido en Cantabria y en España. Tenemos el deber y la obligación, pensando en nuestra generación y en el futuro de nuestros hijos, de dar un paso adelante y no esperar a que las soluciones para nuestras empresas y consumidores vengan de fuera. Es el momento de ser protagonistas en la innovación.

Desde las instalaciones agrícolas y ganaderas a los centros de producción y proceso de datos. Tenemos la oportunidad de sacar el mayor rendimiento posible a los avances tecnológicos. Pero para todo ello es preciso que quienes están al frente de las empresas, que quienes toman las decisiones estratégicas, tengan la formación y el conocimiento suficiente del mundo tecnológico que ya está aquí.

Si algo tengo claro después de años de relacionarme con emprendedores y compañeros de empresas es que la formación en transformación digital es esencial. La burocracia administrativa hace difícil estar al día de los avances, pero es preciso empeñarse y arriesgar de verdad en adaptar planes de estudio para estudiantes y profesionales. Si no somos capaces de cambiar la formación, no vamos a estar preparados para los desafíos del mañana, que ya son los de hoy.

Y junto a ese empeño en mejorar y adaptar la formación a la realidad es preciso animar el emprendimiento, facilitar la creación de empresas y el acceso a la financiación. La administración pública tiene la obligación de agilizar los procesos de constitución de empresas y automatizar los procesos. No se trata de inventar nada nuevo, se trata de facilitar la vida a quienes trabajan por el futuro de toda la sociedad.

*** Javier Puente es director general de Innovación, Desarrollo Tecnológico y Emprendimiento del Gobierno de Cantabria.