El librero Armando Castrillo en el acto del centenario de la Cuesta de Moyano, este viernes.

El librero Armando Castrillo en el acto del centenario de la Cuesta de Moyano, este viernes. M. L.

Madrid Capital

Armando, un librero jubilado de la Cuesta Moyano: "Gallardón, Carmena... todos querían el café literario aquí y moriré sin verlo"

Armando Castrillo, segunda generación de libreros, llegó hace 50 años a esta cuesta que ha logrado cumplir cien años, pero no sin complicaciones.

Más información: El Ayuntamiento y la Unesco en 'guerra' por el café de la Cuesta de Moyano: "No han entendido la necesidad de crearlo"

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Armando Castrillo, de 75 años, sólo lleva 15 días jubilado y ya echa de menos su caseta, la número 29, de la Cuesta de Moyano. "Aquí no es el primero ni el último que ha muerto con las botas puestas. El último fallecido de la Cuesta, Alfonso, se murió con 88 años, trabajando todos los días de su vida", cuenta el librero a Madrid Total este viernes, el día de la presentación del programa del centenario de esta Feria de libros permanente de Madrid.

"La calle más leída de Madrid", tal y como la definió el escritor Francisco Umbral, nace en 1925 en la calle de Claudio Moyano, el político del siglo XIX cuya estatua, junto a la de Pío Baroja, dan paso a esta feria en cuesta.

Armando, segunda generación de libreros, llegó hace 50 años a esta cuesta que ha logrado cumplir cien años, pero no sin complicaciones. Los libreros de la cuesta, que abren los 365 días del año (solo cerraron unos días durante la Guerra Civil y durante la pandemia de Covid-19), han salido ilesos de vender los libros prohibidos durante la dictadura de Franco.

"Hemos tenido muchos altibajos. Siempre van unidas las crisis económicas con las crisis culturales, pero nosotros hemos aguantado muy bien", explica Armando, que quiere mostrarse "optimista" con el futuro de la Cuesta de Moyano.

Ahora, se enfrentan a las nuevas tecnologías y la extinción del pequeño comercio. "No es el mejor momento. Es difícil encontrar relevo", apunta el librero, que ve cómo la Cuesta de Moyano se apaga poco a poco con salidas como la suya.

Imagen de los libros de la Cuesta de Moyano.

Imagen de los libros de la Cuesta de Moyano. EuropaPress

Una de las soluciones aportadas por el Ayuntamiento de Madrid para revitalizar la feria ha sido la de crear un café literario. Un proyecto ahora paralizado por la Unesco, que desaconseja su creación.

Para Armando, que lleva gran parte de su vida como portavoz de los libreros, la creación de esta cafetería no es nada nuevo: "A mí me parece una idea excelente. Con Martínez Vidal, que fue concejal en la época de Gallardón -cuando se hizo la remodelación de las casetas-, ya había un proyecto. Cuando yo lo vi me ilusioné y dije 'Mira, qué bien'".

Pero a medida que ha visto pasar el tiempo y los políticos, se ha ido desilusionando: "Arespacochaga, Carmena... todos querían el café literario aquí. Esto no lo veré yo finalizado, y creo que moriré sin verlo. Sobre todo porque yo creo que hay mucha dificultad en hacerlo", lamenta.

Previamente a la cuesta, los libreros estuvieron asentados en el mercado de la plaza de Atocha, donde compartían clientela con floristas y fruteros. En 1925, el Ayuntamiento de Madrid trasladó a esos libreros a la calle de Claudio Moyano.

100 años de historia

La historia de Moyano está íntimamente ligada a la historia española de la literatura: la Feria ha sido frecuentemente visitada por ilustres como José Ortega y Gasset, Ernest Hemingway, María Zambrano, Pío Baroja, Azorín, Patti Smith, Federico García Lorca, Carmen Iglesias, Francisco Umbral, Rosa Montero o Arturo Pérez-Reverte, entre otros miles.

Sin embargo, Moyano también ha sido -y aún es- el refugio perfecto de literatos anónimos, poetas tímidos y lectores de incógnito. Integrada en el Paisaje de la Luz de la Unesco, la Cuesta es un lugar único donde la literatura es la historia misma de la calle.