Tania Morell fue diagnosticada de cáncer de ovario con 41 años.

Tania Morell fue diagnosticada de cáncer de ovario con 41 años. Cedida

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Me diagnosticaron cáncer de ovario a los 41 años: escuchar a mi cuerpo e ir al médico a tiempo me salvó la vida

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Dicen que el cáncer es la lotería que más toca, pero te puede tocar de muchas maneras. Tania Morell (43 años, Tarragona) cogió, involuntariamente, una papeleta 'de las buenas', si es que se pudiera denominar así. "Tuve mucha suerte, me tocó el cáncer de ovario y en un estadio muy prematuro, así que lo pillaron a tiempo", comenta.

Este tipo de cáncer se caracteriza, entre otras cosas, por detectarse en estadios avanzados debido a que no presenta síntomas claros. De hecho, entre el 80 y el 85% de los casos, los diagnósticos llegan en las fases III y IV, cuando la enfermedad es más agresiva.

Ese no fue el caso de Tania. "En mí, el cáncer de ovario no fue silencioso. Sentía dolores muy fuertes, cansancio y problemas gastrointestinales. Fui corriendo al médico y rápidamente me operaron", explica. Por ello, ahora expone su caso y anima a otras mujeres a hacerse revisiones periódicas: "La diferencia entre un cáncer curable y uno incurable es ir al médico a tiempo".

El cáncer de ovario

Este cáncer ginecológico puede ser de diferentes tipos dependiendo del tejido en el que se desarrolle, aunque los más frecuentes se dan en los carcinomas epiteliales, o sea, los que se encuentran en la parte más exterior de los ovarios.

Según el Observatorio del Cáncer de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), en España se diagnosticaron el pasado año 2023 un total de 3.519 nuevos casos, presentándose esta enfermedad como una de las más frecuentes en mujeres postmenopáusicas: la media de edad en el diagnóstico está en los 63 años y gran parte son detectadas entre los 50 y los 75.

Según la Asociación Española contra el Cáncer, es el cuarto cáncer más frecuente entre las mujeres, con aproximadamente 205.000 nuevos casos al año en todo el mundo

Además, según los datos de la Universidad Jaume I, en España fallecen unas 1.900 mujeres al año. Pero, en la otra cara de la moneda, aproximadamente el 44% sobreviven más de 5 años, aunque la incidencia se siga considerando alta respecto a otros países.

Sin embargo, y a pesar de todos estos datos, el cáncer de ovario sigue siendo uno de los grandes desconocidos, pues no se saben sus causas ni los factores de riesgo relacionados con este. Respecto a los síntomas, tampoco presenta unas características propias, por lo que entre el 80 y el 85% de las pacientes se diagnostican ya en estadios avanzados, cuando la enfermedad se vuelve más agresiva.

Un diagnóstico temprano

El caso de Tania fue diferente. Ella pertenece a ese 15% de mujeres diagnosticadas a tiempo de su cáncer de ovario. Todo comenzó en 2021, cuando tenía 41 años. "La regla me cambió y empezó a ser muy, muy dolorosa, tuve problemas gastrointestinales, mucho cansancio... La gente dice que el cáncer de ovario es silencioso, pero no para mí", explica Tania.

Lo cierto es que ella pronto comenzó a notar una punzada en lo que pensaba que eran los riñones pero, como le diagnosticaron ovarios poliquísticos a los 20 años, fue corriendo al médico. "Tuve la suerte de pensar que era el ovario. Me presenté en el ginecólogo y me operaron rápidamente porque mi tumor se había comido el ovario", explica.

Entre los síntomas del cáncer de ovario se encuentran la distensión abdominal, molestias generales, problemas para comer o urgencia repentina de orinar

Durante la operación, le extirparon los dos ovarios y las trompas de Falopio, aunque le conservaron la matriz por si quisiera ser madre en un futuro. Así lo relata: "Como no tenía hijos, me congelaron los ovocitos. Yo estaba en shock, intentando entender que tenía cáncer... ¡No solo me daban la oportunidad de sobrevivir, sino de poder ser mamá el día de mañana!".

Tras la operación, llegó la quimioterapia, una etapa que recuerda muy complicada: "Cuando oyes la palabra cáncer, te asustas. Es uno de los peores diagnósticos que te pueden dar y tardas un par de años en decir esa palabra en voz alta". Sin embargo, Tania no estuvo sola, la acompañó toda su familia, sus amigos, y un grupo de mujeres que también padecían cáncer, y que fueron de gran ayuda.

No estás sola

Tania tuvo la suerte de compartir su experiencia con otras mujeres con vivencias similares que, unidas por la clínica ginecológica Dexeus Mujer, contaron sus sensaciones y preocupaciones para animarse mutuamente. "Llegué a la clínica por azar y la ayuda de sus psicooncólogas fue fundamental", explica.

Gracias a este grupo de mujeres, Tania conoció a gente de su misma edad y con situaciones parecidas, pero que ya habían superado el cáncer: "Conocí a una chica de Vitoria que había conseguido ser mamá después de pasar el cáncer de ovario porque había congelado ovocitos. Era gente con mi mismo cuadro médico y con un futuro, así que me ayudó mucho".

Tania Morell también se benefició de otros muchos programas de ayuda y acompañamiento a pacientes de cáncer ginecológico, como sesiones de fisioterapia de suelo pélvico o de láser. "Si no me lo hubieran ofrecido, no habría recuperado mi bienestar porque ni siquiera sabía que estos tratamientos existían", dice. Además, asistió a talleres para ejercitar el cerebro, ya que la pérdida de memoria es uno de los grandes daños de la quimioterapia.

"A mí me gustaba saberlo todo, iba a las consultas con una libreta porque quería entender lo que me estaba pasando. Todo este apoyo me pareció increíble y ojalá todo el mundo tenga una ayuda parecida", explica Tania. Además, añade que gracias a estos talleres podía "hablar sobre sexualidad tras el cáncer o contribuir a desestigmatizar la enfermedad para poder hacerle frente".

"¡Hazte revisiones!"

Morell también incide en la necesidad de hacerse revisiones periódicas, porque "el cáncer puede aparecer de un momento a otro". "Yo he tenido mucha suerte porque me lo han encontrado en una fase muy temprana, pero me gustaría decirle a todo el mundo que vayan a las revisiones", recomienda.

Además, en el caso del cáncer de ovario, ir al médico regularmente es vital para algunos pacientes, pues alrededor del 20% de los casos son hereditarios, según la Asociación Española contra el Cáncer. "El cuerpo es muy sabio. Si te falta el apetito o se te hincha la barriga, puede ser un cáncer de ovarios o simplemente gases, pero te lo tiene que mirar un especialista", explica Tania.

"La diferencia hoy en día entre un cáncer curable y uno incurable es ir al médico a tiempo"

Por último, destaca la importancia de seguir investigando porque, aunque su tratamiento haya sido efectivo, no todos lo son. "Tengo una amiga que tiene cáncer de mama metastásico y lo está pasando muy mal. Se le han acabado los tratamientos y está esperando a ver si hay nuevos avances médicos", afirma con rotundidad.