El puñetazo que reveló la crisis de identidad del UKIP tras el 'brexit'
Pese a su triunfo en el referéndum, el partido de Nigel Farage se desangra por las luchas internas.
7 octubre, 2016 01:28Noticias relacionadas
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El encuentro se había convocado para tratar de rebajar la tensión y discutir los problemas de liderazgo del partido, pero degeneró en un enfrentamiento violento. El favorito para suceder a Nigel Farage al frente del euroescéptico UKIP, Steven Woolfe - que cumplía este jueves 49 años- ha acabado en el hospital tras recibir un puñetazo de un compañero durante una reunión interna que la formación celebraba en la sede de la Eurocámara en Estrasburgo. La agresión saca a la luz pública la profunda crisis que atraviesa el UKIP (siglas que corresponden al Partido de la Independencia de Reino Unido) pese a haber logrado su principal objetivo político: el brexit.
En un primer momento se llegó incluso a temer por la vida de Woolfe, que se desplomó cuando acudía a votar al pleno de la Eurocámara, media hora después de la pelea. El propio Farage dijo que su estado era "grave". Pero enseguida ha recuperado la consciencia y las pruebas que se le han realizado en el hospital han descartado la presencia de coágulos cerebrales. "Me siento más vivo, feliz y sonriente que nunca", ha asegurado el propio eurodiputado en un comunicado. "La única consecuencia en este momento es un poco de insensibilidad en la parte izquierda de mi cara", ha explicado.
El agresor ha sido identificado por la prensa británica como Mike Hookem, un eurodiputado del UKIP de 63 años, que desde que se produjo el ataque no ha contestado a las llamadas de la prensa o del partido. El altercado comenzó cuando, durante la reunión a puerta cerrada del UKIP, Hookem acusó a Woolfe de traidor por haber admitido que sopesó dejar el partido y pasarse a los tories de la primera ministra Theresa May. En ese momento, Woolfe se quitó la chaqueta y retó a Hookem a resolver la disputa fuera de la sala. En el combate posterior, Woolfe recibió un puñetazo y se golpeó contra una ventana al caer.
Un partido sin rumbo
Farage ha anunciado una investigación sobre el incidente, pero la mayoría de compañeros de partido le apuntan a él como principal responsable del caos que vive el UKIP. El todavía eurodiputado dimitió como líder del partido días después de la victoria del brexit en el referéndum del 23 de junio. "Durante el referéndum dije que quería recuperar mi país. Ahora quiero recuperar mi vida", alegó. Pero el polémico parlamentario, que ya había dimitido y regresado en anteriores ocasiones, no ha renunciado a su protagonismo público ni a seguir tutelando al partido desde Bruselas.
Su sucesora al frente del UKIP, Diane James, elegida por amplia mayoría a mediados de septiembre, dimitió este miércoles tras sólo 18 días en el cargo y acusó a sus colegas de partido de negarle su apoyo. "Ha quedado claro que no tengo suficiente autoridad, ni el pleno apoyo de mis colegas eurodiputados y de los funcionarios del partido para poner en práctica los cambios que creo que son necesarios y en los que basé mi campaña", se justificó James. Sin embargo, Farage dijo que los motivos de su renuncia eran sobre todo personales y desde el partido se filtró que le habían escupido en la estación de Waterloo de Londres.
El agredido Steven Woolfe ya intentó presentarse para liderar el partido en las elecciones de septiembre, pero la dirección del UKIP le vetó porque formalizó su candidatura 17 minutos fuera de plazo. Woolfe, originario de Manchester, tiene formación de abogado y es el portavoz económico de la formación desde 2010. En 2014 logró su escaño de eurodiputado.
Tras ser excluido de la carrera del UKIP, Woolfe coqueteó con la idea de desertar del partido y pasarse a los tories de Theresa May, como ha admitido él mismo al reactivar su candidatura. "Me ha entusiasmado el inicio de Theresa May como primera ministra", reconoció esta semana. "La creciente evidencia de que se compromete a un brexit limpio me ha impulsado, como a muchos de mis amigos y colegas, a preguntarme si nuestro futuro está en su nuevo partido conservador", ha dicho.
Aunque su decisión final es quedarse en el UKIP, muchos compañeros de partido consideran a Woolfe como un traidor, como demuestra la agresión de este jueves. Pese a todo, cuenta con el apoyo del principal donante, Arron Banks, que considera que tras la dimisión de Farage el UKIP "está dirigido por un circo de payasos".
Otros dirigentes del partido acusan abiertamente a Farage de la crisis. "Ha habido desde hace tiempo una creciente incomodidad en el partido que empieza en su cabeza, con Nigel Farge", ha dicho a Sky News el líder del UKIP en la asamblea galesa, Neil Hamilton. También el ex número dos del partido, Paul Nuttal, avisó en septiembre de que el UKIP sufre un "cáncer" y pidió a Farage que se apartara de la dirección. "Hay divisiones en la cúpula en este momento, pero se debe a que no tenemos un líder fuerte en estos momentos y vamos a lograrlo", ha dicho otra ex responsable del partido, Lisa Duffy.
May se apropia del UKIP
Pero quizá el principal problema para el UKIP es que Theresa May se está apropiando de su espacio político. May ha anunciado durante la conferencia del partido conservador celebrada esta semana que activará la cláusula de divorcio de la UE, es decir, el artículo 50 del Tratado, en marzo de 2017. Esta notificación desencadena una cuenta atrás irreversible de dos años para culminar el brexit.
Además, May ha dejado claro que apuesta por un brexit "duro", tal y como defiende el UKIP. Es decir, Reino Unido limitará la entrada de inmigrantes llegados de otros países miembros de la UE y rechaza la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE. Eso significa que los británicos perderán el acceso al mercado común europeo, salvo que firmen un acuerdo de libre comercio como el de Canadá.
La toma de posición de la primera ministra británica ha alarmado al resto de capitales europeas y ha hecho que se desplome el valor de la libra. Pero amenaza la supervivencia del UKIP, ya que asume sus reivindicaciones, como reconoce el propio Woolfe.
De momento, el altercado entre los eurodiputados euroescépticos británicos no tendrá consecuencias penales. La policía francesa ha dicho que no tiene intención de investigar el incidente salvo si alguien presenta una denuncia.