Un nuevo incidente regimental se ha vuelto a producir en el interior del Centro Penitenciario Alhaurín de la Torre. Esta vez, protagonizado por un joven preso de apenas dieciocho años que ingresó en el centro el pasado sábado y que contaba con un amplio historial durante su estancia en centros de menores.
Según fuentes penitenciarias, este tipo de reos suelen tener bastantes problemas de adaptación. No cuentan con ninguna estructura familiar ni de comportamiento. Tras general conflictos con una cuchilla nada más llegar, se le trasladó al módulo 7 durante la tarde del sábado, donde solo permanece unas horas aislado de sus compañeros por su actitud. El domingo al mediodía se le traslada al módulo nueve. Según fuentes de la Asociación Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), el reo pudo pasar toda la mañana tratando de revolucionar al resto de compañeros con actitudes tales como manosear el carro donde estaba la comida.
El lunes al mediodía vuelve a ser ingresado en el módulo 7 y allí permanece hasta la una de la tarde del martes, cuando marcha a enfermería sobre la una de la tarde para un control antes de ser trasladado a otro módulo. Al filo de las dos de la tarde, los funcionarios reciben el aviso de que el chico se había subido al tejado de la enfermería de la prisión con la clara intención de querer fugarse. El joven consiguió encaramarse al tejado gracias a la máquina de aire acondicionado. Para sacarlo de allí arriba y trasladarlo al módulo de aislamiento, los funcionarios hicieron gala de su paciencia mientras negociaban con él con el apoyo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. En aislamiento, este continuó con su conducta agresiva contra un funcionario.
Al reo, desde el centro, le han aplicado el artículo 75, según TAMPM. ¿Y qué supone ello? Pues que el interno permanecerá en la prisión con un modo de vida muy restrictivo a la espera de que desde Madrid decidan qué ocurrirá con él tras acumular tantas llamadas de atención en apenas unas horas y tratar de fugarse.
Según apunta Rafael Paniza, portavoz de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones ( APFP), desde la reciente llegada del interno a la prisión, este solo ha causado problemas con insultos, amenazas, intentos de agresión y desobediencia a las órdenes de los funcionarios. "Nada nuevo en nuestro trabajo intramuros que tratamos de denunciar continuamente", añade.
"La profesionalidad de los funcionarios hizo que el incidente no llegara a más", apunta Paniza, que denuncia asimismo que el 2022 está siendo "un año récord en agresiones desde que se aprobara el protocolo contra las mismas, y eso que ese protocolo es un maquillador de las mismas", explica Paniza.
Desde el sindicato de trabajadores Tu Abandono Me Puede Matar, aseguran que siguen "denunciando que la política penitenciaria actual matará un sistema que funcionaba, sin medios, sin personal y sin reconocimiento para los trabajadores".
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