Este año mis previsiones de crecimiento del PIB siempre han sido mayores que las de otros colegas, el Gobierno o muchos organismos internacionales. Todos acaban dándome la razón. Por ejemplo, el 2,1% de crecimiento que pronostica la UE para este año para España aún me parece corto. Con un 0,7% en el primer trimestre, lo lógico es prever un 2,5% o más para 2024.
Por eso algunos dicen que la economía española va como una moto. Incluso el presidente Sánchez se pasó de frenada diciendo que iba “como un cohete”.
Una cosa es que no se pueda negar el crecimiento de la economía española y otra que la hipérbole domine la descripción.
La economía española no va como una moto, ni como un cohete. A lo máximo como un triciclo con una rueda pinchada, que va soltando aire, poco a poco, pero de manera inexorable.
Las dos ruedas hinchadas del triciclo son el crecimiento del PIB y la contención del déficit público.
La economía española no va como una moto, ni como un cohete. A lo máximo como un triciclo con una rueda pinchada
El crecimiento del PIB se acercará al 2,5% que pronostico. Eso, dado que no ha habido deflación fiscal en el IRPF, aumentará la recaudación tributaria en términos monetarios. En consecuencia, como ya anuncia la propia Comisión Europea, el déficit público español de 2024 se contendrá alrededor del 3%. Una cifra que la autoridad europea considerará razonable. Son las dos ruedas sobre las que se asentará el discurso del gobierno.
También alardea Sánchez del comportamiento del mercado laboral. Aquí hay que matizar y mucho. Según los datos oficiales tenemos un porcentaje de dos dígitos de desempleados sobre la población activa (12/13%). Eso sin contar con el medio millón de fijos discontinuos inactivos, ni con los contratos indefinidos que cada vez son más definidos (temporales de seis meses a un año disfrazados). No se puede decir que estar en la cola de Europa en el paro es ir como un cohete. Es una rueda pinchada que obliga a un sobreesfuerzo a los que pedalean el triciclo.
Son los empresarios españoles, un 90% pymes y microempresas que a base de ganas tiran del PIB, porque el consumo interno, la exportación y el turismo les permite avanzar sudando la gota gorda. Ese es el combustible de este triciclo al que de vez en cuando se suman los fondos Next Generation de la UE.
Sudan la gota gorda porque ese triciclo lleva un remolque cada vez más pesado: los impuestos al capital y trabajo.
La manía del Gobierno de considerar los beneficios empresariales como una ganancia ilegítima (que no ilegal) se traduce en la asfixia fiscal a través del IVA, el impuesto de sociedades y toda clase de tasas, IBIs, ….
Son los empresarios españoles, un 90% pymes y microempresas que a base de ganas tiran del PIB
Por si fuera poco, la actual ministra de trabajo se empeña en encarecer el trabajo con subidas indiscriminadas del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) y aumentos en los costes de Seguridad Social, … Incluso pretende volver a los 45 días de despido por año que bajó a 33 la Reforma Laboral del 2012 y reducir la jornada de trabajo sin bajar salarios.
Mientras se presiona a la clase media con un IRPF y un IVA insoportables para financiar un gobierno que no se conforma con esquilmar a las empresas desde fuera. Ahora también quiere esquilmar a las grandes desde dentro entrando en sus Consejos de Administración (Telefónica, Indra, … Talgo, …) Lo llama defensa de sectores ¿estratégicos? (¿para ellos?).
Por si fuera poco el remolque se llena de “deuda pública”. El porcentaje de esa deuda pública sobre el PIB ha disminuido. Eso se debe a que el PIB (denominador del cociente) ha crecido más que la deuda (numerador). La realidad es que la deuda subió por encima del ¡billón seiscientos mil euros! Con tipos de interés del 4,5% esa deuda, tarde o temprano, lastrará la economía. Sobre todo si la UE se empeña en que se llegue a la regla del 60% de la deuda pública sobre el PIB.
Así que ¡menos lobos! Ni moto, ni cohete. La economía española es un triciclo con una rueda laboral pinchada, dopada por los Next Generation, y pedaleado por unos empresarios esforzados a los que no se les reconoce su mérito ¡Esperemos que no flaqueen!
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.