Imagen de archivo de barios del Centro de Málaga.

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Málaga

Los hosteleros de Málaga ante el rechazo a trabajar en un bar: "Siempre la cantinela, parece que somos unos negreros"

  • "No podemos achacar el problema a que pagamos mal y echamos muchas horas; tenemos un convenio muchísimo más que digno", defiende Javier Frutos, presidente de la patronal Mahos. 
  • La hostelería prevé alcanzar los 115.000 contratos en agosto y confirma los mejores datos de facturación.
14 julio, 2024 07:00

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El sector de la hostelería en la provincia de Málaga, con casi 13.000 establecimientos (unos 5.000 de ellos en la capital de la Costa del Sol), se encuentra, posiblemente, en el mejor momento de su historia. Los datos objetivos así lo confirman. Previsión de alcanzar los 115.000 contratos el próximo mes de agosto, con unos niveles de facturación por encima incluso de los de 2019. Y, sin embargo, la dicha no es completa.

Por dos temas principales. El de la rentabilidad, que, según admite el presidente de Mahos, Javier Frutos, sigue sin alcanzar los mejores dígitos, debido, en buena medida, a los altos costes de ciertas materias primas; y el de la dificultad de encontrar mano de obra cualificada para atender uno de los grandes pilares económicos de la provincia.

El problema de la mano de obra, que en los últimos años se está haciendo extensible a otras industrias como la de la construcción o la de la agricultura, preocupa y mucho a los empresarios. "Nos cuesta mucho atraer a chavales jóvenes, hacerles ver que es un trabajo que tiene futuro y que permite un desarrollo personal y profesional", admite Frutos, quien insiste en que para encontrar una solución a este escollo tiene que producirse una reflexión conjunta.

"Lo que no podemos es estar achacando el problema a que pagamos mal y echamos muchas horas; siempre estamos con la misma cantinela, que parece que los hosteleros somos unos negreros", declara a EL ESPAÑOL de Málaga. Lejos de la imagen que puede tenerse del sector, el presidente de Mahos defiende el comportamiento de la mayoría de las empresas, así como de las condiciones fijadas en el convenio laboral del sector.

Desde su punto de vista, nada tiene que ver el comportamiento general de las firmas actual al que podía existir hace muchos años. "No digo que no haya casos concretos, pero hemos llegado a tener un convenio muchísimo más que digno, equiparándose a profesiones que requieren una cualificación; eso es lo que tenemos que ensalzar y el que lo haga mal…", añade.

Incluso, se atreve a aconsejar a aquellos trabajadores que se quejan porque son víctima de malas condiciones laborales, ya sea por salario o por horario "que busquen, porque encuentran; ahora mismo es época para buscar y para encontrar".

En la misma medida en que discrepa de que las condiciones del sector sean una de las razones para que muchos declinen trabajar en bares o restaurantes, rechaza ese otro argumento que considera que hay jóvenes que eluden ese paso porque están "subvencionados".

"Si este problema lo centramos en que los chavales están subvencionados o que el hostelero es un negrero que hace trabajar muchas horas y no las paga, nunca vamos a llegar a entendernos; el problema no es tan sencillo, porque no solo afecta a la hostelería, sino también al transporte, a la agricultura, a la construcción. Es un tema que necesita un debate más profundo", reclama. 

Frutos aboga porque el sector reflexione y trabaje en el intento de hacer atractivo este campo laboral, recordando que el salario actual puede rondar los 1.500 euros mensuales, incluyendo dos días de descanso a la semana.

La dificultad de encontrar mano de obra cualificada contrasta con el mejor momento en picos de contratación en la historia de la hostelería malagueña, que acumula ya 18 meses con crecimiento. ¿Y por qué? Para Frutos, el empresario "es un superviviente y necesita abrir sí o sí".

"En ocasiones lo que hace es coger a chavales y no tan chavales; a veces el personal no es cualificado y el servicio no es acorde a lo que el empresario necesita", señala, al tiempo que apunta que ya son muchos los establecimientos que optan por cerrar aquellos días en los que coincide el descanso del personal.