Del Medusa al Sonorama: el verano de los festivales genera un gran impacto económico entre el negocio y el riesgo
El Medusa esperaba generar 30 millones de euros antes de la cancelación del festival por la muerte de un joven.
14 agosto, 2022 02:43Tras dos años de pandemia, este 2022 se ha convertido en el verano de los festivales. En toda España se están celebrando eventos musicales que llevan años en el escaparate nacional o incluso algunos son de nueva creación. La gran mayoría de ellos generan un impacto económico elevado en las ciudades o pueblos donde se celebran. Es el otro lado de una industria ensombrecida estos días por la muerte de un joven en el festival Medusa, en Cullera, donde varias estructuras cayeron por el viento provocando la desgracia.
Precisamente, los organizadores de este evento musical anunciaron un impacto económico que superaría los 30 millones de euros y una afluencia de cerca de 320.000 personas a un festival que fue suspendido ayer.
Esta cifra se engloba en las que recientemente dio la Comunitat Valenciana. En concreto, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, calculó que el impacto económico generado por los festivales de música en la región es superior a los 400 millones al año. Además, llegó a decir que este año se espera recuperar las cifras de años anteriores a la pandemia
Para este 2022, la Generalitat invertirá más de dos millones de euros en ayudas a alrededor de 80 festivales de música y en apoyo del sector. Así, el presupuesto destinado a festivales se ha incrementado un 888% desde su inicio en 2016, al multiplicarse prácticamente por 10 y pasar de 180.000 euros a dos millones de euros.
Esta región es una de las que más potencia estos eventos de música en directo. De hecho, en julio, acogió el festival Arenal Sound que concluyó la edición de su décimo aniversario con un récord de asistencia de más de 300.000 personas y un impacto económico superior a 40 millones de euros en la provincia de Castellón.
Otros festivales
Pero la valenciana no es la única comunidad que apuesta por los festivales. En Andalucía, el Starlite Catalana Occidente está considerado uno de los más importantes por su gran repercusión económica y social para Marbella (Málaga), la Costa del Sol.
Un informe elaborado por PwC señala que el impacto total del festival a la economía española en sus once ediciones es de 1.430 millones de euros (en términos de PIB). De estos, 99 millones corresponden al impacto generado por la organización y los restantes 1.331 millones al impacto derivado del gasto de los asistentes.
El impacto total en términos de empleo ha sido de 31.784 puestos de trabajo. Asimismo, más de 1,7 millones de personas han asistido a los conciertos organizados.
Mismo impacto que el Medusa (30 millones) también fue el que dejó en julio el festival Monegros Desert Festival con 55.000 asistentes. El festival contó con un presupuesto de 7 millones de euros, una cifra que se incrementó entre un 10 y un 15% respecto a la cuantía que se barajaba hace un año.
Y este fin de semana también se está celebrando la 25 edición del Sonorama Ribera en Aranda de Duero (Burgos). La organización arroja una cifra más modesta que la del Medusa, aunque importante para los pueblos de la zona: un impacto económico indirecto de 12 millones de euros y mueve más de 1.300 trabajos en la zona.
La contribución a la economía local por muy pequeña que sea es muy importante. En Galicia, por ejemplo, la 19ª edición de SonRías Baixas generó un impacto económico en el territorio de 1,25 millones de euros, 510 empleos directos y contó con proveedores de proximidad y productos de km 0. Además de favorecer la ocupación al 100% de las plazas hoteleras en Bueu y su comarca durante la celebración del festival.
Y por afluencia, el Viña Rock es uno de los más seguidores tiene. En su regreso en mayo (fuera de la temporada de verano), el festival acogió a más de 240.000 asistentes. En datos económicos, generó 1.800 empleos directos y 3.000 indirectos y un impacto económico de 22 millones de euros.
Economía vs. seguridad
Pero lo ocurrido en el festival Medusa no es algo insólito. Otros festivales han protagonizado problemas de seguridad, aunque con finales menos fatídicos. Uno de estos accidentes ocurrió en el festival musical O Son do Camiño, que se celebró del 16 al 18 de junio en Santiago de Compostela.
Al menos seis trabajadores heridos, cuatro leves y dos graves, resultaron heridos al colapsar el escenario principal en montaje del festival.
Y en Madrid decidieron adelantarse a posibles incidentes. El Madrid Puro Reggaeton Festival, que debía arrancar el 15 de julio en el Wanda Metropolitano, se canceló porque la Comunidad de Madrid no autorizó la celebración del mismo alegando que no reúne las condiciones de seguridad necesarias. Los fantasmas de la tragedia del Madrid Arena todavía están presentes.
Impacto de la Covid
Riesgos que siempre abren el debate entre el negocio y la seguridad en una industria que necesita recuperar sus números. El sector, uno de los más golpeados por la pandemia, facturó 157,6 millones de euros en venta de entradas en 2021, un 13,7 % más que en 2020, el año de la crisis, cuyos meses previos a la pandemia indicaban que podría haber sido un año récord, y que finalmente se cerró con solo 138,5 millones en ventas.
Son cifras que distan mucho de los 382,5 millones que obtuvo en 2019 la industria de la música en directo, según datos de un estudio realizado por OBS Business School.
De hecho, para encontrar unos datos como los del 2021 es necesario remontarse a la facturación del año 2013, que fue de 158,1 millones. Es decir, se ha producido un retroceso para el sector equivalente a volver 8 años atrás. Pero 2022 se ve como el año de la recuperación total.