"Don't waste your time always searching for those wasted years". Adrian Smith.
El edulcorado balance económico de 2022 hecho por el presidente Sánchez esconde que España se enfrenta a cinco años perdidos.
Incluso considerando las eufóricas previsiones del Gobierno, España no crece. Se endeuda. Rebotar no es crecer.
Mientras el PIB se queda aún un 2,4% por debajo de los niveles prepandemia, la deuda pública es un 15% superior.
España ha sido el país que más se ha endeudado durante la pandemia. El endeudamiento público ha crecido 18 puntos en términos relativos (porcentaje sobre PIB), el doble que la media Unión Europea, más que Italia y más del doble que Portugal o Grecia, más expuestos al turismo y que se han recuperado mejor que nuestro país.
"España ha sido el país que más se ha endeudado durante la pandemia"
La tasa de paro de España en 2022 cerrará siendo la más alta de la OCDE y de la Unión Europea, sobrepasando a Grecia. Y eso con una cifra de parados maquillada por le reforma laboral que ha obligado a convertir a contratos de obra y servicio y estacionales en fijos discontinuos. Con ello, según Fedea y BBVA Research, hay 441.000 parados efectivos más de los que anuncia el gobierno.
[Opinión: Esconder inflación y paro, un fracaso económico y político. Por Daniel Lacalle]
El maquillaje del IPC es otro dato enervante. No porque el INE lo calcule mal, sino porque el "tope del gas" sigue escondiendo que la tarifa que pagamos sube mucho más que la cesta del IPC.
El engaño del tope del gas ha llevado a que los recibos de los consumidores se disparen incluso en aquellos que tenían contrato a precio fijo. Así, según CaixaBank, el recibo mediano de la luz se ha encarecido un 20% para 19 millones de consumidores y un 14% para los de tarifa regulada. Mientras tanto, la inflación subyacente cerrará otro año al 6,8%, lo que significa que llevamos una pérdida de poder adquisitivo en dos años no vista en tres décadas.
Ojo, porque las estimaciones del BCE y del consenso recopilado por Focus Economics asumen que la inflación acumulada en tres años llegará al 16%.
Que España escape la recesión porque las temperaturas han sido suaves y el turismo sigue demostrando su admirable fortaleza no es gracias al Gobierno. Pero que nos vendan el estancamiento endeudado y con elevada inflación como un éxito es simplemente vergonzoso.
"Que España escape la recesión porque las temperaturas han sido suaves y el turismo sigue demostrando su admirable fortaleza no es gracias al Gobierno"
Si analizamos las estimaciones del consenso de analistas para 2023 son francamente decepcionantes:
- El consumo privado y la inversión no recuperarán el nivel de 2019.
- La deuda pública seguirá por encima del 113% del PIB.
- El déficit se mantendrá por encima del 4% mientras los tipos suben.
Lo malo no es que estos datos sean pobres, sino que muestran que la situación de otros países comparables es mucho mejor.
Irlanda, Malta, Chipre o Grecia crecerán -estos sí crecen, no rebotan- más que España.
España se sitúa como el país con más deuda pública sobre PIB tras Grecia e Italia, pero el déficit de España en 2023 también será de los más elevados de Europa y casi el doble que Grecia.
Lo que es espectacular en todo el análisis es que Portugal, un país que ha elegido impuestos atractivos y rigor presupuestario, cerrará 2023 -según el mismo consenso- con todas las variables más importantes mucho mejor que España.
Con suerte, y si el Gobierno tiene razón, terminaremos 2023 con el mismo PIB real que en 2019 pero con 350.000 millones más de deuda, una pérdida de poder adquisitivo de un 16% según el consenso, un déficit mínimo de más de 30.000 millones y además la mayor tasa de paro de Europa y la OCDE.
No es aceptable que nos vendan el estancamiento y la elevada inflación como un éxito. No es de recibo que nos vendan "escapar de la recesión" por un invierno suave como un éxito del gobierno. Pero, sobre todo, es extremadamente preocupante que, de nuevo, España siga perdiendo puestos con respecto a sus socios y aún más con respecto a su potencial.
Recordemos que, si no llega a ser por el turismo y el sector agroalimentario, que fueron atacados sin piedad por algunos miembros del Gobierno durante 2020 y 2021, hoy no estaríamos ni siquiera en ese estancamiento.
El turismo y el sector agroalimentario han demostrado una fortaleza, valor añadido y capacidad de adaptación admirables. Si en España hoy no estamos en una crisis peor que la de 2008 es gracias a las empresas y familias que se han comportado de manera ejemplar, no gracias a un gobierno que solo ha empeorado la capacidad de recuperación.