
Elon Musk posa con la motosierra que le regalón Javier Milei en la CPAC la semana pasada. Reuters
"Contesta o estás despedido": Musk y Trump amenazan a miles de trabajadores federales con un "ingenioso" email
Casi 300.000 los trabajadores públicos que han abandonado sus puestos en la administración, pero no está claro su beneficio sobre la economía.
Más información: Plantón a Musk: 21 miembros del DOGE dimiten para no colaborar para "desmantelar servicios públicos esenciales"
Caos y confusión entre el cuerpo de trabajadores federales estadounidenses ante el email que Elon Musk les mandó el pasado viernes. En él, se exigía a cada uno de los empleados que explicaran su semana de trabajo antes del lunes a las 23:59 horas o, de lo contrario, serían despedidos inmediatamente. El email se mandó a través de la Oficina de Dirección de Personal (OMP, por sus siglas en inglés), que coordina todas las agencias federales, incluyendo la gestión de hospitales públicos, oficinas de recaudación de impuestos, servicios de transportes, el Ejército, el FBI o la mismísima NASA.
La gran mayoría de trabajadores quedaron perplejos ante la iniciativa de Musk… así como buena parte de sus jefes, nominados para esos puestos por el propio Donald Trump. Nadie sabía muy bien qué hacer al respecto: la propia OMP explicó a sus empleados que la respuesta era voluntaria y en ningún caso forzosa, que no temieran por sus trabajos. Algunas agencias optaron por interpretar así el correo, pero otras lo entendieron al pie de la letra y obligaron a sus trabajadores a contestar, perdiendo así valioso tiempo de su horario laboral cuando se supone que Musk está luchando por lo contrario.
Otros organismos, como el Departamento de Comercio, invitaron a sus contratados a rellenar el email, pero enviarlo a su supervisor. Todo ello ha provocado un fin de semana de preguntas, respuestas, decisiones, reuniones… que nada tienen que ver con el trabajo que cada uno desempeña. Por si fuera poco, en la mañana del lunes, el presidente Donald Trump declaró desde el Despacho Oval de la Casa Blanca que todo aquel que no contestara podía darse por despedido o “semidespedido”, sin especificar qué quiere decir eso.
Aparte, el presidente alabó a Elon Musk por su iniciativa y calificó el correo de “ingenioso”. Durante tres días, el sector público estadounidense ha estado oscilando entre el miedo de los trabajadores a perder sus empleos y la angustia de sus superiores tratando de averiguar exactamente qué se pide de ellos. En medio, como siempre, el contribuyente, que ha visto cómo el servicio, lógicamente, se resentía.
300.000 empleados en la calle
La medida de Musk forma parte de las muchas que está tomando el DOGE (siglas en inglés del Departamento de Eficiencia Gubernamental), organismo creado específicamente por esta administración para reducir los gastos federales y optimizar los recursos.
El problema es que no parece haber un estudio detrás de estas medidas ni se sabe exactamente cuál es el criterio para recortar una cosa y no la otra. Incluso más de una veintena de miembros de DOGE han mostrado su desacuerdo con la decisión, presentando este martes de manera conjunta su dimisión. A través de una carta, han expresado que se niegan a colaborar en el "desmantelamiento de servicios públicos esenciales".
En medio de la confusión, el departamento de Musk está intentando acceder a determinados datos considerados sensibles y a los que no está claro que tenga derecho: préstamos a estudiantes, becas, cuentas bancarias de empleados públicos…
Más allá de la broma de la motosierra que le regaló Javier Milei para acabar con el estado, los recortes de Musk están provocando una tremenda inseguridad a cientos de miles de trabajadores estadounidenses. Según cifras del periódico The Washington Post, 77.000 de los 2.400.000 funcionarios públicos se habrían acogido a la oferta de Trump y Musk para un despido diferido, de manera que seguirían cobrando hasta septiembre, pero sin necesidad de aparecer por su puesto de trabajo.
A continuación, Trump firmó una orden ejecutiva por la que cesaban, de manera automática, 200.000 trabajadores públicos “en prácticas”, es decir, con menos de dos años de experiencia en sus empleos. Prescindir de casi 300.000 personas en funciones como la vigilancia del armamento nuclear o la atención a veteranos de guerra parece una auténtica temeridad, pero Musk y Trump aseguran que, de momento, han ahorrado al contribuyente miles de millones de dólares. En palabras del hombre más rico del mundo: “Se estaban enriqueciendo con nuestros impuestos”.
Fumigar a los “parásitos”
Sin embargo, no hay evidencia alguna de estas cifras, como suele suceder con el movimiento MAGA. El Deutsche Bank estima que recortar el 10% del total de trabajadores -aproximadamente lo que ha hecho el DOGE hasta ahora- solo reducirá el gasto público en un 1%. Bill Clinton ya acometió una reducción salvaje del gobierno en 1996, con el despido de 351.000 empleados, por entonces el 20% del total, pero lo hizo tras seis meses de estudios y de evaluaciones. Al hiperactivo Musk le ha bastado poco más de un mes.
La precipitación con la que se ha llevado a cabo todo el proceso ha provocado que muchos de estos despidos estén ahora mismo en los tribunales y no es descartable que varios de esos trabajadores sean readmitidos. Da la sensación de que Musk los considera parásitos y simplemente los está fumigando, entre difamaciones y burlas.
El propio email ya es de por sí un juego cruel. Incluso en el caso de que todo el mundo respondiera, ¿quién iba a leer esas respuestas? Sabemos que Elon apenas duerme y que es capaz de concentrarse en varias tareas a la vez, pero dos millones de correos parecen demasiados incluso para él.
Hay quien asegura que, además, es una tarea innecesaria. Esos empleados ya tienen supervisores que monitorizan sus tareas y que pueden responder por ellos. Este tipo de espectáculos públicos solo sirven para atemorizar y causar confusión. Trump en estado puro, vaya. Lo curioso es que todos estos movimientos erráticos apenas han afectado a su valoración: el 48% de los americanos desaprueban su primer mes de gestión… pero el 46,5% la defiende. El país, como se ve, sigue dividido en dos mitades… cada vez más distanciadas entre sí.