Las transferencias instantáneas en menos de diez segundos tendrán que ser una realidad a finales de este año para todos los bancos de la zona euro y, en 2025, para todos los bancos de la Unión Europea. Esta revolucionaria legislación se trata de una importante mejora en la experiencia del cliente de entidades bancarias y su amplio respaldo en Bruselas muestra que era una clara demanda por parte de los usuarios.
Adaptarse a ella, sin embargo, es un reto para los bancos, que tendrán que procesar muchas más transacciones y operaciones diarias a cualquier hora del día. Esto se traslada necesariamente a un uso integral de data streaming, que consiste en el flujo continuo de datos (a medida que se generan) permitiendo su procesamiento y análisis en tiempo real para obtener información y sacar conclusiones de forma inmediata.
Lo que sustenta una revolución de la banca digital como ésta es que el uso de datos en tiempo real transforma la experiencia del cliente, a una distancia abismal del procesamiento por lotes, que completa tareas a intervalos fijos. En lugar de esperar días o semanas, el data streaming procesa la información "en el momento" y, sobre todo, en el momento más relevante para el consumidor.
Ya sea transferir dinero o pagar una factura, una transacción de este tipo implica que los datos van y vienen entre el banco y el dispositivo en multitud de ocasiones, y mientras lo hace, la información se debe analizar en el momento: desde comprobaciones de seguridad mediante biometría y autenticación multifactor hasta datos de localización.
La Unión Europea especifica que "el nuevo Reglamento busca evitar esperas a los clientes minoristas y las empresas, especialmente a las pymes", aunque también "mejorar la seguridad de las transferencias. Los bancos y otros proveedores de servicios de pago (PSP, en inglés) tendrán que garantizar transferencias asequibles y procesadas al momento".
Las transacciones bancarias ya son seguras, pero la instantaneidad supone que las comprobaciones tengan que hacerse mucho más rápido. La UE ha aprobado que los bancos deban asegurarse de que el IBAN emisor y receptor coincidan con el usuario que lo utiliza para cada transacción, incluso fuera del horario comercial, algo que sólo puede hacerse con un sistema de data streaming que permita inmediatez y fiabilidad.
Por otro lado, está el tema de la escalabilidad. Para que los bancos no sufran unos costes exorbitantes ante este nuevo flujo de transacciones “asequibles” para los clientes, es necesario instalar un sistema eficiente para que la transición al data streaming se produzca sin inversiones gigantescas.
De hecho, estos pasos hacia el data streaming pueden ser sólo el principio, porque aprovechar el poder de los datos en tiempo real ofrece oportunidades aún mayores a las entidades financieras. Tomemos el ejemplo de un cliente que quiere comprar un televisor y, en el momento en el que ve el botón "pagar ahora", le aparece un mensaje de su banco ofreciéndole un préstamo.
En primer lugar, puede que haya estado a punto de pagar con una tarjeta de crédito de la competencia. El banco podría ofrecer un tipo de interés preferente y, tal vez, convertirse en mediador del pago en lugar de su rival. Además, ofrecer un préstamo en ese momento puede marcar la diferencia entre comprar un televisor y no comprarlo.
Gracias al data streaming, los ecommerce pueden anticipar los gustos y necesidades de un cliente y los bancos pueden entrar en la ecuación. Todo ello evidentemente con el consentimiento del cliente.
Este ejemplo demuestra lo que es posible cuando los servicios orientados al cliente se combinan con el tratamiento de datos en el momento.
El mundo corre cada vez más en "tiempo real". Desde una consulta en internet o en ChatGTP hasta la visualización del lugar exacto en todo momento del Uber que has pedido, hasta nuestra experiencia de compras y transferencias bancarias. Y en esto, la Unión Europea se adelanta y toma el liderazgo de la mano del data streaming y el poder de los datos instantáneos.
***Carlos Sarmiento, vicepresidente de Customer Success para la región de EMEA en Confluent.