
El candidato conservador alemán a la cancillería y líder del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU), Friedrich Merz, reacciona después de que se anunciaran los resultados de la encuesta de salida para las elecciones generales de 2025, en Berlín, Alemania, el 23 de febrero de 2025. REUTERS/Kai Pfaffenbach.
El conservador Friedrich Merz será el nuevo canciller tras ganar unas elecciones marcadas por el auge de la ultraderecha
Los sondeos a pie de urna sitúan a la extrema derecha de AfD en segunda posición con casi el 20% de voto. El doble que en las pasadas elecciones y el mejor de su historia.
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Como era de esperar, Friedrich Merz, candidato de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) y de su partido hermano, el bávaro CSU, ha ganado las elecciones parlamentarias que Alemania ha celebrado de manera anticipada este domingo 23 de febrero, según los primeros sondeos a pie de urna. Lo ha hecho, eso sí, con entre un 28,5% y el 29% de los votos, una cifra insuficiente para gobernar en solitario. Esto significa que vendrán duras semanas de negociación para encontrar los socios necesarios para formar una coalición lo más estable posible de cara a los próximos cuatro años. "Esperamos tener un Gobierno cuanto antes", ha dicho el que será el próximo canciller tras conocerse los resultados provisionales.
Entre sus opciones está pactar con los socialdemócratas del SPD, que han obtenido los peores resultados de su historia. Bajo el liderazgo del canciller saliente Olaf Scholz, el partido ha caído al 16% de los votos frente al 25,7% recabado hace tres años, cuando formó la coalición semáforo que se derrumbó hace unos meses. Los datos no son todavía definitivos, pero todo apunta a que los conservadores también podrían necesitar a un tercer partido si quieren conseguir la mayoría absoluta: o bien a Los Verdes, que han conseguido el 12% y el 13% de las papeletas, o a los liberales de la FDP, que están en el borde del umbral electoral, con entre un 4,7% y un 5% (el necesario para entrar en el Bundestag), según los sondeos publicados por las televisiones públicas ZDF y ARD.
Todo esto, en realidad, ya entraba dentro de lo esperado. Por eso, quizá lo más relevante de estas elecciones es que puede que sean las últimas "normales". Y es que esta podría ser la última edición del cordón sanitario que los partidos tradicionales llevan décadas aplicando a la extrema derecha en el país germano. Hoy, los ultranacionalistas de Alternativa para Alemania (AfD), liderados por una candidata atípica, Alice Weidel, se han erigido como segunda fuerza política con más de un 19% de los votos. Esto es el doble de lo que lograron en 2021.

EE.
"No ahora, pero el cordón sanitario acabará cortándose", señalaba recientemente el periodista económico Wolfgang Münchau en una entrevista en este periódico. En declaraciones a la televisión alemana, Weidel ha subrayado que el resultado de la AfD ha sido histórico y se ha ofrecido a formar parte del Gobierno. "Nuestra mano está tendida, queremos hacer política para nuestro país y estamos abiertos a una coalición con la CDU", ha indicado.
Aunque AfD no entrará en el Gobierno —al menos así lo ha asegurado Merz—, su alta representación en el Bundestag provocará más de un dolor de cabeza a la nueva coalición. Al mismo tiempo, su auge es un claro reflejo de cómo ha llegado el país más poblado y rico de Europa a unos comicios adelantados por el fracaso de la primera coalición tripartita de la historia, liderada por un malogrado Olaf Scholz y conformada por Los Verdes y el Partido Liberal.
Un contexto de inestabilidad
Alemania, considerada la locomotora de la Unión Europea, llega a estas elecciones en un contexto de gran inestabilidad interna y externa. Su economía está estancada. La industria, en desaceleración. Las infraestructuras, en condiciones paupérrimas. y la migración se ha convertido en una de las principales banderas de una ultraderecha que suma cada vez más apoyos.
A nivel europeo, la estabilidad también se ha convertido en una prioridad. La política arancelaria del presidente Donald Trump está sacudiendo las relaciones económicas y diplomáticas entre ambos lados del océano. En estos comicios, de hecho, el magnate Elon Musk, que ha recibido voz y voto, en la Administración del republicano, ha hecho campaña por AfD. Una injerencia que los alemanes han visto con horror y con preocupación en un momento en el que las fuerzas radicales crecen en todo el mundo.
Participación histórica
La sensación de urgencia parece haberse apoderado de los alemanes, que han acudido en masa a las urnas. La participación en estas elecciones ha ascendido a entre el 83% y 84%, según los pronósticos de las cadenas de televisión públicas ARD y ZDF.
Esto supone la cifra más alta desde la reunificación del país en 1990. De hecho, en los comicios legislativos de 2021, la participación fue del 76,4%, por lo que en esta ocasión se ve superada en 6,6 ó 7,6 puntos.