
Carlos Andrés Zapata, doctor.
Carlos Andrés Zapata, nutriólogo: "Hay dos frutas que ayudan a las mujeres a reducir el colesterol hasta un 20%"
Durante la menopausia, la gran mayoría de las mujeres sufre una serie de cambios en su cuerpo y, como consecuencia, ciertas enfermedades.
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El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) define la menopausia como la época en la vida de la mujer en la que los ovarios dejan de producir hormonas y se detienen los periodos menstruales. Es decir, uno de los puntos de inflexión más importante de la vida de millones de mujeres, que pone punto final a los años reproductivos.
La causa principal del paso de la etapa fértil a la menopausia radica en el envejecimiento ovárico, es decir, la pérdida de óvulos con la edad y la disminución de su calidad. Esta etapa se clasifica como tal cuando la mujer no ha tenido menstruación durante 12 meses seguidos no derivado de una condición médica previa.
Además de la interrupción definitiva de la menstruación, la menopausia supone una serie de cambios físicos que, en ocasiones, pueden acarrear problemas asociados como la ganancia de peso —u obesidad— o hipercolesterolemia. En este sentido, para prevenir este tipo de enfermedades, el experto Carlos Andrés Zapata recomienda dos frutas en especial: la manzana y la pera.
Los beneficios de la manzana y la pera
La manzana y la pera son dos de las frutas más populares en España. Su consumo está muy por encima de otros muchos alimentos con perfiles nutricionales excelentes y en ocasiones se ha tendido a subestimar su impacto debido a su ingesta aparentemente 'básica'. La realidad es otra completamente diferente.
El doctor Carlos Andrés Zapata destaca la importancia de incluir la manzana y la pera en la alimentación diaria de las mujeres, particularmente debido a dos razones fundamentales que contribuyen significativamente a la salud a largo plazo: controlan el peso y el colesterol.
A medida que pasan los años, es común que el cuerpo de la mujer tienda a ganar peso de manera gradual. Este fenómeno responde a múltiples factores, incluyendo alteraciones hormonales, disminución de la masa muscular y una posible reducción de la actividad física. En este contexto, las frutas como la manzana y la pera desempeñan un papel crucial.
La manzana, en particular, contiene fibra soluble, especialmente pectina, que genera una sensación de saciedad prolongada. Esto ayuda a controlar el apetito y, en consecuencia, la ingesta calórica diaria. Al sentirnos satisfechos por más tiempo, la tendencia a consumir alimentos altos en calorías o a picar entre comidas se reduce notablemente.
Además, ambas frutas poseen un índice glucémico bajo, lo que significa que no generan picos de insulina en el organismo. Esto es particularmente beneficioso para mantener estables los niveles de glucosa, lo cual también contribuye a la gestión del peso y a la prevención de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.
La estabilidad de la insulina no solo ayuda en el control del peso, sino que también previene la acumulación de grasa abdominal, una preocupación común durante la menopausia debido a los cambios hormonales.
La segunda razón por la cual el doctor Zapata recomienda estas frutas se relaciona con su capacidad para reducir el colesterol LDL, —comúnmente conocido como colesterol malo—. Durante la menopausia, los niveles de estrógeno disminuyen drásticamente, y esto está asociado con un aumento del colesterol LDL, incrementando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Según investigaciones mencionadas por el doctor, el consumo regular de manzana y pera puede disminuir el colesterol LDL en un rango de 15 a 20%, un efecto considerable para la prevención de problemas cardíacos.
El secreto detrás de este beneficio radica, nuevamente, en su contenido de fibra soluble. Esta fibra se une a las moléculas de colesterol en el intestino, evitando que sean absorbidas por el cuerpo y facilitando su eliminación. Además, al promover un mejor tránsito intestinal, también contribuye a la salud digestiva en general.
El impacto positivo no se detiene ahí. Ambas frutas son ricas en antioxidantes, como los flavonoides y los polifenoles, que no solo combaten el estrés oxidativo, sino que también ayudan a mejorar la salud de las arterias al reducir la inflamación y prevenir la acumulación de placa en las paredes arteriales.
Estos beneficios se potencian cuando se consumen las frutas en su forma natural y con cáscara, ya que es en esta capa donde se encuentra una alta concentración de fibra y antioxidantes. Por ello, es recomendable lavar bien las frutas y comerlas enteras en lugar de optar por jugos, que suelen eliminar la fibra y aumentar la concentración de azúcares naturales.