Joven realizándose un tratamiento estético.

Joven realizándose un tratamiento estético. E.P

Observatorio de la sanidad

El intrusismo laboral se dispara en la medicina estética y aumenta un 20% en lo que va de 2024

Muchos de estos centros no tienen seguro, por lo que no cuentan con protocolos de actuación ante situaciones extremas. 

29 agosto, 2024 01:55

Los tratamientos y operaciones estéticas están en pleno auge. De hecho, el 46,6% de los españoles se realizó al menos uno en el último año, según la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). Este aumento de casos ha abierto la puerta al intrusismo laboral, que se ha incrementado un 20% en el primer semestre del año.

Las clínicas y centros no autorizados para realizar este tipo de intervenciones se están lucrando de ello, convirtiendo la estética en todo un negocio oscuro.

Petra Vega, portavoz y tesorera de la SEME, ha explicado a EL ESPAÑOL-Invertia que entre el 15% y el 20% de los pacientes que acude a sus consultas denuncia haber sufrido graves daños físicos a causa del intrusismo.

Además, la mayoría de casos se dan sobre todo en personas muy jóvenes (entre 20 y 30 años). 

Muchos de estos centros no tienen seguro. Además, no cuentan con protocolos de actuación ante situaciones extremas (RCP), por lo que pueden poner no solo en peligro el físico de estos pacientes, sino también su salud. 

Casos más frecuentes

En los tratamientos donde más se aprecia este intrusismo laboral es en los rellenos de bótox y en los retoques con toxina botulínica. Si se administran en dosis altas o en zonas incorrectas, pueden provocar graves efectos en el rostro como la caída del párpado. 

Este tipo de rellenos se hacen hasta en domicilios, aclara Ana Turégano, secretaria de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). 

Uno de los casos más sorprendentes ha sido el de las operaciones de microinjertos capilares en centros no reglados. Una de las consecuencias de someterte a él en estos espacios es que puede provocar desde infecciones graves, que dejan secuelas de cicatrices, a situaciones más leves, como es la pérdida de pelo o la mala dirección del mismo.

Además, este tipo de retoques requiere de una continuidad a medio plazo con una serie de tratamientos tópicos y "orales que sólo un médico puede recetar y revisar", defiende Petra Vega. 

Como cuenta la portavoz de la Sociedad de Medicina Estética, también se han visto otro tipo de casos extremos. "Hemos tratado a un paciente de 23 años con infiltración en la cara con un ácido hialurónico de dudosa procedencia, que se suele inyectar en zonas corporales. Ha tenido efectos adversos y una reacción alérgica que le ha provocado bultos, heridas espontáneas y muchas más secuelas", aclara. 

"El paciente lleva ya tres intervenciones en las que hemos intentado extraer la toxina y numerosos tratamientos con antibióticos y corticoides", denuncia Vega. 

Centros no autorizados

Aquellos centros que no están autorizados no reúnen las condiciones higiénicas para realizar este tipo de tratamientos. Así, se dan en los lugares más insólitos, como en hoteles, pisos o locales "con total opacidad".

También se dan en peluquerías o en centros de belleza. "Muchas veces, se miente a los clientes. Se les dice que la persona que les va a asistir es un médico y realmente no lo es", declara Sergio Fernández, cirujano estético y miembro de la SEME. 

Sanitaria experta en medicina estética realizando un diagnóstico previo.

Sanitaria experta en medicina estética realizando un diagnóstico previo. E.P

Por otro lado, "hay muchos profesionales sanitarios o médicos que ejercen intrusismo laboral y que no están homologados ni colegiados para ello", sostiene. No tienen las competencias formativas para realizar los tratamientos. 

Y lo mismo ocurre con algunos centros sanitarios que no están reglados, ya que para realizarlos, como aclaran ambos doctores, se exige una serie de condiciones en el espacio. Además, en algunas comunidades autónomas no te dan la licencia para abrir tu propia clínica si el médico no tiene años de experiencia.  

Sin embargo, tal y como aseguran las mencionadas fuentes, cada vez se abren más centros que se anuncian en redes sociales y justifican que lo hacen porque según ellos hay un vacío legal que les permite realizar este tipo de intervenciones sin necesidad de contar con esa especialidad.

"Esto es totalmente falso, porque en España las profesiones sanitarias están totalmente reguladas", alegan ambos médicos. 

Complicado cuantificar el número

La portavoz ha matizado que es difícil detectar los centros ilegales, porque en muchas ocasiones, cuando promocionan sus servicios, no indican la dirección física, sino que simplemente aportan un número de WhatsApp

Es complicado calcular el número de casos porque los productos que usan se compran a través del mercado negro. "Algunos proceden de internet y otros, incluso, se roban de las clínicas", añade Vega. 

"No he logrado que nadie denuncie en el juzgado, ni siquiera me dicen a mí quién se lo ha hecho. Me suelen comentar qué tipo de profesión tenía, pero no quién", aclara.

Esta segunda consulta, que suele suceder una vez que los clientes se dan cuenta de que el centro no tiene seguro, su vivencia no suele trascender al círculo más cercano a los clientes. "No quieren ruido porque se avergüenzan", termina Vega.