Las muertes probables por ébola en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) aumentaron a 201, de las que 166 han dado positivo en laboratorio, según los últimos datos divulgados por el Ministerio de Sanidad congoleño. Mientras, el número total de contagios alcanza los 326 -de los que 291 han sido confirmados-, a fecha de 9 de noviembre.
Esa cifra de contagios convierte a esta epidemia en la más grave de toda la historia de la RDC, ya que ninguna otra -de los diez brotes vividos en el país africano desde 1976- había superado antes los 318 casos. Más de tres meses después de que se declarara esta epidemia -el pasado 1 de agosto- en las regiones orientales de Kivu del Norte e Ituri, todavía está lejos de remitir debido a que su epicentro se encuentra en una zona en conflicto, en la que operan alrededor de un centenar de grupos armados.
"Ninguna otra epidemia en el mundo ha sido tan compleja como la que estamos experimentando actualmente", confirmó ayer en un comunicado el ministro de Sanidad congoleño, Oly Ilunga. La violencia y la inestabilidad imperante en las áreas afectadas dificulta el trabajo del personal sanitario e imposibilita la contención del virus, con cientos de miles de desplazados que podrían haber estado en contacto con la enfermedad.
Otra dificultad añadida es el fuerte rechazo a recibir tratamiento manifestado por algunas comunidades, entre otros factores, a causa del miedo que provoca una enfermedad que puede llegar a ser mortal, el desconocimiento y las creencias culturales.
En un intento por combatir este rechazo, entidades sobre el terreno como Médicos Sin Fronteras (MSF) o el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) cuentan con supervivientes en sus equipos de comunicación, quienes hablan a los enfermos como a un igual y les demuestran que se puede vencer al ébola si se es tratado a tiempo.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó esta semana tras una visita sobre el terreno que "el fin de la enfermedad aún está lejos", y calificó de "realmente encomiables" los esfuerzos realizados por voluntarios y personal médico.
Desde el pasado 8 de agosto, fecha en la que las autoridades dieron comienzo a la campaña de vacunación, unas 28.303 personas han sido inoculadas, en su mayoría, en las ciudades de Beni -epicentro de una segunda oleada-, Mabalako, Mandima, Katwa y Butem
bo.
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